Tolerancia

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Sábado,7:00 pm

Narra keyla

 Tolerancia.


 El tiempo pasaba de una manera lenta y tortuosa, me hacia desesperar como el día se iba y la noche iba cayendo a menudo que las horas iban pasando. No sabia cuando tiempo llevaba encerrada en esta habitación pero estaba segura que ya me había memorizado cada rincón de ella, desde principio a fin. Me había cambiado por el vestido cuando el chófer se había marchado de la habitación, dejándome sola. 

Había desistido de ponerme los tacones, así que me encontraba descalza y sin ropa interior, lo que me hacia sentir incomoda y muy expuesta. Me arrepentía de haberle dicho que no tenía hambre pues, comenzaba a tenerla y las horas pasaban, haciendo que me ahogara en agonía y que esta aumentara con cada segundo que transcurría. Había tenido la oportunidad de ver mi reflejo en el espejo del baño, el maquillaje se había ido por completo dejando ver como se encontraba realmente mi rostro, tenia una mejilla hinchada y una pequeña cortadura en el labio, eran marcas de combate y aunque el dolor hubiera sido insoportable me alegraba y me sentía orgullosa de mi misma por luchar, por querer mi libertad de vuelta y por dar la cara y ser valiente cuando intentaban ponerme la mano encima.

 El carácter lo había heredado de mi padre y el físico de mi madre, eran rasgos hereditarios y me sentía mas que complacida de que fuera así. Por lo menos tenia algo que me recordará a ellos y eso me bastaba. Con lentitud me acerque a uno de los estantes repletos de libros, pase la puntas de mis dedos por la superficie, sintiendo sus texturas, podía ver los títulos de miles de escritores de los cuales tal vez no había escuchando jamas o sus nombres eran lo suficientemente difíciles de pronunciar como para recordarlos.

 Con curiosidad tome uno de carpeta gruesa, no llevaba título y mucho menos tenia nombre de autor, era negro pero por su peso se podía notar que las paginas estaban llenas desde principio a fin. Lo abrí con lentitud, ignorando la advertencia que surgía en mi cabeza ante semejante tentación. Se suponía que no debía meterme en cosas que no me incumbían pero la curiosidad llamo al gato. De entre medio de esas cientos de paginas escritas con tinta a mano, resbalo una foto muy maltratada y arrugada.

 Estaba dispuesta a agacharme y tomarla, para analizarla con mas detenimiento pero una voz cortante y completamente demandante detuvo mi movimiento, haciendo que el libro se resbalara de mis manos y terminara en el suelo, haciendo un sonido sordo.

 —¿Quien te ha dado el permiso de tocar algo?—escupió las palabras con una frialdad que pudo incluso helarme la piel. 

 Tenia miedo a voltear y encontrarme con su rostro enfurecido, si ya le tenia miedo desde por si no necesitaba tenerle pánico. Me quede congelada en mi lugar, sin hacer un minúsculo movimiento, incluso podía decir que mi pulmones habían dejado de funcionar, podía sentí como mi corazón palpitaba desbocado hasta tal punto de hacerme creer que se saldría de mi caja torácica.

 —Te he echó una pregunta—puedo sentir como sus ojos lanzaban dagas hacia mi espalda, se sentía como intentara perforar con ellos.

 Trague saliva pero ninguna palabra salio de mis labios, carecía de ellas en aquel momento, si tan solo hubiera ignorado mi curiosidad no estuviera pasando por esto ahora. 

 —¡Mírame cuando te hablo!—grito con fuerza, sobresaltándome cuando tomo mi brazo con brusquedad y me giro de manera abrupta.

 Mi cuerpo choco con su imponente pecho.Sus ojos grises me miraban con rabia he intensidad. Su agarre en mi brazo comenzaba hacerme daño y con cada segundo que pasaba podía notar como intensificaba el agarre con mas fuerza. 

Raptada por el enemigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora