🥀Capítulo: Dreizehn 🥀

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Era un día normal, como cualquier otro.
El hijo mayor de los Michaelis se encontraba yendo a la Academia de Artes Oscuras, resongando, ya que no le gustaba ir.

Entró a la institución, suspirante.
—"¡Samael! ¡Hola!"—Molesto ante la voz femenina, se dió la vuelta.

—"Ya te he dicho que no me llames por mi nombre, Nébula."—La miró con desprecio.

—"¿Porqué? Tienes un hermoso nombre, Samael Asmodeus Behemont Michaelis."—El de cabellos azbache chasqueó la lengua.—"¿Cómo te gusta que te llamen?"—Ella le sonrió.—"¿Sammy? ¿Modeo? ¿Mont? ¿Micha?"—Harto, el joven miró al techo.

—"Samael está bien."—La miró de soslayo y empezó a caminar.

—"A mí me gusta que me digan Nebby."—La pelinaranja siguió al joven.

—"Ajá."—Dijo sin interés.

—"He oído que tienes una hermanita bebé, ¿Cómo es?"—El joven la miró nuevamente de reojo.—"¿Dije algo malo? Oh, no me digas, ¿Está enferma? ¿Falleció?"—El contrario se mordió el labio de rabia, mientras apartaba la mirada.

—"Eso no es de tú incumbencia."—Él siguió caminando.

—"Oh, también he oído que la van a comprometer con el menor de los Faustus, ese niño derrapa sex appeal con solo un año."—Ella rió ante su propio chiste.

—"¿Qué mi hermano qué?"—Los dos se giraron a ver al de los ojos ámbar y lentes.

—"Oh...Amon, estábamos hablando de tu hermanito Chris...Que se va a comprometer con la hermanita de Samael."—El contrario a ellos se subió los lentes.

—"Sí, es una desgracia que una bebé tan linda como ________ tenga que ser hermana de este demonio de la lujuria."—Lo miró como si quisiera matarlo.

—"Heh, qué mi nombre sea de un demonio de la extrema lujuria y perversión, no significa que yo sea eso, demonio de la ira."—Él más alto le dedicó una sonrisa ladina.

—"Yo seré el demonio de la ira, pero yo no tocaré a mi hermana en lugares donde no debo."—Él de ojos carmesí se ofendió.

—"¡¿Por quién me tomas, Amon?!"—Lo agarró del cuello de la camisa.

—"Niños."—Se separaron al escuchar la voz del padre Blackwood.

—"Con permiso."—Amon se acomodó la camisa y se retiró.

—"Hijo de puta, ¡¿Cómo se atreve?!"—Samael siguió gritándole a lo lejos.

—"Ya, tranquilo."—Nébula lo tomó del brazo y entraron a su curso.

Al terminar las clases, Nébula siguió a Samael, fuera de la institución.
—"¿Puedes dejar de seguirme todo el puto día? Tengo las pelotas por el suelo, tengo suficiente con hoy."—Ella lo miró, triste.

—"Yo...A mí...Me gustas."—La joven se sonrojó a más no poder.

—"Que bien, ¿Te doy un premio?"—Los ojos de la joven se llenaron de lágrimas ante la broma del más alto.—"¡Ash! No seas actriz, los demonios completos no pueden llorar, tarada."—Ella lo miró, molesta.

—"¿No prestas atención a las clases? ¡Si pueden llorar! ¡Solamente que nada los hace llorar! Hay demonios sensibles, carajo."—La última parte de la oración de la joven hizo reír a su contrario.

—"¿Hay demonios sensibles? Pff, seh, claro."—Él miró a la luna.

—"¿Tú crees que él padre Blackwood seguirá en la Academia cuando tú hermana sea adolescente?"—Ella también miró la luna.

—"Claro que sí, ese viejo culo abierto no se muere más."—La joven rió.

—"¿Será qué te gusta alguna chica? Por eso, tal vez, ...No quieres salir conmigo."—Él de cabellos azabache la miró, con una ceja levantada y sonrisa ladina.

—"Los demonios no sienten."—Ella gritó, harta.—"Cállate, estúpida."—Le tapó la boca.

—"¿Cómo se llama tú familiar?"—Nébula cambió de tema, rápidamente.

—"Leviatán."—Él sonrió.—"Aún esperamos él familiar de _________."—Volvió a mirar la luna.

—"Puf, eso vendrá mucho después...Es como su primer periodo, faltan siglos."—Ella suspiró.—"Él mío todavía no vino."—Él joven la miró, incrédulo.

—"¿Tú periodo o...?"—Ella chasqueó la lengua.

—"¡Él familiar, alcornoque!"—Él sonrió.

Y así, todos los días Nébula 'molestaba' a Samael, hasta que un día se hartó de que lo molestara tanto y se hicieron novios.
Él terminó agarrando cariño por ella, mientras ella lo amaba con locura.
Estuvieron alrededor de tres siglos juntos, hasta que Nébula se puso pesada ya que, él, le prestaba más atención a su hermana que a ella.

—"¡¿Acaso es mi culpa que tú hermana sea una enfer-...?! Lo siento... Yo..."—Él se giró furioso a verla.

—"Dilo, si tienes ovarios."—Ella tragó.—"Con mi hermana no se mete ni Lucifer."—Él joven agarró sus llaves y se fué.

—"¡Espera! ¡Samael! ¡Ven!"—Ella corrió tras él.

—"Ya hace mucho me vienes hinchando las pelotas, y esto fue la gota que colmó el vaso."—La joven lo tomó de las manos.—"Aparte desde que te bautizaron no creces ni un poco, ya no me atraes."—Ella comenzó a llorar.—"Aquí se termina todo esto, adiós."—Se soltó de su agarre y empezó a caminar.

—"¡Estoy embarazada!"—Gritó ella, haciendo que él se detuviera, sin girar a verla.

—"¿Sabes lo que es abortar?"—Dijo con lástima y siguió caminando.

—"Pe-Pero..."—Ella cayó de rodillas en el suelo de madera.—"¿Ni siquiera eso te importa...?"—Las lágrimas de la joven comenzaron a caer.

Nébula no era una buena chica, mientras estaba con él joven Michaelis, se acostaba con más chicos, de los cuales Samael se enteró más tarde, y por ello tomaba pastillas anticonceptivas, así que lo del embarazo era una completa mentira para retener al joven.

Por otro lado, la hija menor de los Michaelis estaba enferma, no solo tenía asma, si no que también tenía esquizofrenia infantil, que la llevaba a hacer cosas horribles.
Afortunadamente, con el tiempo todo esto se fue apaciguando, hasta punto de curarse, o eso creían.

"𝓣𝓱𝓮 𝓼𝓮𝓬𝓻𝓮𝓽 𝓸𝓯 𝓸𝓾𝓻 𝓮𝔂𝓮𝓼" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora