Capítulo 7

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   Harry seguía a un Ron muy callado hasta la habitación que compartirían en la Madriguera durante las vacaciones de Navidad; el muchacho había estado así después que bajaron del tren hacía unas horas, algo realmente extraño en él que siempre era bastante hablador cuando volvía a su casa. Ya en el tren también había estado manteniendo un comportamiento igual de extraño, preguntándole sobre su detención del día anterior y el entrenamiento que tenía con Snape, incluso hasta le preguntó si podía sumarse a ellas (cosa que no supo cómo contestar y sólo pudo tartamudear miserablemente diciendo que le preguntaría). Pero ahora iba pensativo y muy callado.

-Busca otro lugar para dormir –dijo de repente cuando llegaron a la puerta de la habitación, poniéndose delante para bloquear la entrada. Su movimiento había sido tan brusco que Harry, que había estado perdiéndose en sus pensamientos, chocó contra él provocando que el otro muchacho se apartara rápidamente con un gesto de repulsión en el rostro.

-Sí, claro –rió Harry sin percatarse de ese detalle y pensando que se trataba de una simple broma – ¿Voy con los gnomos del jardín, entonces?

-Me importa poco dónde –gruño Ron como respuesta –Sólo no te quiero aquí.

-¿Ron? –Preguntó dejando de reír y percatándose recién del humor que cargaba su amigo. Era más que evidente que no estaba bromeando – ¿Qué te sucede? ¿Por qué estás enojado?

-Dijiste que entrenabas en las noches por pedido del director, porque él dijo que así estarías mejor preparado para la guerra –dijo sin contestar, ¿o es que lo estaba haciendo? Harry no lo sabía, pero decidió mantenerse en silencio por el momento y saber a qué iba ese tema otra vez – ¿Hace cuánto lo haces? ¿Hace cuánto tienes que ir con Snape? ¿Tres, cuatro meses? –Preguntó, y sin esperar una respuesta continuó – ¿Y por qué no te entrena el propio Dumbledore cuando vas a su despacho para ver todos esos recuerdos? ¿Por qué tiene que ser en las habitaciones privadas de Snape?

-Dumbledore no podía hacerlo él mismo, por eso se lo ordenó a Snape –contestó con tranquilidad, ahora dándose cuenta el rumbo que Ron estaba queriendo llevar, aunque no entendía el por qué.

-Eso no explica porque tiene que ser en las habitaciones de Snape –indicó –Al menos que te estuviera entrenando de otra manera y por eso no quieren que yo esté allí –agregó con asco.

-¿Esto es otra vez por Snape? –Preguntó no queriendo contestar a la provocación –Ya lo hablamos, Ron, y te expliqué lo que hago con él. El profesor Dumbledore…

-El profesor Dumbledore ni siquiera sabía que te encontrabas con Snape –lo interrumpió, y al ver la cara de impresión de Harry, agregó con cierto sarcasmo – ¿Creíste que no sería capaz de preguntárselo?

-No lo hiciste –susurró con terror, perdiendo toda la tranquilidad que había intentado mantener hasta el momento. Si Dumbledore se enteraba que iba de noche a ver a Severus… No quería ni pensarlo –Dime que no lo hiciste, Ron.

-¿De qué tienes miedo? –Preguntó sin perder su pose sarcástica, algo nada típico en él, y que a Harry le hacía pensar que estaba hablando con Draco Malfoy en lugar de con su amigo de años – ¿Que te separen de tu amante?

-¡Snape no es mi amante! –Exclamó con exasperación, aunque por dentro seguía temblando de miedo por lo que podría llegar a pasar ahora que Dumbledore estaba puesto sobre aviso sobre sus escapadas nocturnas.

-¿No lo es? –Preguntó – ¿Entonces cómo explicas esto? -Tomó el baúl de su amigo con rudeza y lo abrió empezando a revolver el contenido sin dar mayores explicaciones.

-¿Qué estás haciendo? –Se quejó Harry intentando apartarlo, tenía demasiadas cosas allí dentro que no quería que nadie viera. Menos su mejor amigo –Deja mis cosas, Ron –exclamó sujetándolo del brazo.

MASQUERADEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora