Narradora
Se dirigió al fondo, en el único lugar libre junto a un chico con rasgos un poco femeninos.
Marc Anciel se echo a un lado rápidamente, no podía disimular los nervios inexplicables que sentía. El rubio era muy intimidante, a diferencia de su primo Adrien, parecía antisocial y malhumorado a su lado. Decidió no decir una palabra y apartar la mirada.
Félix no prestó atención a su al rededor, básicamente sentía que estaba de sobra allí... Y con tan sólo escuchar el titulo, supo que estaba más adelantado a la clase. Se la pasó mirando al techo, pensando en el dolor que desprendía del anillo, que poco a poco se le estaba haciendo costumbre.
La campana de receso sonó, y todos se levantaron de sus asientos para marcharse, pronto solo quedaban unas pocas personas en el aula. Entre ellas, la tortura del rubio, Cloe... Aquella rubia escandalosa que le taladraba la cabeza con tan sólo saludar.
Cloe: ¡¡Felix!! - corrió hacia el asiento del muchacho y lo abrazó. La apartó con delicadeza, pero a la vez firmemente.
Desde lejos, el pequeño grupo de amigos observaba al primo de Adrien
Alya: Tienes razón Adrien, es malo... Tanto que no insultó a Cloe, incluso si dijo que no se le acercarán - Se burló de su amigo
Nino: es cierto que fue amable - Le dio la razón a su novia.
Adrien: Obviamente lo hizo para llamar la atención, no quiere más que eso ¿Por qué creen que se viste así?
Marinette se limitó a seguir mirando como Felix rechazaba caballerosamente, pero de mal humor, a la insoportable rubia.
Marinette: (¿Cómo es que tiene tanta paciencia con Cloe? ¡Ella es tan detestable!) - pensaba, sin darse cuenta que sus amigos le hablaban
Alya: ¡Tierra llamando a Marinette! ¿Hola? ¿Hay alguien ahí? - intentó llamar su atención pasando una mano por delante de los ojos de su amiga, y lo logró
Marinette: ¿Eh...? ¡¿Qué?! ¡¿Qué?! ¡¿Qué pasó?!
Alya: Ay amiga... ¿Qué haremos contigo?
Vieron como Felix salía del aula con una cara de fastidio que asustaba un poco. Esté se dirigió al baño y se encerró en uno de los cubículos. Se sentó sin siquiera quitarse la ropa y colocó sus codos sobre sus piernas, luego apoyo su frente sobre sus manos intentando calmarse... No estaba siendo fácil.
Kuro: Cálmate Felix, no llegarás a nada poniéndote así... - Estaba más preocupado de lo que demostraba.
Felix: No puedo controlarlo Kuro... - Las taquicardias no le permitan hablar bien
Kuro: ¿Será el anillo?
Felix: Lo que sea, debo controlarlo....
Al cabo de unos minutos logró controlar mejor su ritmo cardíaco, respiró mejor y dejó de sudar tanto.
Salió del cubículo para limpiarse el rostro y luego se fue del baño.
Recorrió la escuela en busca de un lugar tranquilo al que nadie fuera, y allí estaba, un lugar glorioso para cualquier persona antisocial, la biblioteca. Obligados a guardar silencio y a no molestar a los demás, era el lugar perfecto para él.
Retiró algunos libros, 4 más específicamente.
Sonó el timbre que indicaba la siguiente clase, y volvió a su aula.
Al entrar al lugar, otra vez comenzó a sentir aquel dolor que era insoportable. Se sentó en el mismo sitió, y agradeció que su compañero fuera una persona tímida ¿Cómo lo sabía? Su lenguaje corporal lo delataban.
Se dedicó a leer su libro con tranquilidad, no prestó atención ni siquiera a la clase. Y ni siquiera notó como una chica de la segunda fila, lo miraba intrigada
Marinette: (Es tan distante, pero cuando hable con él parecía tan diferente...)
[...]
El horario escolar terminó y ambos rubios se reunieron delante de la escuela para esperar al chófer. No sé dirigieron la palabra, era un ambiente incómodo para Adrien pero Felix estaba centrado en su lectura.
Marinette salió en dirección a casa, se encontró con los rubios en la puerta al salir de la escuela, y Adrien la saludo.
Marinette: A-Adiós Adrien... - Su cara estaba roja como siempre que le hablaba, prestó atención al chico alto que continuaba leyendo su libro - Adiós Felix - Dijo cuando comenzó a caminar, un pequeño pinchazo en sus orejas la hizo extrañarse
El rubio levantó la mirada de su libro, luego volvió a centrarse mientras levantaba la mano en señal de saludo. No entendía porque lo había saludado, pero no iba a ser maleducado.
La azabache sonrió un poco sonrojada, aunque desconocía el motivo por el que sintió eso.
Llegó a casa y fue recibida con alegría por sus padres, también le preguntaban cómo le había ido el día y esas típicas preguntas que solían hacer y a veces ignoraba para ir a su cuarto. Está era una de esas veces.
Al llegar se recostó en su cama mirando la foto de Adrien mientras pensaba en algo un tanto extraño para ella
Marinette: (¿Adrien está equivocado o yo malinterprete el comportamiento de Felix?)
Tikki salió del pequeño bolso que siempre llevaba con ella y la miró con preocupación
Tikki: ¿Qué sucede Marinette?
Marinette: Tikki ¿Qué sucede si alguien que quiero mucho está haciendo algo injusto? - La pequeña criatura ladeó la cabeza para cuestionarla - Bueno, es qué... Creo que Adrien está siendo muy injusto con su primo, no es tan malo como él piensa... * Susurro * supongo...
Tikki: Marinette ¿Por qué te importa tanto? - Le sonrió pícaramente
Marinette: Es que es injusto para él... No estan bien las injusticias Tikki
Tikki: Pero es un problema familiar, Marinette - Rió ligeramente a su portadora
Marinette: ¡Ya sabes que me importa todo lo que tiene que ver con Adrien! - Se cruzó de brazos sonrojada, mientras miraba hacia otro lado.
Tikki: Marinette... - Llamó la atención de la azabache - Deberíamos ir a ver al maestro... ¿No te sientes incómoda últimamente? Porque a mí últimamente está quemando me todo el cuerpo... - Se notaba la preocupación de la kwami
Marinette: ¡También siento que me quema el miraculous a veces! ¿Por qué será...? - Se levantó casi en un salto de la cama
Tikki: no lo sé, pero debemos averiguarlo - Estaba decidida a saberlo.
Lamento la tardanza
Últimamente no tengo inspiración¡Gracias por leer!
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| Ocean Eyes | MLB Felix
FanfictionÉl no era más que un niño cuando su tormento comenzó... Quién generaba felicidad, comenzó a generar desgracias. Poco a poco se ganó aquella fama digna del villano de aquella historia incierta. Que sólo llegó para entrometerse en el destino ya escrit...