Estaba consciente de que la guerra no era un juego, de que era mucho más lo que podías llegar a perder que lo que ganabas en una situación así. Lo sabía muy bien. Pero el saberlo no es lo mismo que el vivirlo. Y él, por lo que pudo descubrir, no había estado preparado para vivirlo.
Ron caminaba por el pasillo de la enfermería, había estado con sus padres hacía unos minutos, todos rodeando a Fred, pero quería alejarse de todo eso por un momento al menos, así tal vez podía dejar de ver en su mente como esa pared se derrumbaba y caía encima de su hermano, sepultándole. Aunque, en realidad, tal vez la mejor manera para que esa imagen no le persiguiera era volver junto a él, verle bromear como si no hubiera sucedido nada, agradecido de que a pesar de lo trágico de la situación sólo resultó con unas pocas heridas, rasguños en su mayoría. Realmente Fred era un afortunado, sonrió Ron.
Siguió su camino por el pasillo hasta la última cama; allí se encontró con Hermione quien sonreía en sueños, como si estuviera satisfecha de sí misma. Y quién no lo estaría en su lugar, la verdad, pensó Ron, si ni bien apareció en batalla (con una varita que se notaba no era la suya) dejó fuera de combate a más mortífagos que cualquiera, pero por sobre todo cobró venganza de las humillaciones, los castigos injustificados y las torturas, que le habían ocasionado los Carrow. Lamentablemente, sólo logró encontrar a Amycus (y ahora que Ron sabía lo del incendio en Malfoy Manor, sospechaba que posiblemente Alecto no había podido escapar de allí), pero había sido suficiente para cobrarse todo lo que le hicieron vivir en esos meses en Hogwarts. Eso fue algo que le sorprendió ver; nunca creyó que Hermione pudiera ser capaz de tener todo ese odio adentro para reducir a polvo a Amycus, tanto que no quedaba siquiera para llenar un sobre con lo que se encontró de él. Le sorprendía pero, enigmáticamente, no le incomodaba en lo más mínimo, pensó acariciando la mejilla de la chica.
Entonces, un grito se escuchó de improviso haciéndole sobresaltarse, y no sólo a él, todos estaban aun con los nervios a flor de piel, poniéndose alerta con el mínimo sonido inesperado, sacando sus varitas dispuestos a defender lo que les quedaba; pero entonces se percató que sólo eran gritos de felicidad, seguidos por aplausos entusiastas. Evidentemente Neville acababa de entrar en el Gran Comedor, se dijo al no verle en la enfermería donde madame Pomfrey le había llevado sólo para cerciorarse de que estuviera realmente bien, aunque el muchacho no presentaba ninguna herida o lesión de gravedad, como no se cansaba de decirlo mientras era arrastrado a la enfermería para una revisión.
Un nuevo aplauso entusiasta se escuchó, Neville tendría que empezar a acostumbrarse a ese tipo de atención en adelante, ya que todos le consideraban un salvador por haber acabado definitivamente con el reinado del horror de Lord Voldemort… aunque tuviera que compartir el crédito con alguien más, pensó Ron mirando hacia la puerta cerrada del cuarto aislado para las cuarentenas.
Christine Black estaba allí, así como su hermano Charlie quién fue el que se encargó de trasladar a la mujer cuando se desmayó, ya que nadie más se animó a acercarse a ella… ni a Harry. Ron suspiró, a Harry también habían llevado a ese cuarto y no dejaban pasar a nadie, por lo que no se sabía cómo se encontraba.
Eso era algo que aun no se explicaba (y sabía que todos los que presenciaron el hecho tampoco lo hacían), ni siquiera podía estar del todo seguro que lo que vio (o creyó ver) fuera realmente lo que sucedió; Christine Black, seguidora de Voldemort, asesina de Dumbledore, salvando a Harry de la maldición asesina que el Mago Oscuro le lanzó cuando cortó la cabeza de la serpiente.
Había sucedido todo demasiado rápido; primero Neville llegando en el momento justo con el Sombrero Seleccionador de donde Harry sacó la espada de Gryffindor. Harry cortando la cabeza de la serpiente cuando ésta saltó hacia él, aunque no fue lo suficientemente rápido para evitar la mordedura en su hombro. Voldemort, furioso, lanzándole la maldición asesina. Christine Black, apareciendo de quién sabe dónde, empujando a Harry y apartándole de la trayectoria del rayo, los dos cayendo al suelo, abrazado uno al otro. Y luego, sin previo aviso, la mujer mató a Voldemort, así sin más, sin ninguna explicación que pudiera dar una mínima idea de lo que estaba sucediendo allí realmente. Después ya aparecieron Charlie y Snape, quienes levantaron en brazos a Christine y Harry respectivamente, y entraron a ese cuarto.
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MASQUERADE
FanfictionHarry se escabulle de su habitación en la torre de Gryffindor cada noche después de que sus compañeros se hubieran dormido. "¿Qué es lo que hace?", se pregunta Ron una noche y decide seguirle. Grande será su asombro al verle entrar a las habitac...