CAPÍTULO 8

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"La carta"

- ¡Iria! – oigo que me llama mi prima.

- ¡¿Qué?! – respondo medio adormilada abriendo un ojo. Estaba dormida.

- Te ha llegado una carta – dice enseñándomela.

- ¿Tenías que despertarme para darme una carta? – digo sentándome y me estiro.

- Es que es muy rara, y no puedo abrirla – dice intrigándome. Cojo la carta y la observo. Es blanca con una equis roja dentro de un círculo a modo de pegatina para cerrarla. – He intentado abrirla de mil formas, pero es imposible – dice. Miro otra vez el sobre y veo que en la parte donde se escribe el remitente está en blanco, no hay nada escrito, bueno o eso parece.

- Ya sé cómo abrirla – digo y salgo por la puerta.

- ¡Espérame! – dice Steisy acelerando el paso.

- Mamá, ¿tenemos limones? – pregunto cuando llego al salón.

- Creo que sí, ¿por? – pregunta.

- Un experimento – digo inocente.

- Mejor no me lo cuentes – dice y sigue con el ordenador. Entro en la cocina y cojo un limón, lo corto por la mitad y echo un poco de su jugo en un vaso.

- ¿Qué quieres hacer? – pregunta Steisy mirándome atentamente.

- Al darle luz de lado se ve que hay partes de la carta que tienen como un brillo así que pensé que sería tinta invisible y como no tengo luz ultravioleta con un poco de limón se puede leer lo que pone – le explico mientas con el dedo paso un poco del zumo por el sobre – ahí está – digo con una sonrisa cuando parte del texto se puede ver.

- ¿Qué pone? – pregunta mirando la carta – parecen números – dice y miro la carta, tiene razón – 5-6-7-16-22 – dice los números en voz alta - ¿un número de teléfono? ¿coordenadas?

- Demasiada televisión ves tú – digo riéndome de sus caras al intentar descifrar el significado de los números. – A lo mejor es una frase o algo así.

- Son números, no letras – dice obvia.

- Pero si a cada número le asignas una letra saldrá una palabra.

- ¿Y qué letra le asignas a cada número? – pregunta.

- A lo mejor es el orden del abecedario, la A es el 1, la B el 2 y así sucesivamente.

- Probemos – dice y escribe en un papel el abecedario y debajo el número - ¿efgou? – dice cuando tenemos las letras – esa palabra no existe, creo que te has equivocado.

- Fuego – me mira alzando una ceja – las letras están colocadas en orden del abecedario, pero si cambias el orden pone Fuego – digo.

- ¿Y qué hacemos? ¿Quemar la carta? – dice sin entender nada.

- Coge el mechero del segundo cajón – le digo y lo saca – el cierre está hecha de un material distinto al papel o plástico, quizás si le das calor se despega – Steisy se encoge de hombros y yo pruebo a darle calor, unos segundos después el cierre se empieza a despegar.

- Saca la carta – dice desesperada.

- Voy, voy – dejo el mechero en la encimera y saco la carta – hay una fecha y una hora – digo.

- Detrás también hay algo escrito – dice mi prima y le doy la vuelta al papel.

- Es un lugar – digo extrañada.

- ¿Tienes un admirador secreto que le gustan los acertijos?

- No tengo ningún admirador secreto, pero sí que es intrigante.

- ¿Vas a ir? – pregunta y asiento - ¿cuándo y dónde es? – pregunta.

- Mañana a las 12 en la plaza de al lado de la universidad – digo mirando la carta otra vez.

- Joder, yo quería ir – dice como una niña pequeña ya que no puede venir porque tiene una sesión todo el día mañana.

- Después te cuento todo – digo y asiente.

- Con todo detalle – dice y asiento riéndome.

- Ahora me voy a dormir otra vez – digo y subo a mi habitación sin dejar de pensar quien es la persona que la ha enviado y porque tantos acertijos para abrirla y que solo ponga una fecha, una hora y un lugar.

Al día siguiente, después de mi tercera y última clase, voy al sitio y llego justo a la hora, me acerco al único banco libre que hay y me siento.

- ¿Está ocupado? – me pregunta un señor mayor con bastón, pelo blanco y vestido con unos pantalones marrones y una camisa de cuadros verdes y azules marinos. Me sonríe transmitiéndome confianza.

- ¿Esperas a algún amigo? ¿A tu novio quizás? – dice rompiendo el silencio.

- A un amigo, está a punto de salir de clase – digo sonriéndole. Mira su reloj.

- Se me hace tarde tengo que irme – dice – adiós – dice con una sonrisa.

- Adiós – le respondo de la misma manera me sonríe por última vez y se va. Miro dónde estaba sentado hace unos segundos y veo un sobre - ¡Señor! – digo levantando la cabeza para darle el sobre, pero ha desaparecido. Miro el sobre y veo que tiene el mismo logo que el cierre del sobre de ayer, esta vez no está cerrado, saco la carta y veo que hay un alfiler pegado, le doy la vuelta para ver si hay algo más y sí, date la vuelta, hago lo que pone y me encuentro con un globo rojo, cojo el alfiler y me levanto, desato el globo del árbol donde está enganchado, lo pincho con el alfiler. Una tarjeta de memoria cae al suelo, la cojo y decido mandarle un mensaje a Álex avisándole de que me he ido, cuando llego conecto la tarjeta al portátil y en ella solo hay una dirección de correo y un mensaje Manda una equis y espera la respuesta pacientemente.

 "RI HOMINIE". Donde viven las historias. Descúbrelo ahora