Episodio 37: Doctor James O'brian

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Narradora

Los cuerpos de ambos rubios temblaban en nerviosismo. Chloe, quién solía ser chillona y caprichosa en casi todo momento; no pudo decir nada ante la situación frente a sus ojos. Un evidentemente suicidio acababa de ocurrir frente a ella y en su pecho los latidos se desesperaban con temor. Cómo pudo, se distanció un poco, sacó su teléfono y marcó a la policía, sintiendo un nudo en su garganta de angustia.

Felix por su parte, no se acercaba el cuerpo, intentaba ver el rostro que se ocultaba entre los cabellos oscuros. Su palpitar era acelerado... Sentía como si todo en aquel día estuviera apuntando a lo mismo. Un salto, muerte, tirarse de lo alto.

Al ver que la rubia se alejaba para hablar por teléfono, de inmediato pidió en susurros a Kuro, que revisará los latidos del joven. Kuro obedeció silenciosamente. Y al acercarse se llevó la sorpresa de que aquel chico no era nada más ni nada menos que el joven rival del akumatizado del día anterior.

Tocó su pecho, en busca de latidos pero sentía como débilmente se iban desvaneciendo, casi indetectables. Pero no podían perder la oportunidad de salvarlo. Voló hasta su amo para contarle lo que había averiguado.

Kuro: ¡Es el chico tímido de ayer! Su pulso se muy débil... ¡Si quieres salvarlo, apúrate! - Susurró

Sin dudarlo, corrió al cuerpo del joven en el suelo y lo volteó para comenzar a practicarle reanimación.

Chloe: ¡Felix, no lo toques!

Felix: ¡Aún tiene pulso! ¡Diles que lleguen rápido!

Chloe: ¡Están en camino...!

Sólo pasaron 5 minutos antes de que la ambulancia llegará, junto a ellos, los héroes de París no se tardaron.

Antes de que se lo llevarán, Kuro secretamente comprobó el pulso del pelinegro... Siendo escaso.

Chatnoir: ¡¿Qué sucedió?!

Chloe: ¡Ladybug, ese chico se tiró de allí! ¡Parecía aún tener pulso, Felix le práctico RCB!

Felix: Se dice RCP...

Chatnoir: ¡Esto fue por tu culpa! - Como un Déjà vu, cuando el minino lo tomó de su camisa; de inmediato su primo llegó a su mente. Aquella mirada verdosa que lo juzgaba con veracidad... No cabía duda que era él.

Ladybug: ¡Chatnoir, suéltalo! ¡¿Por qué sería su culpa?! - Empujó a su compañero para que soltará al rubio.

Chatnoir: No lo conoces, mi Lady... - Su tono serio sorprendía a las damas presentes. Sin embargo, Félix se mantenía pensativo observando al rubio; procesando todo lo que había olvidado.

Ladybug: ¡¿Y tú si?! - Frunció el ceño, estaba cansada de que se metieran con él. Él no era malo... ¿Por qué nadie se daba cuenta?

Chloe: ¡Quítate, molestia! ¡No toques a mi Feliz! - Se colocó frente al rubio, protegiéndolo.

En el pecho de la heroína, se encendió una ligera chispa de celos que se mezclaban por su odio a la rubia, generandole molestia.

No era el momento para esas tonterías, quería saber que había llevado al chico a hacer eso. Comprobar si habían logrado salvarlo... O por el contrario, sus esfuerzos habían sido en vano.

Dejó a los dramáticos seguir discutiendo sobre él, ya que desde antes no parecían notar su presencia. Y comenzó a caminar en silencio hasta el hospital, o mejor dicho, hasta un lugar ocultó. Al encontrarlo, Kuro salió, demostrando su expresión de preocupación.

Kuro: ¿Crees que tu cuerpo resista otra transformación? No haz descansado nada y la estuviste usando por demasiado tiempo...

Felix: Debo llegar rápido. Kuro, transformame - Decidió.

En menos de unos segundos, ya estaba corriendo por los tejados camino al hospital. No tardó demasiado en llegar. Al tocar el suelo deshizo su transformación, dejándolo un poco mareado. El cansancio no facilitaba nada el soportar el producto que le dejaba cada transformación. Los mareos habituales, constante fatiga y ganas de vomitar, aumentaban considerablemente la probabilidad de desmayo. Pero se negaba a no saber lo que sucedía.

Caminó tambaleándose un poco hasta la puerta del lugar, intentó fingir lo mejor que pudo que estaba bien al hablar con la recepcionista. Está no le supo decir nada sobre el muchacho, pues no tenían su apellido.

Se sentó en una silla cercana a la puerta, esperando ver algo que le indicara dónde podía estar Didier. La espera no fue larga, unos señores muy parecidos al chico entraron desesperados, incluso parecían discutir.

Felix: Kuro, aquellos... - Susurró, señalando con cautela a quienes debía espiar su kwami.

Obediente, ocultó se dirigió hacia ellos. Pudo ver a ambos señores discutiendo mientras esperaban a la recepcionista que revisaba la lista de ingresados recientemente.

"¡Esto es tu culpa, James! ¡Si no lo hubieras dejado de lado jamás hubiera pasado!" Decía la mujer, con enfado hacia su esposo. "¡Te ocupaste de esa niña y te olvidaste de tu propio hijo!" Culpaba la mujer al hombre.

El padre de Didier le sonaba conocido al kwami, pero al escuchar los reproches de la mujer, no tardó en asumir quien era el señor. El médico que se había encargado del padre de Odette, era el padre de Didier.

James: No digas tonterías, Agnés. Y baja la voz, estamos en un hospital.

Agnés: ¡No son tonterías! Tu hijo intentó suicidarse, está grave ¿Y tú dices que son tonterías? - Las lágrimas salieron de sus ojos - Él había dicho que no se sentía bien... Debí haberme dado cuenta. Estaba tan inmersa en la mudanza... El trabajo.

James: También fue mi error, pero no sirve de nada pensar en eso. Debemos ayudar a Didier en sacar esas ideas de su cabeza.

Doctora: Señores O'brian... - interrumpió - el joven llegó desmayado aproximadamente a las 04:37 AM. Con el pulso débil, hemorragia interna y lesiones graves en el cráneo. Los médicos lograron detener la hemorragia, pero debieron inducir al paciente en un coma por las profundas lesiones. Se encuentra en piso 4 en la habitación 306.

Las palabras que salieron de la doctora paralizaron a ambos adultos. Su pequeño hijo en coma... Era un gran shock.

Kuro pensó que ya era suficiente. Así que se alejó y dirigió hasta su dueño, contándole todo lo que había oído.

Felix: (Habitación 306 en el cuarto piso...) - Pensó y miró a un lado, como Ladybug y Chatnoir entraban al lugar. - (Mañana volveré...) - Decidió, no quería ver la cara de nadie en este momento, y menos la de su primo.

Se perdió unos minutos en los pasillos hasta que los héroes liberarán la salida, cuando vió la oportunidad, se marchó a la mansión. De repente tenía un plan más cuerdo en mente que huir... O eso es lo que él pensaba.

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