CAPITULO 1

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JEONGGUK

Catorce años después

—Ojalá tuviera más palabras. Bueno, honestamente, desearía que Taehyung tuviera palabras. Pero, de alguna manera, siempre encuentra la parte de atrás de la habitación.

—¡No fue por accidente! —gritó, haciéndonos reír a todos.

—Supongo que lo único que queda por decir es gracias. A todos los que nos ayudaron a llegar aquí. Y especialmente a todos los que dudaban que lo lograríamos. —Sonriendo, levanté la botella en el aire—. ¡Por Kaleidoscope!

El corcho del champán se liberó, derramando burbujas por todos mis pisos de madera. Una docena de mis amigos, sus citas y unos cuantos imbéciles que fingí que me gustaban me animaron cuando incliné la botella de setecientos dólares para dar un sorbo antes de limpiarme la boca en la manga de mi camisa azul.

—Tranquilo o no funcionarás esta noche —ronroneó Verónica mientras se deslizaba de costado a mi lado, presionando su delgado cuerpo y sus enormes pechos contra mí. Su cabello rubio dorado caía como la seda sobre sus hombros desnudos y su ajustado vestido rojo sin tirantes, dejaba poco a la imaginación.

Sin embargo, después de la forma en que me había estado follando con la mirada toda la noche, sospechaba que no quería que usara mi imaginación en absoluto.

Sonriendo, deslicé mi brazo libre alrededor de su cintura. Llevábamos meses jugando al juego prohibido del gato y el ratón. Ella lanzándose a mí. Yo fingiendo que no quería follarla sin sentido. Pero, con el trato cerrado y el dinero en el banco, era oficialmente un hombre libre. Bueno, no es que antes no haya sido un hombre libre. Había estado felizmente soltero la mayor parte de mi vida. Pero desde que nos conocimos tres meses antes, Verónica había estado fuera de los límites. Era la asistente personal de Stan Gotham, multimillonario propietario del gigante tecnológico Copper Wire. Que resultó ser la compañía de computadoras que acababa de comprar mi empresa de la universidad por seiscientos ochenta y seis millones de dólares.

Espera un momento. Permíteme repetirlo.

Seiscientos.

Ochenta y seis.

Millones.

De dólares.

Ninguna mujer en el mundo valía la pena arruinar ese tipo de trato.

Ocho años antes, cuando empecé Kaleidoscope con mi mejor amigo, Kim Taehyung, ni siquiera pudimos conseguir que sus padres invirtieran en nuestro software de reconocimiento facial. Compañías como Google y Facebook nos llevaban años luz de ventaja, pero nunca subestimen a dos universitarios con una determinación feroz de evitar un nueve a cinco. Resulta que no conseguir un trabajo fue el trabajo más difícil de todos. No estaba seguro de que ninguno de los dos hubiera dormido en años. Pero convertirse en multimillonarios a la edad de veintinueve años había hecho que todo valiera la pena.

Kaleidoscope era revolucionario y había sido utilizado por las autoridades federales y locales, así como por cientos de empresas privadas. Veinticinco píxeles, eso era todo lo que nuestro sistema necesitaba para identificar a una persona. Si una imagen o vídeo existiera en Internet o en un ordenador conectado a Internet, nuestros motores de búsqueda lo encontrarían. Esto apestaba para la gente que solicitaba un trabajo cuando tenían una historia en la industria del porno. Pero para los cientos de víctimas cuyos violadores, asesinos y secuestradores no solo habían sido identificados sino también condenados, era una herramienta milagrosa.

Con una cantidad exorbitante de dinero en efectivo procedente de los acuerdos de licencia y millones más en el horizonte, Taehyung y yo habíamos pensado que era solo el comienzo de Kaleidoscope.

Con remordimiento - jjk (jungkook - BTS) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora