T R E C E

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Arranqué el coche y conducí sin rumbo alguno. Rose no paraba de zarandearme y suplicarme que volviese a casa. Pero la ignoré y seguí conduciendo.

¿Como iba querer volver alli?

Se qué tarde o temprano tendria que ponerle fin a su vida, que esto no era mas que una farsa, pero tengo principios, y no iba a permitir que ese hombre repulsivo le hiciese algo así.

Tenia ocho llamadas perdidas de mis amigos y demasiados mensajes dede que desconecte la llamada.

Habiamos salido de la ciudad hace veinte minutos y vi un claro de campo, asi que decidí aparcar ahí.

--Rose--dije su nombre por primera vez en todo el trayecto y pareció desconcertarla--deja de llorar.

Me desabroché el cinturón y me giré hacia ella.

--En la huantera hay hierba, te vendra bien

--No quiero drogas, quiero volver a casa--gritó. Aun no se habia vestido.

Baje la mirada y vi que tenia el pecho casi descubierto. Los vellos de punta.

--Vistete de una maldita vez tia, te vas a enfermar--reclamé y me encendi un cigarro. Esto se me esta saliendo de las manos.

Me hizo caso y como pudo se vistio en silencio.

--No tienes ni idea--sollozó.Le temblaba la voz--no tienes ni idea de lo que mi padre podria hacerme--su pecho subia y bajaba con rapidez--hacernos--corrigió. Eso ultimo lo hizo en un hilo de voz.

--Lo que podria hacerte ya me ha quedado bastante claro--estaba gritando. Estaba muy nerviosa y enfada para mantener los nervios bajo control--Dime, ¿y a mi que me hará?

Abrió la boca para decir algo pero se callo.

--¿Quien eres?--preguntó.

Mierda

--Y que carajos importa eso--le mire a los ojos, estaba confundida--te he salvado el puto culo--la señale acusandola--dos veces. Y por eso ahora tu puto padre vendra a buscarme para que me maten, y encima tu vas y te quejas.

Me miraba con unos ojos brillosos de curiosidad, y miedo.

--¿No vas a dar las gracias ni siquiera?--reí--esta bien, te llevare a tu casa para que el cerdo de tu padre pueda violarte una y otra vez mas.

Arranqué el coche furiosa. No es como si estubiese furiosa por como ella estaba actuando. Estaba furiosa por lo que su padre le habia hecho, no a ella en especial, solo por el acto de haberle hecho eso a alguien. Furiosa porque ahora su padre vendria a por mi y probablemente acabe muerta.

--Para porfavor--suplico entre llantos.

Aun no habia salido del claro, asi que volvi a aparcar justo donde estabamos.

Mire a Rose, la analicé. Podia ver la desesperacion en sus ojos. Con la camiseta que llevaba pude ver el tatuaje del dragon en la parte exterior de su brazo izquierdo. Habia algunas marcas sobre este, como cicatrizes que no sabria decir de que. Abrió la puerta del auto y se bajó. Simplemente la deje, estabamos en mitad de la nada, no podria irse a ninguna parte.

La deje sola sentada en el prado por veinte largos minutos. Se estaba haciendo de noche, asi que decidi ir a por ella.

Me acerqué y quede depie a su lado. No me miró, asi que me agache para quedar a su altura.

--Tengo hambre, y tu tambien deberias com...--me abrazo. Me abrazó con fuerzas y lloro sobre mi hombro. No sabia que hacer, esto era incomodo, asi que solo dejé que me abrazara.

Estaba empezando a sentirme mal. La habia sacado de alli, pero yo no era la persona indicada para sobrellevar la situacion.

Pero si la indicada para clavarle un cuchillo en la garganta.

Se separó de mi, se secó las lagrimas y se recolocó bien la ropa.

--Yo tambien tengo hambre--dijo como si nada y se dirijió al coche.

A R I ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora