Domingo,1:40 am
Culpa
Mis pasos son apresurados por el pasillo mientras intento llegar a la habitación donde esta ocurriendo todo el alboroto. Mis ojos se topan con los ojos llorosos de la señorita Daya, una sirvienta que ha servido por años a mi familia. Sus manos tiemblan mientras sujeta el teléfono, hablando de manera apresurada.
—¿Qué demonios esta sucediendo? —le preguntó con el ceño fruncido, observando el interior de la habitación con cautela. Sus ojos me miran por unos momentos y por primera vez puedo notar la pérdida de respeto en sus ojos.
Sólo soy capaz de notar decepción, nada más que decepción. Termina de hablar por teléfono y cuelga, camina hasta mi y me mira de manera fija.
—¿Cómo pudo?—pregunta con la voz temblorosa por el llanto—¿Cómo pudo hacerle algo como eso? Era sólo una niña.
Mis facciones toman un cambio brusco al entender a que se refería.
—No se meta en mis asuntos señorita Daya, su único deber es servir, nada más. No me haga arrepentirme por haberla traído con nosotros —espeto de manera fría, pasando por su lado y adentrándome sobre la habitación, parándome bruscamente al notar rastros de sangre sobre la superficie de la madera del suelo—¿Ahora podría explicarme que esta sucediendo? ¿Dónde esta Keyla?
Ni siquiera necesitó que me responda cuando notó a Shugar salir del baño con el cuerpo pálido y inconsciente de Keyla entre sus brazos. Sus brazos cuelgan sin vida y se mueven con cada paso.
—¿Qué le sucede? —pregunto, analizando el cuerpo inconsciente. Comenzando a sentir un sentimiento extraño en mi pecho.
—Ha intentando suicidarse señor—la voz de Shugar suena fría y por primera vez puedo ver como sus ojos me miran de una manera irreconocible.
Un escalofrío recorre mi cuerpo al escuchar sus palabras.
—¿Qué? —el tono de mi voz había cambiado por completo.
No sabía como reaccionar ante tal situación.
—Debemos apresurarnos, el Doctor esta apuntó de llegar —dice Daya.
Shugar pasa por mi lado, encargándose de dejarme notar su enfado hacia mi persona. La señorita Daya lo sigue desde atrás, mirando preocupada el cuerpo inconsciente de Keyla. En tan sólo segundos me encuentro completamente sólo en medio de esa habitación fría y destrozada. Logró notar el rastro de sangre que se cierne sobre la superficie de la madera, incluso marcas de rasguños.
La había lastimado.
"Stephen, por favor detenté ".
Retrocedo con brusquedad al escuchar el eco de su voz en mi cabeza y tener la horrible imagen de sus lágrimas junto a sus ojos suplicantes, llenos de completo terror y desesperación.
¿Qué era esa sensación extraña que invadía mi pecho al revivir los recuerdos de la noche pasada?
Había visto con mis propios ojos como el brillo en su mirada, ese que la hacia especial y única, desaparecía por completo.
Había visto como se destrozaba entre mis brazos mientras mi cuerpo arremetía contra el suyo.
Había visto como había dejado de luchar contra mi.
Como se rendía.
Camino con pasos cautelosos hacia la puerta del baño, notando el estado de la cerradura. Mis pies se detienen nuevamente cuando me encuentro con un mediano frasco, completamente vacío, tirado en el suelo con alguna que otra pastilla a su alrededor.
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Raptada por el enemigo.
Ficção AdolescenteLleve una mano temblorosa a mi costado, sintiendo como de este comenzaba a salir un liquido y como un dolor insoportable recorría cada parte de mi cuerpo. El me había disparado.