CAPÍTULO 19

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La cabaña

D da una serie de golpes que forman algo así como una melodía. El chico borde, que me raptó el día de la fiesta de Halloween, abre la puerta. D se queda fuera esperando a que entremos. Alex me mira con miedo y niego con la cabeza. Entro en la cabaña.

- ¿Vas a entrar? – pregunta, seco el chico, que ha abierto la puerta, a Alex.

- Sí voy – dice mi amigo intentando aparentar una seguridad que no tiene.

- ¿Dónde está Steisy? – le pregunto a D encarándome.

- Todo a su tiempo – responde poniéndome de los nervios.

- ¡Estoy harta de esa estúpida frase! – digo intentando controlarme.

- ¿Queréis algo de beber? – pregunta D cambiando de tema.

- Sí.

- No – decimos Alex y yo a la vez. Miro mal a mi amigo. – Hace menos de cinco minutos no querías ni entrar.

- Tengo sed – dice encogiéndose de hombros.

- ¿Y si te drogan y te vuelven a dormir? – le digo intentando sembrar la duda en él.

- No tiene nada raro – se mete D en la conversación.

- No te creo – le digo cruzada de brazos.

- ¿Quieres que beba yo para probártelo? – asiento y pone los ojos en blanco. Bebe agua del vaso que le iba a dar a mi amigo.

- ¿Ves? Nada raro – dice mi amigo y se bebe el agua de un trago. – Gracias – le dice a D devolviéndole el vaso.

- ¡No le des las gracias! Te han dormido y atado a un árbol – le sacudo por los hombros y le miro a los ojos - ¡Por no hablar de que han secuestrado a mi prima!

- Pero ahora ha sido amable – rebate mi amigo y le doy una colleja. Oímos como el chico borde y D se ríen; decido no hacer caso a sus risas y vuelvo a ponerme delante de D y le miro a los ojos.

- Quiero ver a mi prima, ya –le impongo firme.

- Ten un poco de paciencia, El Rojo tiene que llegar – me responde.

- ¿Quién? – pregunta Alex quitándome las palabras de la boca.

- Nuestro jefe – le responde el moreno que está, ahora, sentado en un taburete que hay en la pequeña cocina.

- ¿Cuánto va a tardar? – le pregunto.

- No lo sé, lo que él quiera – responde tranquilo.

- ¡¿Cómo que lo que él quiera?! – digo intentado controlarme, una vez más. Ya no aguanto más. Cierro los puños con fuerza aguantando la ira que ahora mismo me está recorriendo.

- Hey – Alex me da la mano para que deje de clavarme las uñas. Le miro a los ojos y le abrazo. En este momento es el único que puede llegar a calmarme. Cierro los ojos y respiro profundamente; nos sentamos en el sofá y me abraza.

- Quiero hablar con mis padres, ya es tarde, estarán preocupados – le digo a D y él asiente.

- Pon número privado – dice dándome su móvil y mira atentamente como hago lo que me dice.

LLAMADA TELEFÓNICA:

Lucía: ¿Diga?

Iria: Soy yo mamá.

Lucía: Iria cariño, ¿dónde estáis tu prima y tú? He estado llamándoos durante una hora y ninguna contesta por suerte la madre de Alex me ha dicho que estabais con él.

Iria: sí hemos ido a casa de Emma, la novia de Alex. Nos ha dicho que nos quedemos a dormir que es tarde, es más te estoy llamando desde su móvil, el móvil de Steisy y el mío se han quedado sin batería. Siento no haber llamado antes se me ha ido.

Lucía: vale cariño, no pasa nada. Pero por favor la próxima vez llámame o avísame antes.

Iria: sí, claro. Te quiero mamá.

Lucía: y yo ti.

FIN DE LA LLAMADA.

- Odio mentir a mi madre – digo mirando al frente y le doy el móvil a D.

- Cualquiera lo diría – comenta el chico borde.

- ¿Y a ti quién te ha pedido tu opinión? – le digo lo más borde que puedo.

- Sólo comentaba – dice.

- Pues no comentes y cállate. Hasta ahora lo has hecho muy bien. – Se ríe y mi enfado aumenta. Me levanto y noto como alguien me coge la mano – Alex suéltame – digo aun mirando al chico que me ha cabreado.

- No soy yo – me dice mi amigo. Miro la mano que me está agarrando y veo que es D el dueño de esta.

- Que te enfades con él no va a arreglar nada – dice mirándome.

- Me desahogaría darle un puñetazo – digo sosteniéndole la mirada.

- Eres libre de hacer lo que quieras, pero piensa, quizás si le haces daño tu prima paga el precio – dice sembrando el miedo en mí.

- Quiero saber si mi prima está bien – digo rápidamente.

- Ella está bien – me asegura.

- No quiero que me lo digas tú, quiero que me lo diga ella quiero pruebas – digo soltándome de su agarre.

- Espera – dice y asiento. Sale de la cabaña y tras unos minutos, en los que yo no paro de moverme, vuelve a entrar. – Te van mandar un vídeo al móvil de las pistas. Sólo puedes verlo una vez.

Espero paciente a que llegue el vídeo, sentada en el sofá con Alex a mi lado. Tengo el móvil en las manos y no aparto la mirada de él. Diez minutos después llega un mensaje, lo abro y es un vídeo tal y como Alex me ha dicho.

- Hola primita – me saluda mi prima con una sonrisa, está sentada en una cama – me han dicho que estás preocupada por mí. Estoy perfectamente, me han dado comida y agua; incluso un libro para leer – pone los ojos en blanco y me río, ella odia leer – al final por aburrimiento me lo he leído, bueno lo he intentado me he quedado dormida mientras lo leía – sonrío y una lágrima se me escapa. – Me han dicho que dentro de poco nos vamos a ver y también que has hablado con Lucía, menos mal porque si no nos iba a caer una bronca cuando volviésemos a casa. Supongo que habrás tenido que mentirla y sé que lo odias, no te preocupes por eso si le llegas a decir la verdad Dios sabe qué habría pasado – mira a la derecha y asiente – me han dicho que me vaya despidiendo así que nada adiós te quiero mucho y dile al Zanahorio que por sorprendente que parezca también tengo ganas de verle. Te quiero.

El vídeo se acaba y como me ha dicho D ya no puedo verlo más veces. Alex me abraza y sé que se está aguantando las lágrimas.

- Ves está bien – dice en mi oído.

- Si tienes ganas de llorar, hazlo – le digo de la misma manera.

- No – dice y noto que se le ha roto un poco la voz. Le abrazo más fuerte.

- No tienes que hacerte el fuerte, porque ya lo eres – ahora es él quien hace el abrazo más fuerte.

- Te quiero enana.

- Yo más grandullón.

 "RI HOMINIE". Donde viven las historias. Descúbrelo ahora