8.

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Feeling lonely

Pov Omnisciente.

— No me mienta, por favor.

Arthur abrió un poco los ojos sorprendido y los cerró un poco para lanzar un largo suspiro y mirarla de manera triste y melancólica.

— Princesa Elizabeth, le diré algo que eh guardado hace mucho —dijo para hacerse a un lado y dejar que la chica se pusiera ahí—.

— Lo escucho, Su Majestad —dijo la chica mirando a Arthur quién tenía una mirada triste y de soledad—.

— ¿Sabe? Desde niño... Todos tienen sus ojos puestos en mi, tomé el puesto de rey desde muy joven y eh sido criticado por ello, por eso no puedo mostrar debilidad... —Arthur seguía mirando hacia abajo—.

— Arthur... —dijo en un susurro la chica, sorprendida por lo que escuchaba—.

— Todos esperando que cometa un error, tengo que pretender que esta bien, a nadie le importa como me siento, no tengo a nadie en quien apoyarme, a excepción de Merlin y el Rey Valtrax, me siento tan... Solo... A veces este peso en mis hombros me gana... Y probablemente un poco de culpa, a veces pienso que no voy a lograr lo que deseo ni proteger a nadie... —paró de hablar un momento para reanudar lo que decía— Las pocas personas nobles que se han acercado se ríen de mi, sus halagos vacíos, sus sonrisas falsas... Todos intentan burlarse de mí —el rey de Camelot apretó sus puños mientras sus ojos se ponían un poco llorosos—.

— ¿No viene de familia noble? —Elizabeth preguntó curiosa, pues ella siempre había pensado que Arthur había heredado el trono por ser hijo del anterior rey—.

— Al parecer tu no lo sabes pero yo no vengo de una familia rica, un caballero sacro fue quien me adoptó junto a mi hermano y tu padre fue quien me puso en este puesto, por eso no puedo fallarle...

Elizabeth no sabía muy bien que hacer o que decir en una situación como está pero aún así puso su mano en la espalda de Arthur mientras tanto, la curiosidad de lo que iban a hablar llenaba a Meliodas y no dudó en ir a escuchar un poco de aquella conversación acercándose en silencio.

— Tengo miedo de fallar a alguien que ha confiado tanto en mi... Y ayudaría al reino de Liones sin pensarlo dos veces y sobre todo a tu padre... —Arthur empezó a sollozar un poco en silencio— Pero últimamente mi trabajo se ha hecho muy pesado y quiero rendirme aunque sea un poco... Al menos descansar de todo lo que hago por un rato...

Y al final,  Elizabeth vio como el piso se empezaba a humedecer debido a las lágrimas del joven rey, quien lloraba en silencio, sintiéndose como un incompetente. Meliodas quién sólo había escuchado casi el final de aquella corta conversación, sabía exactamente cómo el chico se sentía, pues esa era la sensación que tenía cada vez que Elizabeth moría en sus brazos sin poder salvarla de su terrible destino.

— En realidad no sé qué decir pero... Sin dudas, usted no va a defraudar a nadie, a mi parecer necesita descansar un poco de la carga de Rey.

Arthur miró a la chica y entonces ella vio una faceta en ese rostro que jamás pensó conocer, desde que había conocido al chico en su niñez, ese niño siempre llevaba una sonrisa. Extendió sus brazos hacia el pelianaranjado y él sin dudarlo la abrazó, ocultando su rostro en su hombro.

— Lamento que tenga que ver esto cuando usted es una invitada en mi reino —dijo entre sollozos intentando alejarse pero ella lo abrazaba más fuerte—.

— Quédese así, al menos hasta que se sienta mejor, déjeme ser su ayuda —Arthur al oír aquellas dulces y amables palabras se aferró a ella, ocultando su rostro en aquel hombro—.

Forever yours (Meliodas y Arthur) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora