Ambos estaban en silencio, sin saber que decir. No había palabras para expresar el dolor que habían sentido, ni tampoco podían expresar cuánto se habían extrañado; algo en sus estómagos se los impedía.
La única reacción que él tuvo, fue la de detener las lágrimas que caía por sus mejillas. Con un toque tan delicado como el de un ángel; suave y al mismo tiempo frío. Sostuvo con ambas manos las mejillas de la azabache, que para ese entonces estaba más que perdida navegando en alta mar. Quería cortar la distancia, probar el sabor de aquellos labios que ansiaba probar; y que, aunque no fueran suyos, tuvo miedo a perder.
Las puertas del cielo no estarían abiertas por siempre.
El tiempo de espera para que los estudiantes entrarán se agotó, y un timbre que para ellos era la maldita llamada a la realidad, los sacó de su atmósfera.
Se alejaron como si estuvieran cerca de la lava; tomando en sus mejillas un rojo que los delataba.
Marinette: - Se aclaró la garganta sin poder mirarlo, ambos se daban la espalda; simplemente no había pensado en el hecho de que aquella cercanía podía acabar, y lo incómodo que todo podía volverse. - Yo... Esto... - No salían palabras coherentes. Su cabeza estaba en la situación anterior.
Felix: - Cerró los ojos un momento, para sentir su corazón calmarse, el dolor del anillo descender y recuperar la compostura. Con un suspiro pudo volver a su estado habitual, para dedicarle una mirada a la chica a su lado. - Hay que volver a clase. - Informó, quitando de su voz todo signo de nervios y duda, que estaba sintiendo en su interior.
Marinette sólo atinó a asentir torpemente, quedándose quita observándolo. Felix la sostuvo por un hombro y la guió delante de él, hasta la clase. El anillo ardía como el infierno, pero no iba a permitir que interrumpa ninguna de sus acciones.
Llegaron hasta la puerta y la profesora de Química los miró con fastidio por haber llegado tarde. Hizo un comentario, pero ninguno de los dos le prestó demasiado atención. Sólo se sentaron en sus respectivos lugares, perdidos en sus pensamientos.
El día de hoy parecían no tener piedad con ellos. Todos los profesores dieron más tarea de lo habitual, haciendo que incluso tuvieran que quedarse luego del recreo para terminar de copiar. Lo exámenes de fin de año se acercaban, y era normal que en estas fechas los estudiantes tuvieran mucha tarea de repaso para prepararlos para el importante exámen que definiría si pasaban o no el año. Fue tanta la tarea, que se quedaron 15 minutos más luego de que el timbre de salida informará que ya era hora de irse, pero para algunos, exceptuando a Chloe, era más importante terminar la tarea que ir a casa. Uno por uno, terminaba, guardaba, y salía para volver a casa en las heladas calles de París.
Felix terminó 3 minutos después de que el timbre sonará. Dedicó una mirada a su primo, indicando que estaría esperando afuera a qué Gorila llegará por ellos y que se apurara. Recogió sus cosas, miró por última vez a la de pelos azabaches, que le dedicó una sonrisa al chocar miradas, y luego emprendió camino a los casilleros.
Al bajar las escaleras para llegar hasta su destino, pudo ver cómo del cielo caían pequeños copos blancos.
Felix: Está nevando... - Reflexionó en voz alta, haciendo que el Kwami se asomara levemente por su chaleco.
El pequeño temblaba de frío, teniendo el ceño fruncido de fastidio por la sensación tan horrible, según él.
Kuro: Eso explica porque está helado - Mencionó entre dientes, temblando volvió a ocultarse.
Felix rodó los ojos y llegó a los casilleros. Sacó su chaqueta y bufanda, está última era la que Marinette había escogido para él, y se las colocó para salir afuera y sentarse en las escaleras que daban a la calle, a esperar el auto. Era normal que se tardará; normalmente solía leer su libro para hacer la espera más corta, mientras Adrien hablaba con sus amigos a una distancia considerable.
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| Ocean Eyes | MLB Felix
FanfictionÉl no era más que un niño cuando su tormento comenzó... Quién generaba felicidad, comenzó a generar desgracias. Poco a poco se ganó aquella fama digna del villano de aquella historia incierta. Que sólo llegó para entrometerse en el destino ya escrit...