INVASIÓN: LOS NUEVOS DIOSES (HISTORIA 4)

CAPITULO 27: SIN REMORDIMIENTOS

En las alcantarillas de la destruida ciudad de Cemist Grove, el emperador Sigmar se levantaba de su cama improvisada con un colchón viejo, los changelings lo apoyaban en todo lo que podían en lo que Theta y Chrysalis fungían como sus guardaespaldas imperiales. Cassian platicaba sobre trivialidades de la vida con otros soldados de Deva. El alicornio se sentía frustrado de no poder estar con sus hijos nuevamente, se sentía tan cansado de huir lejos de ellos para mantenerlos a salvo, deseó poder abrazarlos y narrarles cuentos a la hora de dormir. Deseo estar con Twilight también, deseó poder besarla y hacer el amor con ella en alguna calurosa noche de primavera. 

Cassian y los demás soldados se pusieron de pie en posiciones firmes, Sigmar al fin había salido de su habitación, el alicornio noto que el lomo del emperador aun no se curaba del todo de las quemaduras. Sigmar vio la fila de soldados que aun tenían, eran 30 jóvenes guerreros y junto con Cassian y los changelings sumaban un total de 75 individuos, eran suficientes para partir hacia el mar meridional y llegar a una embarcación cercana para zarpar rumbo a la nación de Redwood. Honestamente se sentía arrepentido por dejar a las demás filas de soldados a su suerte pero comprendió que para dirigir un imperio milenario debían hacerse sacrificios dolorosos pero necesarios. Por primera vez Cassian miro con despreció al emperador Sigmar, supo entonces que estaba en frente de uno de los tiranos más peligrosos en toda la historia de este mundo. Cassian sabía lo del genocidio de alicornios y eso aumentaba lentamente su odio, pero lo disimulaba perfectamente bajo un semblante serio y calculador. Luna por su parte desconocía totalmente aquel dato tan oscuro sobre Sigmar, por lo que ella aun lo veía con respeto y admiración. "Algún día de estos", se prometió Cassian a si mismo, "voy a desenmascarar a todos tus demonios Sigmar". Un súbito pensamiento lo arrebato de aquel deseo, "pero ¿que caso tendría revelar que tu participaste en el genocidio de los Alicornios? no hay nadie que te escuche a excepción de tu queridísma esposa Changeling y mi media hermana". Calló sus pensamientos nuevamente, su semblante serio y calculador inquietaba un poco a Sigmar ya que sabía que detrás de esa mirada inexpresiva por parte del alicornio había algo oculto. Luna también notó aquella extraña expresión en su hijo, ella lo averiguaría en sueños.

-Escuchen, mañana partiremos rumbo al lago Klingon y ahí zarparemos hacia Redwood, pediremos asilo político en lo que ideamos una estrategia de defensa contra las fuerzas invasoras ¿tienen alguna duda?

-¡Negativo señor!- respondieron todos los solados al unisono en perfecta sincronía. Sabía que no debía mostrarle sus verdaderas intenciones al emperador o si no sería el candidato ideal a una ejecución pública.

Cassian simplemente permaneció totalmente inexpresivo. No denotaba felicidad o preocupación alguna, no mostraba angustia, remordimiento o miedo, ni siquiera sonreía bajo ninguna circunstancia. Luna comenzó a preocuparle aquel comportamiento tan extraño por parte de su hijo. Si algo sabía ella es que debía ayudarlo, debía saber que originaba aquel semblante inexpresivo en Cassian, en su querido Cassian, debía ayudarlo gracias a su instinto materno que aun permanecía vigente después de tanto tiempo. Luna recordó aquellas noches en las que aún vivía dentro del palacio de Canterlot, las noches en las que Cassian era invadido por horribles pesadillas de monstruos grotescos persiguiéndolo a través de un campo frutal seco y muerto. Ella se aparecía y ahuyentaba las horribles visiones que atormentaban a su hijo. Al final de aquellas pesadillas, el pequeño alicornio despertaba chillando levemente, entonces Luna acudía a el estando ya despierto.

-Tranquilo pequeño, ya paso, no tienes nada de que temer- lo consolaba Luna.

-¿Porque los monstruos no me dejan en paz mama?- le preguntaba el pequeño Cassian entre sollozos a su madre.

-Cassian, pequeño mio, los monstruos no son reales, no pueden hacerte daño.

-Pero ¿porque sigo soñando con ellos mama?