EL día que te conocí.

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Tienden a escuchar por todos lados historias de amores a primera vista, de personas que parecen estar destinadas a estar juntas, así era el Rey y su primer esposo.

Había sido hijo único, rodeado de lujos y promesas, todo lo que un hombre puede desear, pero cuando su padre trajo al primer consorte, no pudo evitar clavar su mirada en aquella persona y callo rendida a sus pies.

No acepto a otros consortes, ni necesito de un Harem porque su esposo fácilmente dio a Luz a dos hijos varones bastante fuertes.

Pero el destino es una bruja que juega con hilos, porque después de que el consorte enfermara, para después morir, el rey desapareció.

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La anciana era ciega, daba pasos débiles y bastonea entre la basura, Hoseok sabía que su abuela no encontraría nada de esa manera, pero aun así le acompañaba, después de todo era el niño más grande de todos.

Vivian a las orillas del rio cerca del vertedero, y vivían de chatarra vendida y de caridad, eran niños sin padres o madres que vivían bajo las faldas de la anciana. La vida no parecía tan mala como sonaba, se ayudaban entre todos, comían y compartían lo poco que tenían, dormían donde la diosa luna les diera permiso dormir.

Pero la anciana había perdió la vista hace pocos días, y los niños más grandes tuvieron que encargarse de los más pequeños, eso incluía al joven Hoseok de 14 años que era el mayor de todos.

Entonces, picando con palos en el suelo, pudo divisar el rostro de un hombre sucio y mal oliente entre la basura

-¿Esta muerto?- pregunto la abuela que escucho a Hoseok quejarse

-¿Qué cosa abuela?, es solo un perro- le mintió, cubrió al hombre con papeles y ambos se fueron de ahí.

Pero la curiosidad es un don nato, uno que la pelirroja tenia, por lo que volvió al lugar para ver de cerca y comprobar si el hombre en el basurero estaba muerto.

No lo encontró hasta metros mas lejos cerca del rio, le llevo a rastras a una casucha que había llevado para estar a solas como una especie de habitación propia.

Miro al hombre y este era ciertamente bello, piel blanca, barbilla marcada y un aura de grandeza, pero olía a vagabundo, le vio raspado y comenzó a curarle preocupado de una infección en el cuerpo y una herida abierta en su mano fue sanada de inmediato.

Poco después el hombre despertó, miro al joven Hoseok y le agradeció, prometió en recompensa traer algo de comida la próxima vez y se despidió.

Así pasaron los días, en los que Hoseok iba a verlo en el lugar de siempre a escuchar sus historias

-Soy el rey, algún día te llevare al palacio para que conozcas a mis hijos-

-¿Rey? Si claro, y yo soy una puta hada, no mientas vagabundo- bromeo Hoseok con su usual modo de hablar

-Te falta mucho para ser un hada mocoso-

-¿Qué?-

-Las hadas son lindas- Ríe, Hoseok se sonroja inflando las mejillas molesto, ahora tiene 16 ya no es un niño o esta dejando de serlo, por lo que su corazón late con fuerza cuando ve el rostro sonriente de aquel hombre cuyo nombre dice ser "Suga".

-Bueno, digamos que te creo, ¿Qué te hace pensar que iré contigo? -

-Vendrás por que me quieres- le dice Suga pacíficamente sin gota de maldad en su boca, pero Hoseok lo mal interpreta porque su corazón late con fuerza y no puede negar este echo

⚘El consorte (Taejin)⚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora