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Luego de un tsunami de lágrimas, la policía alertada por los vecinos se llevaron el cuerpo  Richard.

Nadie podía ayudarme, ni matarme pero de todas formas no estaba tranquila, no podía, el sólo pensar que cualquiera de sus amigos podría terminar así la hacía sentir culpable.

Mi corazón se estrujaba cada vez que el pensamiento de alguien más muriendo por mi culpa llegaba, las lágrimas seguian en mis ojos.

Lo peor es que lo era. No dejo llorar más que un día por él, pues tenía un asunto que atender y ese era urgente. Con mucho pesar y dolor decidí dejar el duelo para despues, esto era la guerra y el final no estaba cerca a no ser que luchará.

Necesitaba encontrar a Fabio y a Maxi, el segundo era obvio que se encontraría en la biblioteca. Pero Fabio, a él sólo lo encontraria si le mandaba un mensaje, entonces que mejor que empezar por él.

Le mandó los mensajes y le digo que nos juntariamosen el parque. Luego de encontrar a Maxi nos reunimos directo  en el parque.

¿Y bien ?¿Para que nos necesitas ?— dijo Fabio.

Necesito un pequeño muy grande  favor — dije algo dudativa — tienen que manipular las mentes de los chicos para hacerles creer que me fui a estudiar a algún país, y así podré buscar a mis padres.

¿Acaso estás loca ? — dijo Fabio. Maxi no dirigió ninguna palabra sólo escuchaba lo que decía — piensas ir sola, quieres morir.

No sólo será un tiempo y luego yo les digo la verdad pero sin que ustedes están en ella si es que no quieren — dije.

¿Y yo que haré ? tengo poderes pero sólo para defensa — dijo Maxi el único callado hasta ahora.

Necesito a alguien que me acompañe y que busque un libro con el hechizo por si Fabio no sabe ninguno — explique, haberlo planeado todo con anticipación me había ayudado bastante.

Después de horas pensando y dándole vueltas al tema, la decisión fue definitiva, ayudarme, antes debía preguntarle a las hadas el lugar en donde estaban y rogar por que la vos que halla oído sea la de alguna de ellas.

Cuando me quede sola, me senté en el pasto y me concentre hasta que por fin la oí, no sabía cómo hablarle pero es como si ella pudiera leer mi mente sabía exactamente lo que quería preguntar y de alguna manera algunas respuestas eran diganas de decirme.

Su voz melódica y a la vez tétrica, que destinaba vejez y cansancio.  Mis padres están en la vieja taberna, casi nadie entraba a no ser que halla estado preso o quiera matar a alguien y yo no soy exactamente una asesina ¿O si?.







Los quiero Juan

El lado oscuro de la Luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora