CAPÍTULO 20

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¿Estás bien?”

Alex y yo nos quedamos dormidos, abrazados, en el sofá. Me despierto y sin despertar a Alex me levanto y me estiro. Salgo de la cabaña sin despertar al chico borde que siempre va de rojo y me siento en los escalones de la puerta. Pienso en todo lo que ha pasado en las últimas 24 horas y me parece de loco, surrealista.

Oigo como se abre y se cierra la puerta, pero no miro a ver quién es.

- ¿Un café? – me pregunta D sentándose a mi lado. Cojo la taza gris que me ofrece y doy un sorbo. – Ahora no me preguntas si hay droga – dice.

- Dudo que me queráis drogar, vuestro juego se acabaría – digo mirando al frente – a Alex sí os interesa drogarle, así tengo algo más por lo que me interese seguir las estúpidas pistas. – Veo de reojo como asiente. En silencio nos tomamos cada uno su café. - ¿Por qué yo? – pregunto rompiendo el silencio.

- ¿A qué te refieres? – pregunta mirándome.

- ¿Por qué me hacéis todo esto a mí? De entre los siete millones de personas que hay en el mundo me elegís a mí, ¿por qué? – le miro a los ojos.

- Porque hay algo especial en ti, algo que tú ya sabes, pero no eres capaz de admitir y hasta que no lo hagas El Rojo seguirá haciendo todo esto. Te seguirá poniendo a prueba.

- ¿Y si estáis equivocados?

- Ya nos hemos equivocado otras veces y nadie ha llegado tan lejos como tú, El Rojo está seguro de que eres tú.

- ¿Dónde quedó lo de Todo a su tiempo? – pregunto repitiendo la frase que tantas veces he oído.

- No te he dicho nada que tú no pensaras. ¿Has terminado? – asiento. Coge la taza de mis manos y vuelve a entrar – deberías entrar hace frío – dice antes de cerrar la puerta.

Después de un rato vuelvo dentro y me siento al lado de Alex que está en la mesa desayunando. Le doy un beso en la mejilla y me sonríe.

- ¿Todo bien? – pregunta.

- Lo mejor que se puede en esta situación – digo y apoyo la cabeza en su hombro.

- El Rojo llega en diez minutos – le dice el chico borde a D.

- Bien, voy a cambiarme –le dice y se mete en el que creo que es el baño.

- ¿A cambiarse? – me pregunta Alex en bajo y encojo los hombros como respuesta.

- Todos tenemos que ir vestidos de rojo – dice el chico borde metiéndose en la conversación. Que manía tiene la gente de hacer eso. – David no suele ir de rojo y el jefe se lo permite excepto cuando hay este tipo de reuniones o encuentros.

- Entiendo – asiente Alex.

D sale del baño vestido de rojo con una camiseta de manga corta, un pantalón de chándal y unas zapatillas. Llaman a la puerta de la misma manera que llamó D cuando nos trajo a la cabaña ayer.

- Poneros de pie – nos dice el moreno y Alex y yo le hacemos caso.

El chico borde abre la puerta y lo que parece, un señor vestido de blanco con una traje y zapatos entra. Lo que más llama mi atención es el gorro y pañuelo que lleva, lo único que se puede ver son sus ojos, son marrones.

- Iria Davis y Alexander Brown – dice.

- ¿Dónde está Steisy? – le pregunto.

- Todo a su tiempo – responde y me doy con la mano en la frente.

 "RI HOMINIE". Donde viven las historias. Descúbrelo ahora