Al día siguente, ___________, desayunó por primera vez con su prima.
—"Estoy tan contenta, creo que por fin lo vas superando."—La menor sonrió.—"No, solo me das pena."—Dijo la mayor, mientras comía.—"Tú nunca sales de aquí, no conoces más personas, no conoces el mundo exterior, ¿No te pone triste?"—La contraria asintió silenciosamente, mientras miraba de soslayo a su mayordomo.
—"Bueno, eso no es el tema que nos concierne.
¿No te molesta que vengan unos invitados a quedarse unos días? Estem...Vienen de muy lejos."—La de cabellos azabache negó.—"Estaré fuera, no quiero que me conozcan con tu prima, sería un golpe muy duro a tu reputación."—La contraria sonrió y tomó agua.
—"No eres una vergüenza, todos tenemos nuestros momentos buenos y nuestros momentos malos, tranquila."— _________ le sonrió.—"¿Y cómo es tu hermano? Jamás lo he visto."— La contraria tragó la comida que tenía en la boca.
—"Es igual a mí, pero hombre y más grande."—Describió, sin ganas.
Terminó de comer y se levantó.—"Supongo que vienen esta tarde, así que será mejor que me vaya.
Con permiso, prima."—La menor le sonrió y al instante que se dió la vuelta puso una expresión de tristeza, mirando a su mayordomo.___________ se dirigió al único bar que había en el pueblo, uno de lesbianas, donde todos los días iba a beber y a fumar.
Esta vez, las bancas de la barra estaban todas ocupadas, así que pidió su bebida de siempre y se sentó en un sofá de atrás.—"Hey~"—Reconoció la voz de Helga, que sentaba su par.—"Hoy viniste tempranito."—La rubia se mordió el labio inferior mientras movía, inquieta, sus piernas.
—"Seh."—La pelinegra se sirvió un poco de su bebida y la tomó toda de una sola estocada, como si de whisky se tratáse.
A su vez, notó las miradas de todas las chicas del bar hacia ella, mirando fijamente todos sus movimientos.—"¿Porqué no me cuentas la causa de tu tristeza?"—La rubia la miró, atenta.
—"¿Estás segura?"—La contraria asintió, sonriente.—"Bueno...Todo comienza cuando me quedé en donde se quedaba mi hermano, él es el mayordomo de un Conde de mi misma edad y un día nos embriagamos y tuvimos sexo, obviamente no solo me sentó mal porque era el amo de mi hermano, si no que también porque yo ya tenía prometido y me iba a casar.
El amo de mi hermano se enamoró de mí y yo de él, pero a la vez quería estar con mi prometido y formar una familia con él, porque eso era lo que me habían inculcado desde niña."—Prendió un cigarrillo, inhalándolo al instante.—"Yo no quería darle muchas ilusiones a el amo de mi hermano, así que traté de evitarlo lo más que pude.
Llegó el día de la boda y una chica que siempre fue la peor persona del mundo conmigo, era una zorra de mucho cuidado, hizo un escándalo.
Ella gritó que estaba embarazada de mi prometido y que siempre se acostaba con ella, desde antes que nos prometiéramos y además dijo que todo esto del escándalo fue idea del amo de mi hermano, quería separarnos a toda costa.
Yo la verdad...No querría haber vivido con el engaño y tampoco hubiera querido que el amo de mi hermano hubiera hecho eso.
Como puedes adivinar, los perdí a los dos.
Mi ex-prometido vive con la zorra esta porque ella está embarazada de verdad.
Y el otro...No lo sé, supongo que sigue siendo el amo de mi hermano."—La rubia estaba anonadada.—"Vaya... Si que es duro."—Helga se acercó más a ella y comenzó a besarle el cuello.—"¿De verdad no quieres olvidar eso conmigo?"—La rubia esbozó una sonrisa ladina, coqueta.
—"No veo la gracia de masturbar a una mujer, ¿Eso es a lo que llamas sexo?"—La contraria apartó la mirada, sonrojada.
—"Puedes dominarme, tratarme como tu puta."—La pelinegra soltó una risita, mientras suspiraba.