Capítulo de lo que en algún momento de mi vida tenía pensado convertir en una novela.
<<—Mi mami me dijo que no existe dolor más grande que el perder al ser que uno ama, y ahora mismo lo estoy sintiendo, aquí, en medio de mi pecho como un piquete de aguja.
—¿Y qué es lo que estás sintiendo?
—Estoy sintiendo como se rompe mi corazón. >>

Tomo mi viejo cuaderno y como es costumbre en mi comienzo a redactar otra carta de las muchas que le escribo a Rexon y sé de antemano que él nunca llegará a leer, porque no pienso mostrarle ninguna. Busco en mi habitación un tema sobre el cual hablar en esta nueva hoja y lo encuentro al posar mi mirada en la barbie que se encuentra recostada sobre mi cómoda. Sin más preámbulos dejo que los sentimientos se apoderen de mí y que mis manos los expresen en delicados jeroglíficos.
Hola, Rex.
Como cada día estoy usando mi cuaderno favorito, -ese al que nunca quise rayar porque me parecía demasiado bonito como para ser usado- para escribirte una nueva carta. En la anterior te hablé sobre nuestra obsesión por The Walking Dead, y lo tonto que podía llegar a ser Carl a veces. Hoy voy a hablarte sobre algo mucho más importante que eso, te voy a contar una historia, una historia que tu ya conoces.
A los siete años perdí a mi amiga Carol, mi pequeña barbie rubia.
Fue el peor sentimiento del mundo, Rex, porque ella realmente era mi mejor amiga.
Tardé meses en superarlo, llorando cada noche en los brazos de mamá y tocando mi pequeño corazón. Recuerdo que le decía "Me duele aquí mami, en el medio" y tocaba mi pecho. Ella sonreía triste y me decía "Mi Calypso, eso que estás experimentando se llama dolor, y no existe dolor más grande que el perder al ser que uno ama". En ese momento no lo entendí mucho, pero sus palabras me hicieron sentir mejor.
A los pocos días te lo conté, y me regalaste algo que valía mucho más que mi pequeña Carol, me regalaste un enorme abrazo y me ofreciste tu más preciada posesión.
A Rex, tu dinosaurio.
Desde pequeño tuviste un gran corazón Rexon, pero lamentablemente no pude aceptarlo porque no quería que sintieras el mismo dolor. Al poco tiempo mamá me compró otra barbie y le puse Alex, ella era mi nueva mejor amiga.
El dolor cesó, pero ahora no lo hace Rexon, no para.
Porque perdí algo mucho más valioso que mi pequeña barbie rubia, perdí a mi mejor amigo, te perdí Rex.
Y contigo me perdí a mi misma.
Ahora puedo decir con toda certeza, que me duele en medio del pecho, justo aquí, en mi corazón.
Y un dinosaurio u otra barbie rubia no van a remedir el dolor.
Sólo lo harán tus abrazos, dándome ese abrazo que ya nunca volverás a darme.
Te extraño.
