Deshecha.
Me desquebrajo,
las grietas de mi coraza poco a poco
van aumentando,
pero tú sigues dando martillazos
a diestro y siniestro.
Siento que el aire poco a poco va escaseando.
Ahora mis pulmones respiran polvo. Todo en mi está prácticamente muerto.
Hay una raíz de color negro donde debería haber un corazón, está marchita, calcinada.
Tú arrancaste las flores e incendiaste los recuerdos.
Soy una máquina programada para vivir, pero todo dentro de mí está putrefacto.
Me prendiste fuego y lo apagaste antes de que me consumiera por completo.
La peor maldad jamás realizada. Dejar un alma deshecha para que nadie pueda obtener lo que tú no supiste manejar.
El alma de un ser noble que te amó con pasión, y te odió con esmero.
Pudiste dejar que me consumiera para así volver a nacer de las cenizas, pero en su lugar me dejaste moribunda, al borde del precipicio.
Un tronco que no se consumió pero es incapaz de permanecer vivo.
Sin fuerzas para renacer, pero tampoco para acabar con el dolor que poco a poco me consumía.
Una daga que desangra pero no aniquila.
Deshecha, así me sentía.
