🥀Capítulo: Dreiundzwanzig🥀

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Llegó el día y la hora que Ciel no quería que llegara, pero era inevitable.
El peliazul se encontraba vestido de negro, en frente de la tumba de la joven Michaelis.
Presentes allí se encontraban Claude, Finny, Bard, Mey-Rin, Tanaka, los señores Faustus, Christopher, Nébula y los señores Michaelis.
Nadie se salvaba del llanto, trataban de ocultarlo, pero no podían.

—"Mí ________...¿Porqué?"—Christopher estaba arrodillado frente la tumba, llorando sin parar.

—"Cállate, no tienes derecho ni siquiera a nombrarla, Christopher."—Mandó Claude, enfadado.—"Y yo me pregunto, ¿Qué hace esta zorra aquí?"—El de lentes miró a Nébula, la cual llevaba una panza de cinco meses de embarazo.

—"Digan lo que digan, sí me impactó su muerte."—La nombrada se secó las lágrimas.—"Era tan joven...Y amada por todos..."—Nébula miró con nostalgia al cielo.

Ya eran más de las cinco de la tarde, el cementerio estaba desolado a no ser por un joven que seguía en frente de la tumba de su amada.
—"¿Verdad que me veo más guapo sin el parche? Al principio no me gustaba mucho, pero ahora sí."—Ciel sonrió.—"Deseo que puedas verme...Seguro que encantará... ¿Tú crees?, Hah.—El peliazul dejó unas rosas azules en el florero de la tumba.—"Claude me dijo que estas son tus favoritas, no sé sí decía la verdad, pero son lindas, no más que tú."—El joven no paraba de hablar solo, sonriente.

—"Joven amo, hora de irse."—Habló Tanaka, enternecido por como el joven le hablaba a la tumba de su amada.

—"¡Ahí voy!"—Miró por última vez el túmulo.—"Volveré."—Le sonrió y se paró.

...

—"Samael."—Llamó la menor.

—"No me digas así, ya me acostumbré a Sebastian."—Dijo el mayor, mientras preparaba la cena.

—"Escucho voces..."—El pelinegro miró preocupado a su hermana.—"Pero...Son dulces...Me hacen cumplidos..."—El mayor ladeó la cabeza.—"Y es muy parecida a la voz de Ciel...¿Perdí la cabeza?"—Sebastian se acercó a la menor y le tomó la temperatura.

—"Me lamento que sí, estás completamente loca."—Negó repetidas veces con la cabeza, el mayor.

—"..."—Ella miró al mayor y subió a su habitación.

«—"¿Verdad que me veo más guapo sin el parche? Al principio no me gustaba mucho, pero ahora sí...Deseo que puedas verme, seguro te encantará."—»

—"Seguro que sí."—La menor sonrió.

«—"¿Tú crees? Hah.
Claude me dijo que estas son tus favoritas, no sé sí decía la verdad, pero son lindas, no más que tú."—»

La menor se sonrojó y sonrió.—"Las rosas azules me encantan."

Mientras, Sebastian miraba preocupado como su hermana hablaba sola.
Pero lo que no sabía, es que en realidad, sí estaba hablando con alguien y ese alguien era Ciel.

«—"¡Ahí voy!"—»

—"¿Te tienes que ir tan pronto? Te extraño..."—La joven hizo un puchero.

«—"Volveré."—»

De pronto, la joven dejó de escuchar a Ciel y suspiró.

Así, todos los días, Ciel iba a visitar la tumba de __________ y a hablar con ella.
Por supuesto que el joven pensaba que al escuchar la voz de la joven solamente cerca de su tumba era una demencia, no podría ser. Pero eso al joven no le importó.
Él iba a la misma hora todos los días, ponía rosas azules en el florero de la tumba, se sentaba al costado de esta y apoyaba la cabeza en ella, con libro en mano y leía.
Conversaban de todo lo que les pasaba en el día, hasta que se cumplían tres o a veces cuatro horas sí querían ser más amorosos y no querían despedirse.

Así fue, todos los años hasta el cumpleaños número dieciocho de la joven.
—"Feliz cumpleaños, no creas que me olvidé, eh."—Habló el joven, sentándose como siempre.

«—"Pensé que te ibas a olvidar."—» Ciel escuchó a la joven reír y sonrió.

—"Ni loco me olvido."—El joven suspiró.

«—"¿Qué sucede?"—» La joven tenía un tono de preocupación notable.

—"¿Recuerdas...? ¿Recuerdas qué te dije que los Midford se estaban poniendo un poco pesados con el tema del matrimonio?"—La joven hizo un sonido de afirmación.—"Bueno, me están obligando, literalmente, a casarme con Elizabeth el próximo mes.
No puedo hacer nada...Me tienen con la espalda contra la pared.
No creas que yo quiero, ni mucho menos, yo te sigo amando."—La pelinegra suspiró.

«—"Te entiendo...No pasa nada...Igual yo no puedo estar allí, contigo.
Yo sigo intentando salir de aquí, pero es imposible..."—»

—"Sebastian de mierda, te tiene ahí."—Ciel rió ante lo loco que estaba, era increíble para él, realmente estaba demente.—"¿Qué me darás para mí próximo cumpleaños? Cumplo diecinueve ya..."—Al joven se le escapó una lágrima al darse cuenta que estuvo  seis años hablando con una tumba, pero no era eso lo que le ponía triste, lo que le dolía es que ya eran seis años sin estar con ___________.

«—"¡Hah! Que pícaro, ¿Qué me das tú por mí cumpleaños?"—» Ciel recordó lo que tenía preparado para la joven.

—"Oh, casi lo olvido."—El peliazul hizo una pausa.—"Preparé dos piezas para tí, que recuerdo que me dijiste que te gustaban mucho."—La joven escuchó como Ciel se posicionaba para tocar el violín.
El joven tocó "Mal de amores" de Fritz Kreisler y también la sonata de violín número nueve de Beethoven, Kreutzer.

«—"Ciel...Eso fue lo más hermoso que escuché en toda mi vida...Te amo."—» Las palabras de la joven hicieron sonrojar a Ciel.«—"¿Cuáles son tus piezas favoritas?"—» El joven se quedó pensativo.

—"Sí tuviera que elegir tres.. Serían Mariage d'Amour, Fantaisie Impromptu y Sueño de Amor."—La joven rió.—"¿Qué?"—Ciel también rió.

«—"Piezas cursis~"—» El joven soltó una risita.

Ciel vió la hora en su reloj.
—"Linda, ya es hora de retirarme.
Además, hoy te hice una generosa excepción, tengo muchísimo papeleo que hacer y seguro por tú hermosa culpa tenga que desvelarme."—La muchacha rió.

«—"No te quedes hasta tan tarde, es malo para la salud."—» El joven terminó de despedirse y se fué.

...

__________ salió de su habitación y vió que su hermano no se encontraba en casa.
Suspiró y trató de ver por la ventana, la cual estaba tapada por tablas de madera, por dentro y por fuera.
Por un pequeño agujero vió pasar a Claude, sorprendida, empezó a gritar por auxilio.
Afortunadamente, el mayor la escuchó y se apresuró a sacarla.

—"¡¿_________?! ¡¿Todo este tiempo estuviste ahí?! ¡Cielos!"—El de ojos ámbar la abrazó fuertemente.

—"Hace tanto que no pisaba césped..."—La menor miró sus pies descalzos, los cuales pisaban el césped.—"Ya no llevas lentes..."—A Claude se le escaparon algunas lágrimas.

—"Te extrañé tanto... Tanto...Yo...De verdad creí...Que tú..."—El mayor enterró su cabeza en el hombro de la joven.—"Estás tan grande y alta..."—La miró detenidamente.—"¡¿Te tenían secuestrada?!"—La tomó por los hombros, asustado.

—"Algo así..."—Ella sonrió.

"𝓣𝓱𝓮 𝓼𝓮𝓬𝓻𝓮𝓽 𝓸𝓯 𝓸𝓾𝓻 𝓮𝔂𝓮𝓼" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora