CAPÍTULO 2

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JEONGGUK

—¿Tiene alguna razón para creer que el bebé es suyo? —preguntó el oficial de policía de cabello canoso.

Evitando su mirada, miré en blanco a la pantalla de mi portátil mientras Kaleidoscope se ponía en marcha, todo eso mientras luchaba contra el impulso de vomitar o arrancarme la piel y huir lo más lejos que podía de ese apartamento; posiblemente ambos.

En los veinte minutos transcurridos desde que encontramos al bebé, había pasado todo ese tiempo pensando en mi noche con Hadley.

No era un idiota. Cuando tu vida sexual giraba en torno a las aventuras de una noche o a la repetición ocasional de la actuación, la protección no era opcional. Tenía una vida muy ocupada, y si no tenía tiempo para una relación, seguro que no tenía tiempo para el herpes ni para un pequeñito. Desde que tengo memoria, había usado un condón cada vez que había estado con una mujer. Y esa noche con Hadley, había pasado por al menos cuatro.

Pero fue esa única vez, cuando me desperté con ella montando mi polla, que estaba torturando mis pensamientos.

Una vez. Una maldita vez.

—¿Señor Jeon? —dijo el policía.

Cerrando los ojos, agaché la cabeza.

—No lo sé. Tal vez. —Oh, Dios. Tal vez.

—Correcto —murmuró—. Bueno, ¿recuerda el apellido de Hadley? Alejé la mirada de mi computadora para fruncir el ceño.

—Si lo hubiera hecho, probablemente lo habría mencionado cuando me robó. —Dirigí mi mirada al equipo de paramédicos acurrucados alrededor de mi sofá, revisando a la bebé. Todavía estaba chillando hasta el punto de que temía que las ondas sonoras me fueran a partir la cabeza.

Cristo. ¿Cómo había pasado de beber champán y celebrar un negocio multimillonario a escuchar a una bebé que puede o no ser mía gritando como una loca?

Todos, incluida Verónica, se habían ido. Resultó que tener un bebé tirado en tu alfombra era una verdadera pérdida de humor. Taehyung seguía allí, de pie en silencio en la esquina, escribiendo en su teléfono celular. De vez en cuando, se detenía a preguntarme cómo estaba.

No me interesaba la conversación. Estaba demasiado ocupado buscando otra vez a Hadley. Cuando me robó la billetera meses antes, no tenía forma de localizarla. Y créeme, lo intenté.

No había cámaras en el pequeño bar en el que nos conocimos. Había pasado una cantidad exorbitante de tiempo tratando de localizar imágenes de nosotros caminando de regreso a mi casa, pero para ese momento, habían pasado más de veinticuatro horas y ambos negocios que tenían cámaras apuntando a la calle ya habían purgado las grabaciones del día anterior.

Ni siquiera mi propio edificio tenía cámaras funcionando.

Fue una pesadilla. Esa mujer se había llevado cerca de diez mil dólares en electrónica. Pero habría dejado que se lo quedara todo si me hubiera devuelto la cartera.

No era un hombre particularmente sentimental, pero dentro de esa billetera de cuero estaba el collar que le había robado a mi madre del cuello mientras yacía en un ataúd cuando yo tenía diez años. Después de meses de ver cómo el cáncer aplastaba su espíritu y finalmente su cuerpo, mi padre ni siquiera había esperado a que su funeral purgara todo lo que había tocado. Mi hermano mayor, Daehyun, me dijo que era parte del proceso de duelo de papá. Sin embargo, la mañana del servicio, cuando una mujer apareció con un U-Haul, pensé que la limpieza rápida tenía más que ver con ella que con la pérdida de mi mamá.

Así que, cuando vi a mi madre, pálida y sin vida, con el pequeño corazón plateado que nunca se quitó, fingí que me inclinaba y la besaba justo antes de que cerraran el ataúd. Con una disculpa susurrada, le quité ese collar del cuello y lo metí en mi bolsillo.

A falta de dos fotos me las arreglé para esconderme bajo mi colchón mientras mi papá se deshacía de su recuerdo de nuestra casa, ese collar era lo único que me quedaba.

Me puse furioso cuando Hadley me lo quitó.

Pero, ahora, tal vez había sido una bendición disfrazada. Porque, esta vez, estaba listo para ella. Había añadido cámaras en la parte delantera de mi edificio. Una imagen de su partida después de dejar a la bebé y podría identificarla de una vez por todas.

Y luego, con suerte, hacerla volver.

Con Kaleidoscope abierto en mi computadora, gracias a Dios que mi acceso no había terminado todavía; escaneé las imágenes de las últimas horas. Observé cómo todos mis amigos y los demás residentes entraban y salían rápidamente hacia adelante sin la más mínima señal del cabello rojo ardiente de Hadley y antes de que me diera cuenta, la policía se precipitaba en la pantalla y me alcanzaba hasta el presente.

Frustrado, rebobiné otra hora, sin saber cuándo había entrado en el edificio. Por lo que sabía, podría haber estado escondida allí todo el día, esperando su momento para soltarme un montón de mentiras.

—Señor Jeon —dijo el policía—. Necesito su atención aquí arriba.

La bebé seguía llorando y mi presión arterial subía cada segundo, haciendo mi tono más fuerte o de lo que había pensado al responderle.

—No, lo que necesita es alguien que encuentre a esta mujer.

Llegó al otro lado de la barra que divide mi sala de estar de la cocina y cerró mi computadora portátil.

—Ojos en mí.

Me quedaban cantidades negativas de paciencia y mi cuerpo de uno ochenta metros de altura se hinchaba, hombros tensos y músculos temblando.

—No vuelva a tocar mi computadora. Haga sus malditas preguntas, pero no toque mis cosas. ¿Lo entiende?

Taehyung se acercó a mí.

—Tranquilo. Están aquí para ayudar.
Con esa bebé rompiéndome los tímpanos, no me quedaba tranquilidad. Me estaba desmoronando.

Sosteniendo la mirada del policía, abrí la parte superior de mi computadora, desafiándolo a discutir.

—Mire, entiendo que estén haciendo su trabajo, pero le aseguro que puedo encontrar a esta mujer antes que ustedes.

—Tal vez, pero Kaleidoscope ya no es legal para usar en investigaciones criminales.
Rechiné los dientes.

—Entonces le sugiero que cierre los ojos.

Miró a Taehyung en silencio como si fuera mi maldito guardián o algo así, pero no me preocupé por la reacción de mi mejor amigo. Tenía trabajo que hacer.

Le di a "reproducir" otra vez.

—Ahí. —Taehyung señaló a la pantalla.

Hice una pausa en el video y me acerqué a una morena con falda y tacones bajos y negros, llevando un bolso negro de gran tamaño. Incluso si llevaba peluca, su nariz era demasiado grande, sus piernas demasiado cortas y su piel demasiado bronceada para ser Hadley.

—Esa no es ella.

Movió su dedo hacia la bolsa.

—Puede que no sea Hadley, pero esa es la bebé.

Mi espalda se enderezó mientras me acercaba. Claro que sí, había una esquina de una manta amarilla que se asomaba de la bolsa.

Una ola de adrenalina corrió por mis venas.

Si no era Hadley, entonces quizás ni siquiera era su bebé.

Y lo más importante, si no era su bebé, era imposible que fuera mío.

Dejé un aliento entrecortado. Me importaba un bledo si era un intento de extorsión. En ese momento, habría estado muy feliz si alguien estuviera tratando de estafarme por dinero.

No podía ser padre. Después del bastardo que había tenido como padre, era mejor para todos que mis genes nunca se transmitieran.

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U-Haul es una compañía estadounidense de alquiler de equipos de mudanzas y almacenamiento.

Con remordimiento - jjk (jungkook - BTS) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora