El lado oscuro de la Luna

36.

Eso no significaba que sea muy peligroso, sólo que debías andar atenta a tus alrededores. No sólo por los ebrios que se querían sobrepasar, si no por los sicarios, los asesinos absueltos, etc. que ante la sospecha de que sos un policía o un informante, no les temblaría el pulso.

Cuando todo estaba listo Maxi le dio el libro a Fabio, él pronunció el hechizo y por fin ya podía partir. Preferimos que Fabio se quede por si algo pasaba con el hechizo, así que sólo éramos Maxi y yo. 

Al entrar al bar (ya que era un bar más que una taberna) un escalofrío debido a las caras de las personas recorrió todo mi cuerpo, pero por suerte estaba Maxi para defenderme. Ambos teníamos  una cara de desconfianza tremenda pero quizás la mía era más atroz, pues él no sentía miedo ni nada por aquellas personas.

 No sabía a quién debería preguntar, pero entonces vi un tatuaje un tanto peculiar, era un tatuaje de la pluma de pasaje, las que sólo conocían los hechiceros, ningún mortal sin poderes podría verla.

 Ya encontrada la persona ahora debía pensar cómo hablarle, cómo sacarle algo de información y que no quede muy obvio. Nada venía a mi mente, pensaba preguntarle a Maxi pero cuando me di vuelta para hablarle ya no estaba era como si se hubiera esfumado dentro de la nube de humo de tabaco que había. Miro a la chica y entonces pienso ser espontánea e improvisar.

Hola — dije con la voz totalmente temblorosa e insegura al barman. 

Hola, ¿ tu primera vez en el paraíso ? — dijo con un tono de amabilidad y una sonrisa en el rostro.

 Si ... ¿cómo te diste cuenta? ....¿es muy obvio? — dije entre tartamudeos a lo cual ella sonrió.

 Un poco — dijo — pero no te preocupes no matamos a nadie, al menos no pasa seguido.

Fuiu, encima perdí a mi amigo Maxi — digo con un tono melancólico.

 Vamos te ayudaré a buscarlo — dijo mientras tiraba de mi mano y me arrastraba por todo el bar.

 Hasta que por fin lo vi.

 Él es — todo lo que llegué a pronunciar antes de que ella corriera hasta él, y por lo tanto, me arrastrará como el viento a los barriletes. 

Estuvimos charlando los tres por un buen rato hasta que por fin tocamos el tema de los padres y llegó su pregunta tan esperada:

 ¿Y tus padres dónde están? — ella no sabía en lo que se acaba de meter.

 Pues no lo sé, hace poco recibí información de que estaban acá — digo fingiendo lástima y empezando a fingir llorar — pero no los veo, los extraño demasiado, hace ya unos meses me los arrebataron. 

Oye tranquila no llores, hace unos días vi al dueño entrar con dos personas, te llevaré a donde los dejó — y cumplió, nos llevó hasta un cuarto en los que se podía hospedar si pagabas. La puerta estaba cerrada con llave pero ella la abrió con magia. 

Lo sabía esa pluma era de una hechicera — dije y ella se percató de su tatuajes.

La conoces, entonces tú también lo eres — dijo algo ilusionada, aún que diría bastantes por el brillar de sus ojos.

Si yo soy la elegida del mito — dije muestras que la chica abría la puerta y sus ojos veían después de tanto tiempo el brillo de esos ojos, sus color intenso, los rulos, el pelo corto y el hermoso rostro de sus grandes amores. 

Gracias si son ellos — la ilusión y la emoción se notaban fácilmente en mí vos. No sabía cómo agradecerle había hecho mucho por mi, hasta me sentía mal de haber fingido ante ella que se ve que tenía buenas intenciones. 

Luego de abrazar a la chica, la cual se llamaba Leila, ella sólo se quedó tiesa como si fuera una roca. Entonces sólo ignore eso y la seguí abrazando, no sé si debía hacerlo pero ... sólo lo hice. En verdad ni yo sabía por qué la abrazaba si por ayudarme a encontrar esos dos cuerpos que me resultaban muy familiares o por sacarme de la tupida nube azulada de los cigarrillos y puros que fumaban en el bar.

 Cuando la solté sólo atine a entrar, los cuerpos no se movían y el miedo de haber llegado tarde me carcomía la cabeza, el crujir de la madera me asusta y por lo visto también a uno de los cuerpos. 

El susto fue grande pero no más que la felicidad que podía observar en aquellos ojos, una felicidad por haber encontrado a una cara familiar. Ese cuerpo corre hacia mí y sólo .... sólo puedo llorar, ver a mi padre corriendo con su últimos alientos detrás de mi madre tampoco ayudaba, mamá me abraza y los minutos son eternos hasta que por fin siento los brazos de mi papá.

 Él está muy mal herido, por favor curalo — susurra mi mamá en mis odios como para que sólo yo lo escuche.

 Por fin algo bueno

Con mucho amor y cariño espero que les guste.

Los quiero Juan