Jueves,12:30 am .
Mi Raptor .
Me cabeza daba vueltas y entonces el recuerdo de lo ultimo que me había pasado llego a mi mente. Kendall obligándome a inhalar el contenido de ese pañuelo, aún podía sentir los efectos en mi cuerpo.
La oscuridad fue vista por mis ojos pero hasta ese momento no había notado que tenía la cabeza cubierta por una saco negro, inhabilitando mi visión. Intente quitármelo con las manos pero sentí que algo me lo impedía, me habían atado. Eso me alarmó, me habían atado y no me dejaban ver, lo único que podía notar era que me encontraba en un silla con las manos atadas detrás de mi espalda. Un ruido capto mi atención, alguien había abierto una puerta. La persona entro en silencio, como sino deseara ser notada por mi. Podía sentir su mirada intensa sobre mi cuerpo y eso me hizo removerme incomoda.
—Haz despertado—un característico acento ruso llego hasta mis oídos.
—¿Kendall?—pregunte desconfiada.
—Me alegro de que no se te haya olvidado mi nombre, muñeca—dijo con un tono de mofa.
Odiaba que no pudiera ver en donde estaba y que estaba haciendo. No confiaba para nada en ese hombre, y que me encontrará en esta situación le dejaba el camino libre para que hiciera conmigo lo que se le antojase.
—¿Dónde esta la señorita Amelia?—pregunte cuando no lo escuche más.
—Arreglando unos asuntos improvistos—dijo, haciendo que notara lo cerca que encontraba de mi—Lo cual nos deja completamente solos y a ti en mi entera disposición.
Mi cuerpo se tenso completamente, esto no podía estar pasándome. Escuche como soltaba una carcajada ronca que logro causar un escalofrío desagradable por mi cuerpo.
—No estas en condiciones de impedirme nada, dulzura—sus sobrenombres me causaban asco y más como sus labios pronunciaban cada letra, como si le complaciera como se escuchaban cada vez que salían de su boca. Asco, repulsión, nauseas, pánico y un montón de emociones mezcladas pasaban en mi interior.
—No sabes lo linda que te vez con ese vestido—susurro el haciendo notar su aliento sobre mi cuello—En la manera que tus curvas se realzan, como tus senos se vuelven más apetecibles, una completa delicia.-sus dedos recorrieron mi cintura lentamente. Comencé a moverme bruscamente, asqueada de su contacto y cercanía pero sobretodo nerviosa.
—¡No me toques!—grite con desespero, sintiendo como la agonía comenzaba a asfixiarme. Su risa se hizo más intensa esta vez, como si le fascinara las reacciones que causaba en mi. Como si verme atormentada aumentara su placer.
—Entre más peleas más me excitas —su tono se había vuelto más ronco—Me pregunto ¿Eres virgen? ¿Ya te ha tocado un hombre? Porque de no ser así, será un placer ser el primero que te desflore y te vuelva mujer. Esa fue la gota que detono mi resistencia, lágrimas comenzaron a bajar de mi rostro como si de un río desbordado se tratase. El abusaría de mi y yo no podría hacer nada para detenerlo. Era presa del pánico al saber que perdería lo más valioso de una mujer de esa manera.
—Por favor, no me hagas nada—suplique por primera vez desde que todo había comenzado.
—Siente lo que causas en mi—dijo restregando su parte intima contra uno de mis hombros desnudos—Un deseo inexplicable.
Sentía como las nauseas crecían en mi interior, era un ser despreciable y asqueroso.
—¡Eres un cobarde!—grite entre medio de las lágrimas que humedecían mi rostro—¡Eres un poco hombre por mantenerme atada como solo un infeliz lo haría!
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Raptada por el enemigo.
Teen FictionLleve una mano temblorosa a mi costado, sintiendo como de este comenzaba a salir un liquido y como un dolor insoportable recorría cada parte de mi cuerpo. El me había disparado.