Circles. |Daryl Dixon|

24. Vacío.

Despierto y de inmediato siento un dolor horrible y punzante en la cabeza. Abro los ojos y la poca luz que entra a la habitación hace que mis ojos duelan. Pestañeo hasta acostumbrarme y trato de levantarme, pero los brazos me duelen y pesan, como si anoche hubiese cargado algo pesado. Solo puedo dar vuelta arrastrándome, a mi lado derecho está Daryl. Está despierto y mira hacia la ventana.

Mi mente rápidamente me da imágenes sobre lo que pasó ayer.

Gimo de dolor cuando intento levantarme y acercarme a el, Daryl me escucha y me mira.
- Hey nena, ¿como te sientes?

Vuelvo a gemir.
- Horrible, siento... como si mi cabeza esté a punto de explotar.

El ríe, se pone encima de mi y comienza a besar mi cuello.
- Eso te ganas por no hacerme caso. La próxima vez que alguien te ofrezca alcohol, recuerda esta mañana.

Sus besos calman un poco el dolor de mi cuerpo, pero no es hasta que está entre mis piernas que me olvido de todo.

Su mano derecha se mete debajo de mi cabeza, mientras que la izquierda comienza a acariciar mi cadera. Y sus labios se deslizan hacia los míos. Me besa y trato de seguirle el ritmo. Su respiración se acelera, el ruido de nuestros labios y sus gruñidos hacen que enloquezca.

Quiero más.

Me muevo debajo de el, para que nuestras pelvis se choquen. El gruñe y comienza a moverse sobre mi, haciendo su cuerpo adelante hacia atrás. Sus manos comienzan a tocar mi cuerpo por encima de la ropa. Su tacto me hace sentir cosquillas en todo el cuerpo.

Gimo y el gruñe, acelerando su vaivén. Pero de repente se detiene. Se queda encima mía inmóvil, aleja su rostro del mío y se esconde en mi cuello. Me muerdo el labio, frustrada. Sé que no debería hacerme esperanzas respecto al sexo con Daryl, sé que querrá esperar al igual que con los besos. Y no importa cuánto me restriegue contra su cuerpo, el siempre se echa para atrás.

Suspira y se levanta.
- Vamos a ver si tu amiga sigue viva.

Frunzo el ceño.
- ¿Holly está aquí?

- Está en otra habitación, con Merle, estaba igual o más ebria que tú. Anda, levantate.- comienza a mover mis piernas de un lado a otro, me quejo y me aparto con fuerza.

- Ya voy, solo déjame tomar aire...- inspiro hondo y me levanto con lentitud. A duras penas logro llegar al pequeño baño de la habitación, hago mis necesidades y después lavo mi rostro. Mi feo y demacrado rostro.

Al salir trato de hacerme una trenza, pero me desespero y mejor me hago un moño alto y desordenado. Daryl toma mi mano cuando salimos de la habitación, avanzamos por un largo pasillo con suelo café y paredes amarillas hasta que llegamos al comedor. Es un lugar pequeño con al menos quince mesas y un Bufet.

En una mesa están Merle y Holly, ella está recargada en la mesa mientras que Merle come una hamburguesa. Nos sentamos frente a ellos, quienes ni siquiera nos han mirado.

- Hola, buenos días.- saludo.

- ¿Qué tienen de buenos?.- responde Merle, muerde su hamburguesa mientras mira por la ventana.

- L-Lo siento... ¿Holly?

- ¿Mhm?

- ¿Cómo te sientes?

Ella levanta su cabeza y veo su rostro igual de demacrado que el mío.
- Me siento jodidamente mal. ¿podrías tratar de hacer como que no existo? Quiero dormir un poco más.

- ¿No vas a comer tu hamburguesa?.- le pregunta Merle y ella niega.- ¿y entonces para qué me hiciste pedirla? Maldición, cometela Katherine.

Me pasa un plato con una hamburguesa y papas a la francesa, mi estomago gruñe pero el asco sube por mi garganta.
- Solo comeré las papas, ¿quieres la hamburguesa, cariño?