Martes, 8:30 am
Una Promesa Vacía
Parpadeo varias veces antes de poder adaptar mi vista a la oscuridad que me rodea. Me encontraba sobre una cama, cubierta por sabanas gruesas y cálidas. Las ventana de la habitación se encontraban cubiertas por cortinas oscuras que apenas permitían que entrara la luz del sol. Los recuerdos arremeten contra mi cabeza, causando que mis ojos se cierren con fuerza mientras sensaciones y sentimientos mezclados invaden mi ser. Lo había intentado una vez más y nuevamente había fracasado en el intento.
Shugar después de todo, no había concedido mi deseo. Seguía siéndole tan leal a su jefe como siempre. Un constante pitido a mi lado hizo que girará mi cabeza para toparme con la reconocida máquina que marcaba mis latidos. Mis ojos se fijaron sobre el pequeño cable grueso que hacia un recorrido por el borde de la cama hasta posarse en mi brazo izquierdo, donde una aguja se incrustaba en mi piel.
El sonido de una puerta alteró por completo mis sentidos y todo mi cuerpo. Una ola de nerviosismo se dio comienzo por mi sistema. Los recuerdos parecían más presentes que cualquier cosas y la magnitud de los hechos anteriormente vividos hicieron que mi corazón comenzará a latir desbocado con presunto terror.
Mis ojos atormentados se toparon con una figura que se me hacia muy familiar para mi gusto. El recuerdo del día de la subasta llegó a mi mente rápidamente, haciéndome reconocer al hombre. El había sido quien había detenido a Stephen para preguntarle si yo era "su nuevo juguete". Sentí el sudor escurrirse por mi frente, delatando mi visible nerviosismo. Mi respiración se había alterado más de lo normal mientras observaba con detenimiento y en silencio como ese hombre se iba acercando lentamente.
¿Quien era el? ¿Porqué se encontraba aquí? ¿Acaso tenía las mismas intenciones que en?
—No he venido a hacerte daño —sus ojos me observan con intensidad mientras que su voz es cautelosa.
Trago saliva con dificultad mientras intento incorporarme con cierta dificultad y en alerta ante cualquier movimiento sospechoso de su parte.
—¿Quien es usted? ¿Qué hace aquí?—pregunto con mi voz temblorosa. El ladea la cabeza un poco sin dejar de mirarme con atención. —Soy Luis. Ahora entiendo porque Stephen a perdido la cordura contigo. Eres hermosa a pesar de los golpes y las heridas. Pareces fuerte como ninguna y única—noto una mueca en sus labios mientras sus ojos se mantienen inexpresivos—Pero no debes preocuparte, no soy tu enemigo y tampoco tengo la intención de hacerte daño. Estas en mi casa. Después de lo ocurrido en la mansión Hall, todos se han hospedado aquí hasta algún tiempo indefinido.
—No puedo confiar en usted, no sabiendo que es igual o peor que el. Es su amigo ¿no? Debe ser igual de macabro.
Notó como un brillo extraño aparece en sus ojos mientras que el lenguaje corporal de su cuerpo cambia por completo ante mis palabras.
—Admito que no estoy completamente limpio pero jamás cometería algo tan vil he inhumano como lo que el hizo contigo. He comprado mujeres anteriormente, adultas, no niñas como tu. Jamás he golpeado o abusado de alguna como un animal enfermo. Todas han sido liberadas después de algún tiempo—sus ojos se entre cierran mientras pronuncia las palabras —Lo que el hizo contigo, es simplemente algo que no tolero.
Un nudo se forma en mi garganta ante las imágenes desgarradoras que corren por mi cabeza.
—Un Doctor te ha intervenido a tiempo. Dice que con una buena alimentación y un poco de descanso te mejoraras muy pronto —pronuncia luego de un tiempo.
Cierro los ojos con fuerza mientras me mantengo en silencio. Había estado tan cerca, si tan sólo Shugar no hubiera intervenido tal vez, sólo tal vez me encontraría en un lugar mejor. Tal vez hubiera logrado escapar de las manos sucias de aquel hombre que había convertido mi vida en una completa miseria
. —¿No piensas decir nada?—pregunta con el ceño fruncido.
—¿Porqué debería de decir algo? Me robaron la única salida que tenía de este infierno.
Su mirada se tiñe de sorpresa mientras me analiza con asombro.
—Tu de verdad querías morir—afirma.
Una sonrisa vacía se forma en mis labios resecos mientras apartó la mirada, mirando con vago interés a los objetos que decoraban la habitación.
—Lo ansiaba con todo mi ser, lo deseaba con fuerzas —susurro en un tono bajo—Ya nada tiene sentido para mi o importancia. Simplemente necesitaba acabar con todo esto.
—De verdad te hizo daño—lo escuchó gruñir por lo bajo, más para si mismo.
Involuntariamente mis ojos se cristalizan, mis labios comienza a temblar mientras dejó salir un bajo sollozó.
—No sabe cuanto —murmuro cuando la primera lágrima se desliza por una de mis mejillas.
La opresión en mi pecho me dificulta el trabajo de respirar pero aún así, intento mantener de la calma.
—Keyla es tu nombre ¿cierto?— Asiento lentamente con desconfianza. —Te prometo que no volverá a lastimarte mientras te encuentres bajo mi techo. No permitiré que vuelva hacerte daño en mi presencia —asegura con firmeza y seriedad.
Lo observó fijamente, mirándolo con mayor detenimiento. Su aspecto no era tan amenazante como el de Stephen pero su postura y la seriedad en sus facciones lograban intimidar a cualquiera.
—Usted no parece conocerlo. No hay nada ni nadie que impida que Stephen Hall lleve a cabo lo que desee. De verdad aprecio sus palabras señor luis pero por favor, no prometa cosas que no podrá cumplir—le regalo una forzada sonrisa—Tarde o temprano el mismo terminara acabando conmigo.
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Raptada por el enemigo.
Ficção AdolescenteLleve una mano temblorosa a mi costado, sintiendo como de este comenzaba a salir un liquido y como un dolor insoportable recorría cada parte de mi cuerpo. El me había disparado.