—"No somos novias, no le hagas caso, es una lesbiana loca."—Aclaró __________, haciendo entender a Ciel y tomando la mano de Helga, en forma de saludo.
—"Aww, ¿Me vas a decir que después de todo lo que hicimos juntas, no somos nada?"—La rubia hizo un puchero.
—"Te dije que eso no significó nada para mí, yo NO soy lesbiana, NO me gustan las mujeres."—La pelinegra frunció el ceño, mirando a su contraria, la cual estaba triste.
—"Como digas."—Helga suspiró y ayudó a __________ a levantarse.
—"¡¿Joven amo?! ¡Por todos los demonios! ¡Contésteme si está con vida! Oh, Satán, no puede ser."—Los tres jóvenes escucharon la voz del mayor, desesperado.
—"¡Aquí estoy!"—Gritó Ciel, para que segundos después, su mayordomo aparezca entre los árboles con los zapatos, las medias y el saco de su amo entre manos.
—"¿Qué hace con mí hermana?"—La desesperación por encontrar a su amo desapareció, para dar paso a una expresión de furia total.
—"Ey, tú hermano no está nada mal~"—Comentó Helga.
—"Huh, desviada."—Susurró __________, para sí misma.
—"Deberías darme las gracias, salvé la vida de tú hermana."—Vaciló Ciel, metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.
—"Eso es cierto, Sebastian."—La aclaración de su hermana hizo confundir al pelinegro.—"Me caí por un acantilado, me ahogué y Ciel me salvó."—Ella sonrió.
—"Oh...Eso quiere decir...¡¿Qué te besó en los labios mientras tocaba tú pecho?! ¡Voy a matar a este enano perverso!"—Gritó Sebastian.
—"¿Cómo quieres que viva sin oxígeno, ni circulación de sangre? Ey, es lo que se tiene que hacer para el RPC."—Su hermana lo miró irónica.
—"¿Lo estás defendiendo?"—El mayor frunció el ceño.
—"No, sólo digo la verdad."—Ella también frunció el ceño.
—"Mmhp, como sea. Volvamos a casa."—Sebastian dió paso a su amo, mientras que empujaba por la cabeza a su hermana.
—"Adiós...Pues..."—Susurró Helga.
Al llegar otra vez a la casa de Sieglinde, Sebastian empezó a sermonear a su amo y a su hermana.
—"¡Son unos imprudentes! ¡¿Porqué se acerca a mi hermana con tanta confianza?! ¡Le he dejado muy claro que no le dirija la palabra!"—Ciel alzó los hombros.—"¡Y tú! ¡¿Cómo puedes ser tan estúpida de caerte en un acantilado?! ¡Provocaste que el joven amo te tocara! ¡¿Sabes lo que significa eso?! ¡Si dejaste qué tocara, significa que no te importa todo lo que te hizo y que lo amas ciegamente! ¡¿Estás consciente de eso?!"—La joven alzó una ceja.
—"Y yo me pregunto, ¿Eres idiota? ¿Cómo iba a saber yo qué Ciel me estaba tocando? ¡Estaba inconsciente! Deberías agradecerle a Ciel que estoy viva, antes de sermonearlo.
Y no lo estoy defendiendo, estoy diciendo la verdad.
Tal vez lo odie, pero sé cuando tengo que agradecerle."—El mayor frunció el ceño, pues su hermana tenía toda la razón.—"Santo cielo, ¿Qué es todo ese escándalo?"—Preguntó Wolfram, trayendo a Sieglinde con él.
—"Ah...¡___________! Leí tú carta, creí que te habías ido de verdad."—Dijo la menor, con una sonrisa de alivio.
—"Lo hice, pero tuve un inconveniente."—Ciel rió.
—"Me gusta ser tu inconveniente."—Dijo coqueto.