INVASIÓN: LOS NUEVOS DIOSES (HISTORIA 4)

CAPITULO 29: EFECTOS SECUNDARIOS

"Todo fue planeado, todo fue orquestado por aquella falsa Diosa de la Corrupción. Todo esto fue un complot. Todo esto fue una mentira maestra"

La lluvia se precipitaba sobre las ruinas de la ciudad, el aroma a tierra mojada lo impregno todo. Sigmar era atendido por los Changelings junto a la reina. Ambos estaban muy mal heridos. La sangre mezclándose junto con el agua de la lluvia dejaban un rastro rojizo que se extendía hasta los agujeros del alcantarillado. La sensación de la aguja y el hilo traspasar y unir la piel provocaba que Sigmar se mordiera los labios ahogando pequeños quejidos de dolor.

La lluvia se intensifico a medida que pasaba la noche, Sigmar permanecía incrédulo por aquella horrible traición de la que fue victima por parte de individuos en quienes confiaba casi de forma ciega. Sin embargo, Chrysalis estaba dudosa, en todos sus años de búsqueda de una manera desesperada de sobrevivir pudo efectuar múltiples sabotajes de forma exitosa, fue capaz de dividir familias para siempre e incluso de destruir desde los cimientos un par de reinos enteros en búsqueda de amor para alimentarse. Estaba segura de que aquí, lo que paso, había sido obra de Changelings rojos.

                                                             (...)

Dentro de aquella duradera nave espacial, Tempest Shadow dormía plácidamente sobre el pecho de Gideon, su cuerpo era cálido y suave. Su respiración se escuchaba como una apacible melodía.Si. La noche anterior había sido de las mejores que la general del cuerno roto había tenido en años. La sonrisa dibujada en su rostro durmiente lo comprobaba. En sueños, ella corría libremente por blancos y resplandecientes campos de algodón donde se encontraba su casa de la infancia, el aire cepillaba su pelaje e invitaba a una estancia cómoda y duradera. Sin embargo, un chasquido en el cielo de aquella visión etérea quebró la paz que la dominaba . La Falsa Diosa descendía en su trono levitatorio,  haciendo que toda la vegetación a sus alrededores se corrompiera y pudriera. En su sueño, Gideon estaba atado a lado de ella, de la Falsa Diosa. Su impotencia fue acompañada por una desesperación total, su cuerpo se paralizó y sus piernas comenzaron a temblar como jalea . Cerro los ojos porque no quería  presenciar lo que iba a acontecer. Bharwan tomó a Gideon del cuello, y el infierno se desato como una tormenta infernal.

Tempest despertó respirando fuertemente, muy perturbada por el significado de aquella visión horrible. Gideon también despertó al escuchar los jadeos de ella.

-¿Tempest? ¿que pasa cariño?-pregunto el

-Yo...tuve otra pesadilla, es la tercera que tengo esta noche.

-Tranquila, solo fue un sueño.

-Lo se, me disculpó por despertarte.

-No hay problema, volvamos a dormir.

Ambos se recostaron en la colchoneta y durmieron plácidamente por el resto de la noche.

                                                                              (...)

Chrysalis ordenó a sus súbditos que establecieran  una guardia de perimetro. Los medicos Changelings seguían atendiendo las heridas de Sigmar. La lluvia cesaba con lentitud y la herida de su pata dejó de sangrar.

-"Tsk... ¿Como se encuentra?"- pregunto la reina a sus zánganos.

-Volverá a caminar, pero necesitara de unas cuantas horas de reposo.

Ella camino hacía el lecho de su amado Sigmar. El emperador bebía copiosamente el agua de lluvia recolectada en cubetas de madera. De un canasto ubicado en la mesa de su izquierda, tomaba unas cuantas manzanas silvestres y las comía con hambre y algo de gula. Ambos se quedaron viendo mutuamente, estudiándose con la mirada, buscando aquella facción que los atraía el uno del otro. Chrysalis se acercó a su lecho y lo beso de forma cariñosa. Sigmar correspondió el beso cerrando los ojos. El sabor del jugo de manzana ocasionó que Chrysalis no se separara de sus labios por unos cuantos segundos. Al separarse, estos nuevamente dirigieron sus miradas de forma mutua. Chrysalis nunca pensó que en algún momento de su longeva y miserable vida pudiera amar y ser amada. De ser una criatura que devoraba amor para su supervivencia y la de su colmena, ahora podían gozar de el. Por el otro lado, Sigmar nunca creyó encontrar el amor y la belleza deseadas en una reina Changeling, pero así había sido. Tal vez el destino o la casualidad los unió durante aquellos tiempos de guerra y desolación.