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La mañana del cumpleaños número dieciocho de Jung Nayeon, un día que promete en un evento esperado por la familia, preparado desde meses atrás.

Y es que hace tiempo que los Jung hijos no festejan su cumpleaños con fiesta, dejaron de pedir celebraciones de ese tipo desde que cumplieron diez años, sí, el ultimo cumpleaños que tuvo evento así fue el décimo de los mellizos Jung.

Además este festejo será distinto a esas fiestas infantiles, por la edad, los invitados en su gran mayoría son jóvenes de entre la edad de los mellizos y la de Nayeon, y porque las esposas Jung estarán presentes sin quedarse todo lo que va a durar la celebración.

En la recamara del matrimonio.

Los brazos de Jessica la atrapan por la espalda y los besos que le deja sobre sus hombros la hacen despertar.

—Jessi, te levantaste primero.

—Con todo lo que dijiste que vamos a hacer hoy, hasta nos va a faltar día. —La hace girar para verla a la cara.

—Lo tengo calculado. —Y vuelve a cerrar sus ojos pero su esposa no tiene en mente dejarla dormir— Jessi, el festejo no es mío. —Los labios de esta se posicionaron sobre su cuello, en el lunar que tiene porque es de los lugares favoritos de Jessica. —Honey.

—Es que tú eres la mamá, debo agradecerte.

—Fuiste tú la que la trajo al mundo. —Con esfuerzo cambia la situación y queda sobre el cuerpo de Jessica.

—Celébrame.

—Lo haría pero Nayeon debe estar por llamar a la puerta, reclamando por sus regalos.

—No lo va a hacer, la reprendí por hacerme drama. —Le confiesa y se gana mirada confusa— Se molestó porque le dije que Somi va a asistir a su cumpleaños, empezó a hacer su drama y yo le estalle con ella.

—Hasta ahora me lo dices. —Se tumba en la cama de vuelta, algo molesta.

—Pensé que ella te lo contaría, es extraño que no fuera a lloriquearte. —Se gana una mirada pesada— A veces es muy molesta.

—Es tu hija, de ambas quiero decir.

—Sí y hay que reconocer que la niña es hábil sacándome de mis casillas y eso que me contengo mucho, siempre la miro y es como que en mi mente me repito, es una mini Tiffany, es una mini Tiffany.

—Comienzo a sentirme ofendida sabes.

—¿Por qué? Mira ella tiene carácter parecido al tuyo y no es malo, me gusta, pero conmigo no puede ponerse como tú lo haces, ella es mi hija y nunca tiene que olvidar su lugar.

—¿Cómo yo lo hago? Soy una molestia para ti, vaya.

—Tú me maltratas. —La atrapa con sus brazos, tomándola por la cintura— Me pegas. —Deja un beso en el lunar del cuello de Tiffany— Me insultas, me escupes en la

—Basta. —Alcanza a cubrirle la boca para que se detenga— No es gracioso y no me siento menos enojada. —Se aleja de ella saliendo de la cama.

—No pienso disculparme con Nayeon por portarme como una madre que no se va a dejar gritonear.

—Si tanto te molestó parece que también tendré que regañarla.

—Fue suficiente con lo que le dije, hasta los mellizos alcanzaron. —La hace arquear una ceja, por lo que se levanta y retoma el agarre— Ven, mejor hay que ducharnos e ir a su habitación para darle sus regalos.

—Vamos a darle sus regalos primero e intenta ser cariñosa, no solo una terrible madre. —Se quita las manos de encima.

—No soy una terrible madre.

Nuestro Lado OcultoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora