Engatusados

62. Gatitos

MC:

¿Saeyoung? ¿me oyes? —Estaba hablando con mi novio, pero no me respondía.

Saeyoung:

¿Eh? —Noté cómo miraba por la ventana, sin ver nada, en realidad. Estaba en blanco.

MC:

Cariño, llevas unos minutos mirando al infinito —respondí.

Saeyoung:

Oh, perdona, MC, ¿qué estabas diciendo? —preguntó, sin dirigirme la mirada.

MC:

Vine a traerte algo de comida, no es la mejor del mundo, porque no sé cocinar, pero hice mi mejor esfuerzo.

Saeyoung:

Gracias, luego comeré.

MC:

Estoy preocupada por ti. Ya han pasado dos meses desde el accidente, tienes que levantar cabeza. —Traté de animarlo.

Saeyoung:

Fue mi culpa, yo lo dejé ahí. V estaría vivo, si le hubiese quitado el detonador a Rika y no hubiese huido como un cobarde. —Continuaba torturándose por lo ocurrido, no dormía, y a penas comía. Llevaba la culpa consigo.

MC:

No es cierto, no fuiste un cobarde, salvaste a tu hermano. —Intenté hacerlo sentir mejor—. Nos iban a encerrar en esa secta, si no huíamos.

Saeyoung:

Debí dejar que me encerraran —murmuró.

MC:

No digas eso, no te culpes. Esa mujer estaba loca, hizo explotar el edificio, fue ella, nadie más.

Saeyoung:

Podríamos haberla ayudado.

MC:

No se dejó, ella tomó esa decisión. Mírame, Saeyoung. —Le agarré el rostro con las manos y lo encaré—. Las cosas salieron de esa forma, ya era demasiado tarde para evitarlo, tú no tienes la culpa.

Saeyoung:

Yo... —Las lágrimas empezaron a brotar por sus ojos, lo abracé, y me estrechó muy fuerte contra él, como si fuera lo que más necesitara en el mundo. Mojó mi hombro, desahogándose.

MC:

Todo va a mejorar, ya lo verás. Tu hermano está tratando sus desórdenes mentales, y todos lo estamos apoyando. La RFA nunca te dejaremos solo.

Saeyoung:

Lo sé, no sé cómo agradecértelo. Te... te amo tanto.