Meliodas llegó a Liones en busca de Elizabeth que fue secuestrada por un caballero sacro.
Arthur llegó a Liones con compañía de Merlín, un pecado capital en busca del rey y con un asunto pendiente que atender.
Arthur y Meliodas se encuentran cuando...
Los próximos tres capitulos están inspirados en los capitulos a excepción de algunos pequeños espacios que fui cambiando.
Start.
Pov Omnisciente.
Hendrickson se encuentra a punto de atacar a Arthur con su poder de "Llamas negras", el cual podría matar a el rey de Camelot. Antes de que el hechizo llegué al ojimorado, el ataque le es devuelto a Hendrickson lanzándolo hacia una pared, destruyendo esta misma.
— A ver, a ver, vine a llevarme a Elizabeth, ¿Está claro?.
Hendrickson no podía verlo por todo el humo que se había provocado pero podía reconocer esa voz fácilmente. Caminó hasta estar frente a Meliodas y ambos se miraron teniendo una postura firme.
— Ha pasado mucho tiempo, Capitán de los 7 Pecados Capitales, ¿Viniste tú solo? —cuestionó de manera seria—.
— Si, creo que perdí al resto en el camino —contesto con seriedad—.
— ¿Y aún así crees poder contra mi?. Tú arrogancia es la misma de siempre.
Arthur miraba todo desde donde estaba.
"¿El capitán de los siete pecados capitales?. Entonces el es..."
Teniendo tan solo 16 años no tuvo oportunidad de conocer a Meliodas en persona pero eso no quiere decir que no haya escuchado sobre él y los demás pecados en el pasado.
— ¿Donde esta Elizabeth?. Entreguénmela ahora —ahora el rubio es perdiendo la paciencia, no iba a deja que le hicieran algo a quien en ese entonces era el amor de su vida—-.
— Por desgracia eso no sucederá —sentenció Hendrickson—.
Y entonces Meliodas fue el primero en atacar pero en vano, Hendrickson detuvo con una mano la patada que Meliodas había intentado darle y también esquivo los golpes que él había intentado dar con su espada.
Hendrickson lanzó a Meliodas, este mismo cayó y aún así se arrastró varios metros hacia atrás, quedando a unos escasos metros de Arthur.
Arthur logró darse cuenta de una nube de tormenta cerca de ellos. Lo cuál le pareció curioso y extraño a la vez.
"¿Nube de tormenta?"
Y entonces un relámpago cayó. Antes de que Gill pudiera atacar a Meliodas desde arriba, el rubio detuvo su ataque tan solo con la funda de su espada pero no tardó que el ojiazul a rápida velocidad diera otro golpe al costado de Meliodas, quien ya no logró detener aquel ataque.
Otros ataques de Gill a Meliodas surgieron, el rubio los detuvo tan solo con su espada y su funda pero una patada le hizo salir volando. Arthur no dudó ni un segundo, fue a salvarlo de su caída, tomándolo entre sus brazos mientras que con su cuerpo detenía un poco la velocidad con la que podrían caer y lastimarse.
— Muchas gracias amigo, te debo una —agradeció Meliodas con una sonrisa a Arthur—.
— No, no fue nada —Arthur devolvió la sonrisa a Meliodas quien se mostraba agradecido por aquel acto—.
Bajaron para quedar frente a frente con Gill y Hendrickson que ya estaban listos para atacar, al igual que Meliodas y Arthur.
— ¿Te importaría ayudarme un poco más? —preguntó el rubio sin quitar la mirada de sus contrincantes—.
— Claro, será un placer. Mi nombre es Arthur Pendragon, mucho gusto. He sabido sobre ti desde hace mucho tiempo, capitán. —a pesar de que a Meliodas le alagaba que hubiera dicho eso, no era el momento de hablar tan alegremente—.
— Oye, ¿Te parece que charlemos cuando acabemos con esto? —miró hacia el con una sonrisa—.
— Seguro —Contestó Arthur—.
— A ver Gill, ¿Quieres continuar con lo que dejamos la última vez? —miró hacia Gill pero este mantenía un semblante frío—.
— Sólo haré lo que tengo que hacer y nada más —Contestó aquel caballero, mientras su espada mantenía varios rayos en ella—.
— Te advierto que atacaré con todo lo que tengo —y en un abrir y cerrar de ojos Meliodas ya no estaba al lado de Arthur—.
Estos dos habían detenido el ataque del otro, causando una gran ventisca mientras atacaban tan rápido como un rayo. Arthur no podía dejar de ver esa pelea, era impresionante ver esa batalla.
— Su velocidad al golpear es increíble, se igualan de un modo único —se decía para sí mismo pero no le tomó atención a su contrincante que ya estaba detrás de él—.
— Debería de preocuparse por sí mismo, ¿No es así? Rey Arthur —el ojimorado lo miró listo para cualquier ataque—.
Mientras tanto, Meliodas lanzó a Gill algunos metros atrás.
— Cacería de bestias relámpago —y dirigió un gran ataque de relámpagos a Meliodas—.
— Contraataque —esto no funcionó y aquellos relámpagos se volvieron a dirigir hacia él— No lo entiendo, ¿Volverá a atacar con esa misma técnica?.
Otra vez el ataque volvió hacia el y pudo evitarlo, pero Gill le atacó desde uno de sus costados y otros dos golpes iguales de Gill hacia Meliodas surgieron, no pudo esquivarlos y pronto perdió su espada.
— ¡Maldición! —Ya no tenía manera de defenderse si algo sucedía—.
— ¡Martillo del emperador! —y arremetió contra Meliodas con aquella técnica—.
Arthur y Hendrickson se encontraban viendo esta escena, nuestro querido rey estaba sorprendido. No podían ver nada, mucho humo había surgido, cuando lograron ver un poco, miraron como Meliodas detenía la espada de Gill con tan solo su dedo pulgar y su índice, ambos dedos estaban consumidos por cierta oscuridad y una misteriosa marca apareció en su frente, volviendo sus ojos de un oscuro color.
— ¿Él... detuvo el relámpago y ese duro ataque con... sus dedos? —nuestro pequeño Arthur sabía que el Capitan de los Siete Pecados Capitales era fuerte pero no imagino que fuera fuerte hasta ese punto—.
La espada de Meliodas dió unas cuantas vueltas en el aire y volvió a su funda, ninguno de los dos se movió. Arthur se dió cuenta, algo había cambiado, no tan solo por la marca que se encontraba en su frente, sino también por qué sus ojos no eran de aquel intenso verde, sino de un color oscuro.
— ¿Qué le pasó?¿Por qué luce así ahora? —dijo para sí mismo sin esperar la respuesta de su contrincante—.
— Es su poder demoníaco emergiendo —atacó a Arthur pero este fue capaz de bloquear el ataque, no podía permitir que se distrajera más—.
— ¿Poder demoníaco? —habló sin entenderlo del todo—.
— Un cadáver no necesita saberlo majestad —y su espada se llenó de nuevo de llamas negras—.
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Poco a poco voy actualizando la historia, le estoy haciendo varios cambios por que a veces ni yo le entendía a algunas cosas jaja.
