Raptada por el enemigo.

Ella.

Jueves,3:30 am

 Ella

 Deseaba tanto poder acercarme. Sentir su piel contra la mía una vez más. Explorar cada parte de su ser y descubrir más cosas de ella. Deseaba tanto volver a tocarla, rozar su piel tibia y suave, deleitarme con el sabor tan dulce de sus labios provocadores. Deseaba dejarme perder entre su aroma tan embriagante. Tenía tantas ganas por enterar mis dedos en su abundante cabellera y simplemente acariciarla. 

 Me volvía loco cuando sus ojos eran capaces de mirarme con altanería he insolencia. Me encantaba cuando ellos brillaban con furia retenida y me hacían sentir algo indescriptible cuando se encontraban ahogados entre lágrimas. Me divertía cuando se atrevía a desafiarme, sabiendo que siempre cumpliría mis palabras. 

Me encantaba cuando su coraje y deseo de supervivencia salían a la luz, se convertía en una persona completamente diferente. Ella era tan única, tan especial, tan fuerte como delicada, tan inolvidable y cautivadora. Ella poseía una belleza tan extraña y atrayente, que te envolvía de una manera abrumadora. Tan hipnotizante. Ella era tan mía, mía y de nadie más. Las noches de desveló por su culpa me hacían desearla con tanta fuerza. Tenía tantas ganas de volver a tomar su cuerpo, de recorrerlo con mis labios y manos, grabar en mi mente cada pequeño detalle, cada lunar, cada cicatriz. De una manera lenta y pausada. Quería que gimiera mi nombre. Quería que sus ojos me miraran con un brillo de deseo. Quería que fuera mía, en todas las maneras. Este deseo irracional por ella estaba afectando mi poca cordura pero se me era difícil olvidarla. La quería a mi lado. Junto a mi. De una manera u otra. Porque comenzaba a sospechar que sin ella, nada sería lo mismo