7.Nueva Amistad

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Tensión.
Silencio.
Cuatro cuerpos helados en estupefacción.

Tragué en seco cuando la mandíbula del señor Vincent se movió.
- ¿Disculpa?

Ya no me puedo echar para atrás. Tengo que defender a Edmund... aunque no me corresponde.
- Disculpa la que le debe pedir a su hijo, por tratarlo de esa forma.- gruñí, ¡bien! Debo seguir enojada.

Vincent frunció el ceño, me analizó a detalle y vi una chispa de interés en sus ojos.
- ¿Quien eres tú?

- Katherine May Ringlets, soy amiga de Edmund.- levanté un poco el mentón, como las chicas malas en las películas.

- Escucha niña, no te metas en...

- ¡No! ¡Usted escuche! ¡Niño!.- lo interrumpí.

- Kittie...- Rasmus trató de apartarme pero lo esquivé.

- ¡Usted no puede tratar de esa forma a su propio hijo! Cuando usted envejezca, ¿quien cree que cuidara de usted? ¿Su estúpido dinero?

- Katherine.- me habló Daryl, pero también lo ignoré.

- Hay personas que lo intentan por años y hacen de todo por tener bebés. Incluso hay personas que los roban de los hospitales, solamente para venderlos o quedárselos. Un hijo es el legado que dejas en el mundo, tu "semilla"... seguro su padre lo trato de la misma forma que usted trata a Edmund, ¿está seguro de querer hacer sentir a Edmund lo que usted sintió? Preguntándose antes de dormir... ¿y si mi padre fuera otro?

Vincent relajó su rostro, quizás recordando, porque sus ojos se cristalizaron. Su boca se abrió ligeramente y tuvo que inspirar hondo para hablar. Pestañeó rápido.

- Tienes razón... Katherine.- dijo, limpió su rostro con su mano. Carraspeó y reacomodó su traje.- Me llevaré las pinzas.

Rasmus actuó rápido.
- Claro, serán 150 dólares.

Vincent asintió, aún sin levantar la mirada. Sacó un billete de doscientos dólares y se lo dio a Rasmus. Quien le dio el par de pinzas en una bolsa.

- Quédate con el cambio, cómprale un helado a la niña.

Sonreí. Me giré y vi a Edmund con cara de extrañeza. Mira a su padre como si no pudiera creer que el actuará así.

- Muchas gracias y... lamento haber causado un alboroto.- dijo Vincent, sosteniendo la puerta de salida.

Le sonreí.
- No es con nosotros con quien tiene que disculparse.

El asintió y salió, Edmund lo siguió, no sin antes mirarme y sonreírme. Ambos salieron, dejándonos con el aroma de sus perfumes varoniles y caros.

Rasmus me dio el billete de doscientos dólares.
- Para ser pequeña, si que tienes garras Kittie.

Rasmus se ofreció a darnos un aventón. En el trayecto, habló sin parar sobre Edmund y "la bonita pareja" que hacemos. Cosa muy incomoda, teniendo en cuenta que Daryl estaba justo a su lado en el asiento copiloto.

Cuando llegamos a mi casa me incliné hacia delante para besarle la mejilla a mi primo.
- Nos vemos luego Rasmus, gracias por el dinero.

- Guárdalo y no lo gastes en tonterías.

Me relamí los labios dudosa. ¿Se verá mal si me despido de Daryl dándole un beso? Bueno, mejor intentarlo que quedarme con las ganas.

Circles. |Daryl Dixon|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora