Entre torbellinos y verdades esquivadas.
Me gustaría mentirme, decir que no lo vi venir, que no noté las miles de señales que me diste.
¿Cómo pude fingir que todo iba bien?
Me aferré a una mentira que anhelaba convertir en realidad, pretendí que no existía todo aquello que me causaba temor.
Siempre se me dio bien el arte de esquivar balas.
Pero mi escudo está destrozado y tu munición renovada, ya no puedo pretender que las señales no existen, que todo sigue igual que el primer día.
Porque las mariposas ya no revolotean en mi interior, porque las balas las derribaron una a una en combate.
Y cómo pelearon, con tanta fuerza, con tanto amor.
Desearía no llorar al describir el torbellino que se encuentra en mi mente, desearía poder decirte que no me importan las diferencias evidentes, que estamos bien siempre y cuándo estemos juntos.
Pero estaría mintiendo nuevamente, y estoy cansada de vivir a base de mentiras.
Desayuno, almuerzo y ceno verdades fingidas, las tomó como si fuesen vitaminas. ¿Acaso eso no es indicio de cuán mal estoy?
Supongo que es comprensible, que las relaciones de años nunca terminan fácil. Que la ausencia de amor duele siempre y las heridas no curan fácil.
Pero me duele tanto, Michael.
¿Cómo hago para parar el dolor?
No me malentiendas, no intento lastimarte, la lástima tampoco es mi objetivo.
Creo que no tengo uno. Solamente necesito desahogarme, vaciar el agua de mis pulmones porque me estoy hundiendo, Mickey. Tan profundo.
Siento mis pulmones rogar por aire, pero no sé cómo resurgir de nuevo.
Los sentimientos me tienen en un limbo, a punto de subir por la cuerda floja.
Me siento como un trapecista en su primer acto, a un traspié de caer al vacío.
Y yo soy de movimientos tan finos como un elefante en monopatín.
Lo siento, a veces también olvido que mis chistes no son buenos.
En fin, Michael, sólo quería bajar la marea que amenaza con cubrir las costas de mi locura. Lamento la carta extensa que no aporta nada a nuestra situación, y espero no me malentiendas tampoco.
Sé que terminar fue lo mejor, y agradezco tu valor para hacer lo correcto. Yo no pude hacerlo, aunque llevo asumiéndolo desde hace dos milenios.
Te agradezco todo lo bueno que me diste, lo malo, y lo ausente.
Agradezco cada parte de ti que me tocó cuidar y descubrir, y agradezco cada parte de mí a la que diste asilo.
Espero que la vida vuelva a reencontrarnos con las manos limpias y la conciencia aún más.
Y que los torbellinos ya no existan cuando una nueva conversación de lugar.
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Encrucijada Mental
Romanzi rosa / ChickLitLa cordura escasea cuando los sentimientos abundan.