14.

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Tell the truth.

Pov Omnisciente.

Arthur y Elizabeth estaban atónitos pero sus pensamientos fueron interrumpidos por la risa de Gowther quien había llegado a la escena en su verdadera forma.

Ahora conocían la fuerza de uno de los 10 mandamientos: Galand, el mandamiento de la verdad.

(...)

Meliodas había recién despertado después de tener un sueño sobre la anterior Elizabeth que no pudo proteger y sobre cómo habían jurado verse en otra vida.

— Señor Meliodas, me alegro que haya despertado —habló Elizabeth bastante aliviada—.

Ella estaba sentada a su lado con una gran sonrisa, sin dudas, era una gran mujer y no le haría daño. No podía mentirle más, hablaría con ella, sin embargo, rompería aquella maldición para que Elizabeth pudiera vivir plenamente junto a alguien que la amará y cuidará como lo merecía.

— Señor Meliodas —le llamó la peliblanca—.

— Elizabeth —la llamó algo serio lo cual desconcertó a la chica— necesito hablar contigo sobre algo —dijo Meliodas sentándose sobre aquella cama con la ayuda de su acompañante—.

— Quisiera hablar yo primero, si no le molesta... —titubeó un poco para poder hablar, Meliodas estaba claramente sorprendido pero asintió un poco confundido por toda la situación— Bien... me gustaría saber... ¿Que siente en realidad por mi?. He notado varias cosas extrañas últimamente sobre usted, antes me trataba con cariño, ahora es algo diferente y bueno... Yo...

Antes de seguir, el ojiverde le interrumpió, ella desconcertada tuvo que mirarlo, observando como tenía la cabeza baja.

— Elizabeth —dijo su nombre mientras suspiraba— De eso quería hablarte, eres una increíble mujer, en todos los sentidos, eres bella por fuera, con un cuerpo que le encantaría a cualquier hombre y hablando de tu personalidad, bueno... Eres cariñosa, carismática, dulce, amable y muchas cosas más. Por ello, no quiero mentirte, ya no siento lo mismo que sentía antes sobre ti. Y lo diré una vez más para que sepas que lo que digo es verdad... En verdad eres la mujer perfecta pero no la mujer perfecta para mí.

Elizabeth sabía claramente la respuesta desde que Meliodas saltó a salvar a Arthur del ataque de aquel Golem y también sospechaba que Arthur sentía lo mismo pero de ello se encargaría Angélica. Quiso llorar en aquel momento pero no podía, ya la había visto así tantas veces que prefirió guardarse su llanto para después, en cambio, le entregó una sonrisa de gratitud mientras sentía como su corazón se estrujaba al saber que la persona que ella amaba, ya no sentía lo mismo por ella.

— Gracias... Por ser honesto conmigo, señor Meliodas, ahora, quisiera que me fuera honesto sobre sus sentimientos sobre Arthur.

Tenía ciertas sospechas sobre que ambos chicos se quisieran en secreto, después de todo, no estaba bien visto por el momento aquellas relaciones pero si las dudas de ambas chicas eran correctas, entonces dejarían que ambos estuvieran juntos.

Ellas amaban a aquellos chicos con toda su alma y por esa misma razón, querían que fueran felices, aún si la felicidad no estaba a su lado, aún si ella morían por no poder amarlos, su felicidad valía más.

— ¿Sobre Arthur? —Meliodas cuestionó en cierto modo confundido mientras se ponía a pensar un poco sobre lo que sentía—.

Al principio se había acercado a él por curiosidad. Sí, así es, tenía curiosidad sobre el muchacho que tenía a todo su pueblo feliz, el rey que procuraba y cuidaba a su gente lo más posible, un chico que quería romper varias tradiciones con su manera de gobernar, al pasar más tiempo con él empezó de cierto modo a... ¿Admirarlo?. No, no sólo lo admiraba, entonces se dió cuenta, lo empezaba a querer de una manera diferente, a pesar de no conocerlo a profundidad, Arthur había conquistado su corazón y era el que había cambiado sus sentimientos por Elizabeth.

Forever yours (Meliodas y Arthur) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora