Capítulo 14

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Esas palabras afectaron verdaderamente a Kail: Sí, es cierto que no te conozco mucho, pero porque tú no me lo has permitido pensó – ¿Por qué? ¿Por qué?

Istar dio la media vuelta para vele y Kail reitero – no lo entiendo, cuidas de mi sin importarte que puedes morir así como mi esposa, te arriesgas, te preocupas, peor aún me proteges... hasta de mi mismo, pero construyes murallas a tu alrededor que me impiden acercarme a ti; cuando te dije que no sabría lo que haría sin ti hablaba enserio – paso un rato de silencio y Kail gritando recalco – ¡Dímelo! ¿Por qué? ¡No te entiendo, te la pasas cuidando de mí y no me permites ni siquiera acercarme a ti! tuve que enterarme de tu pasado por otras personas que por ti, aunque bien sabes que hubiera preferido lo contrario, estabas consiente de lo mucho que me interesaba saber más de ti y aun si me orillaste a hurgar como un miserable ratón tan solo para poder estar un poco más cerca

– un rey no debe interesarse en asuntos de esclavos señor – contesto con amargura y desviando la mirada

– ¿Quién demonios te crees? ¿Crees que puedes venir y decirme que es lo que puedo y lo que no puedo mirar? Mis intereses son míos y puedo hacer lo que me venga en gana con ellos, soy un rey y un rey se ocupa en lo que él quiera y mi principal ocupación eres tú

– una esclava no puede ser la ocupación de un rey señor y menos una que pueda ensuciarlo por haberse arrastrado en el fango durante tanto tiempo, pero entiendo que usted gran señor no me pueda ver tal y como soy

Kail no podía creer lo que acababa de escuchar – y ¿Qué es lo que eres? – pregunto sin ninguna gana de saber la respuesta

– un animal que ha abusado de su gentileza – Istar sabía que lo lastimaba, pero no había otra opción, hasta ahora solo había usado palaras que no ensuciaran los oídos del rey, sin embargo estaba claro que iba a necesitar más que eso para alejarlo e iba a echar mano de lo que fuera necesario para que la estima del rey hacia ella disminuyera, aunque eso trajera como consecuencia su rechazo – ¿Cree que quitándome mi esclavitud de un día para otro limpiara mis rodillas? No señor no lo hará, hacerme una mujer libre no va a provocar un cambio en mis costumbres, seguiré queriendo limpiar el suelo, anhelare la mugre tanto como un hombre avaro el oro y la comida de los perros la encontrare más apetitosa que la de su mesa, no puede convertir a una esclava en una mujer, pues hay quienes nacen esclavos y hay quienes nacen para ser convertidos en esclavos, pero en cualquiera de los casos un esclavo debe permanecer como tal el resto de su vida y deberá dedicarse a lamer la bota de su dueño

Por primera vez Kail lloro frente a ella ¿Por cuantas cosas haría pasado? ¿Que en su vida la habría marcado de esa forma? Entendía que había sido educada para ser la compañera de un rey y eso justificaba parte de su alejamiento, pero aquello era más de lo que él podía procesar y estaba seguro de que todo estaba relacionado con el comportamiento obsceno del rey de Cali, Istar no sabía que decirle, Kail se acercó a ella y la abrazo – sabes que me desespera el no poder expresarme con facilidad – soltó con dulzura y ella se había dado cuenta de que nada de lo que le dijera lo iba a apartar de su objetivo – ahora mismo no sé qué más decir, pero estoy esperando tu respuesta, lo que me has dicho hasta ahora no es lo que tú piensas, sino o que te han obligado a pensar quiero saber lo que tú tienes para decirme así que nuevamente te lo pregunto: ¿Por qué?

Impulsivamente Istar respondió gritando lo que su llanto le permitía expresar – porque no entiende soy un peligro para usted, todos a los que he querido han muerto y no quiero que suceda lo mismo contigo ¿Es que no lo entiendes? te quiero y te quiero tanto que tengo la certeza de no soportar que algo malo te ocurra, no lo entiendes sin ti no sé qué haría, no espera... si lo sé, me moriría, todo lo que ocurrió en Cali no se podría comparar con el dolor que puedes causar si te llego a perder, entiéndeme por favor

Kail se quedó sin habla no sabía que responder, Istar sentía lo mismo que él hacia ella, esa mujer que tenía frente a él lo amaba, la estrujo con más fuerza y le dijo – no sabía que te sentías de esa manera y créeme no permitiré que nada nos suceda, siempre voy a estar aquí para ti, te lo prometo

Se separaron Istar se apartó dándole la espada, Kail tomo su mano y le dijo – creí que me odiabas

– como te voy a odiar, si lo único en lo que pienso es en ti

Kail necesitaba ver el rostro de Istar Ella es sin duda una ladrona, se ha robado mi corazón se decía, acerco su rostro y en un intento por besarla tomo la iniciativa, Istar quiso alejarse y él no se lo permitió tomándola fuertemente de la cintura, Kail siguió acercándose al rostro de Istar quien al final no pudo seguir resistiéndose a sus instintos y desistió, aquel beso estaba cargado de emociones encontradas: Istar que luchaba inútilmente contra lo que sentía y Kail que estaba permitiendo que la plenitud de la dicha inundara su cuerpo. La ternura el beso se acabó, dando lugar a la pasión y el deseo; aunque Istar jamás había estado con un hombre, esta vez era diferente, quería, deseaba a Kail, solo estar junto a él la descontrolaba, ponía sus nervios de punta y hacia que sus piernas temblaran; Istar realmente estaba perdiendo el control, quería estar con Kail, el cual inconscientemente la cargo y la recostó suavemente sobre la cama, regresando nuevamente a besarla, sus blancas y frías manos comenzaban a recorrer los muslos de Istar quien por impulso intentaba desvestir a Kail, comenzando por la camisa la cual aparentemente no ponía mucha resistencia y que rápidamente se perdió entre las sabanas, Kail estaba sobre Istar besándole el cuello y las manos de Istar recorrían la espalda de Kail, pero de un instante a otro él se detuvo bruscamente, se incorporó de rodillas y dijo – no, así no, te amo, pero no quiero hacer esto así, no antes de que seas mi reina

– ¿Reina? – dijo levantándose de rodillas frente a el

Kail abrazo a Istar, un rato después se quedaron dormidos; al día siguiente todos los sirvientes del palacio murmuraban acerca de que Istar había amanecido en los brazos del rey Kail. La cocinera iba caminado por el pasillo mientras escuchaba cuchicheos que no se tomaba la molestia de escuchar y que a su paso se intensificaban, lo que provocaba que caminara más rápido, aunque la cocinera no escuchaba lo que los demás decían solo sabía que era algo relacionado con Istar Tal vez murió se decía.

A las afueras de Alea un hombre de unos 40 años, observaba el majestuoso reino que tal vez en alguna ocasión conoció como su hogar, aquel hombre regresaba de un largo, cansado y muy doloroso viaje: Hace tanto de mi partida, pensar que salí huyendo de aquí y ahora regresar.

Aquel hombre de tés apiñonada, cansado por la edad, había salido de Alea muy enamorado de la hermana de la madre de Kail. Pasados unos años aquella mujer que lo hacía feliz falleció, desconsolado dejo pasar un tiempo antes de regresar a su casa.

Al ir recorriendo las calles unos cuantos se daban cuenta de quién era, muchos otros lo ignoraban, pronto y llegando al palacio se dirigió a la cocina ahí se encontró con la cocinera – veo claramente que los años no pasan por ti vieja amiga

– Tiberio, valla por ti si han pasado y han golpeado sin piedad alguna – contestaba sin vaciar y muy sorprendida de ver al que consideraba casi un fantasma

– me alegra verte

– lo mismo digo pero mírate

Pasaron un muy buen rato platicando, Tiberio se dio cuenta de la ligera conmoción que había en el palacio y por razones que resultan obvias tuvo que preguntar qué era lo que estaba sucediendo, la cocinera le explico con lujo de detalle lo que estaba pasando, ambos coincidieron con la idea de que tenían que hablar con Istar.

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Versión actualizada del 14° capítulo.  

LA ESCLAVA Y EL REYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora