3. Principe azul

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El olor a café me despertó. Mi estómago gruñe de hambre. Me estiro en la cama, causando que mi pie izquierdo tenga un calambre.

Me enderezo rápidamente y comienzo a quejarme del dolor.

- ¿Que te pasa?.- pregunta Daryl, mirándome adormilado.

- Mi pie, tengo un calambre.- el quitó la manta de mi cuerpo, mis mejillas se tiñeron de rojo. Dios mío, ¡sigo en ropa interior! Y peor aún, ¡ropa interior de los Ositos Cariñositos! Daryl parece ignorarlo y se concentra en mi pie izquierdo. Lo toma y lo acomoda con fuerza, sosteniéndolo por un rato mientras el dolor desaparece.

- ¿Ya está mejor?.- pregunta, asiento y el me suelta. Vuelve a recostarse en mi cama, cubriendo sus ojos con su brazo derecho.

- Gracias por quedarte.

El suspiró y se sentó.
- Deja de agradecer todo. Me fastidias.- Me quedé callada. No es mi intención hacerlo sentir así, solo que mi educación me hace agradecer las cosas que la gente hace por mí. Daryl me miró y se acercó a mi rostro.- No agradezcas lo que hago por ti. Ni siquiera sé por qué lo hago...

Se levantó de mi cama y se puso sus zapatos.
- ¿Vas a irte? ¿No quieres desayunar?

El me miró con el ceño fruncido. Iba a cubrirme de nuevo con la manta pero ya es demasiado tarde, Daryl sabe que uso ropa interior ridícula y además no tengo cuerpo que esconder aún. Sigo siendo un fideo plano andante con extremidades.

- No, ya casi son las nueve y tengo que llegar al trabajo.

- ¿Tienes trabajo?

El abrió la puerta de mi habitación, el olor a café entró.
- Tu madre me ayudó a conseguir empleo en una ferretería, su primo es el dueño.

- ¿La ferretería de mi tío Charles? ¡Que lindo! ¿Puedo ir a visitarte?.- el cerró la puerta.

- ¿Podrías bajar la voz? Si tus padres me ven aquí pensaran mal de mi y posiblemente tu padre me de un tiro en la cabeza.

Oh, tiene razón.
- Cierto, huele a café así que papá está aquí. Dudo que vaya al trabajo...

El recuerdo de lo que sucedió ayer viene a mi mente. La tristeza se hace presente y agacho la cabeza. Daryl toma mi mentón y me hace verlo, a centímetros de mi.

- No llores más.

Negué.
- Me duele demasiado la cabeza como para hacerlo.

El tocó mi frente con el dorso de su mano.
- Estas hirviendo, vístete y baja a desayunar algo.- caminó hasta la ventana y la abrió. En frente hay un alto y grueso árbol por donde puede bajar sin ser visto por mis padres, pero no puedo asegurar nada de las vecinas chismosas.- Vendré en la noche si puedo.

Sonreí y me acerqué a el.
- Está bien, gra- me detuve antes de decirle gracias.- que tengas bonito día Daryl.

El asintió y salió por la ventana. Bajó por el árbol y corrió hacia su casa. Lo miré irse, con una sonrisa boba en el rostro. Al menos, con todo el huracán que ha desatado la enfermedad de mi madre, Daryl es quien mantiene la estabilidad en mi. Quien me demuestra que no todo es tan malo.

⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️

- ¿Estas segura de esto?.- pregunta Holly, mientras sostiene en sus manos un foco pequeño. Que casualmente se apagó mientras jugábamos en mi habitación. Mamá y papá me dejaron invitarla a mi casa, así que pasara todo el fin de semana conmigo. Como una "distracción". Habría preferido dormir con Daryl, pero tampoco quería dejar de lado a mi amiga.

Circles. |Daryl Dixon|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora