Narra Felix
Otra vez ese sueño... Otra vez veo ese suceso del que tanto me culpo. El odio me consume, el odio a mí mismo.
Aquel día parecía normal, mí padre y yo estábamos almorzando en una cafetería cercana a su trabajo. Jamás creí que hacer una buena acción me costaría tanto, pero todo buen acto tiene una recompensa, y en mí caso, está siempre es mala.
Fuimos a caminar, y se ofreció a entrar a una heladería y comprarme un helado, lo acepte. En ese momento vi en uno de los callejones como un hombre estaba rodiado por 20 otros, probablemente se traba de una pandilla. Me transformé, los vencí y ayudé al hombre. Creí que todo estaría bien, pero Kuro estaba nervioso y no sabía decirme el porque, no lo recordaba. Y así ocurrió la tragedia, por mí culpa, por mí poder... Tú te marchaste, tú moriste. Te esperé en la calle en frente de la heladería, cuando saliste me sonreias con el helado en tu mano... No imaginaste que al cruzar la calle un auto inesperadamente doblaría desde la esquina y no te viera. Te perdí, y fue mí culpa. Kuro lo recordó al haberlo visto. Cuando todo ya había pasado, me contó la verdad... Después de cada transformación, siempre existiría una consecuencia, y esta siempre va a ser entorno a mí.
Me desperté exaltado, sudando frío y un fuerte dolor de cabeza me invadía. Fue tan realista... Justo como había pasado ese día. Incluso me mostró su rostro, aquella mirada, aquella última mirada. Debo tranquilizarme, apoyo mi cabeza sobre mis manos y mis brazos sobre mis piernas, limpiando las lágrimas que se deslizaban involuntariamente sobre mis mejillas.
Kuro estaba durmiendo en la cama y no notó el movimiento a su lado, como me levanté y salí de la habitación camino a la cocina. Allí me encontré las luces apagadas y la única fuente de luz eran las ventanas, dando un ambiente solitario, sumiendome más en mí tortura mental. Me senté en uno de los taburetes y apoyé mis brazos sobre este para luego apoyar mí cabeza, necesitaba calmar mí pecho que latía fuertemente, dándome fuertes punzadas... Pensaba que moriría en cualquier momento.
La llegada de alguien en la cocina me hizo levantar la mirada, Adrien me miraba con sorpresa desde el umbral de la puerta.
Adrien: Felix - Exclamó. Lo miré detenidamente, llevaba su ropa habitual, no había estado durmiendo, me atrevería a decir que venía de la calle. Mí mirada parecía incomodarlo, así que la desvíe y me levanté para ir a mí cuarto. - ¡Espera! ¿Quieres acompañarme? Pareces... Triste — Susurró lo último pero pude escucharlo.
Felix: No necesito que sientas compasión por mí, Adrien - Me retiré sin decir otra palabra. No estaba siendo una buena noche para mí en absoluto, y sabía que no iba a pegar un ojo.
Narradora
Tal y como imaginaba, no pudo dormir durante toda la noche. Y en la mañana siguiente unas marcas oscuras debajo de sus ojos se hacían notar en su blanquecina piel. Para Adrien naturalmente su primo daba miedo, pero en esta ocasión el rubio lo miraba asombrado del otro lado de la mesa; Felix parecía un zombie. Mantenía la mirada pérdida y a penas tocaba la comida. Sólo se servía una tras otra taza de café y las bebía como si nada.
Nathalie: Felix, puedo hablar con el señor Agreste para que puedas quedarte y descansar. No estás en condiciones de ir a la escuela de este modo. - Intentaba convencerlo hace un largo rato ya, sin lograrlo. El chico se encontraba más que cansado, pero se negaba a faltar a clase.
Adrien: Ya va a ser la hora de irnos... - Informó con duda a Nathalie para que decidieran de una vez por todas si Felix lo acompañaría o no a la escuela.
Felix: Nathalie ¿Podrías preparar un termo con café, por favor?
Nathalie: - Suspiró por la terquedad del rubio - Está bien... - Se resigno, dirigiéndose a la cocina.
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| Ocean Eyes | MLB Felix
FanficÉl no era más que un niño cuando su tormento comenzó... Quién generaba felicidad, comenzó a generar desgracias. Poco a poco se ganó aquella fama digna del villano de aquella historia incierta. Que sólo llegó para entrometerse en el destino ya escrit...