Pasaron al menos tres estaciones desde que habían llegado y el movimiento en el planeta que debían investigar, era mínimo. Analizaron muestras de suelo innumerables veces y observaron las imágenes una y otra vez sin notar la presencia de criaturas visibles, excepto en la montaña porque sus sondas no llegaron nunca tan lejos, y la vegetación se incrementaba a medida que se acercaban a ella y a los árboles que esparcían sus raíces por todo el territorio. Parecía poco probable encontrar vida, incluso alguna de tipo hostil.
Aun así, Lori, la segunda a cargo de la nave, no temía enfrentarse a una situación desfavorable, sino a la asfixia. Quedarse sin oxígeno en mitad de la expedición o que se filtraran gases tóxicos al interior de su traje, la acosaba día y noche.
Recordaba y repasaba los recuerdos de su niñez cuando quedó atrapada en una pequeña capsula, con el mínimo de comida y agua para sobrevivir, mientras su ciudad en llamas era atacada por grupos separatistas. Un mes después, la nave exploradora Nexus la encontró deshidratada y cianótica, cuando ya no quedaba nada del lugar en donde vivía, sin familia y sin un lugar a donde ir. Así es como conoció a Bill Soletti, su hermano adoptivo.
Lori se había dedicado a las labores de laboratorio, siempre con mucho entusiasmo mientras Bill y su padre Ray, exploraban e investigaban diferentes zonas. Le atemorizaba siempre volver a pasar por los traumas que tanto ansiaba olvidar.
Pasaron muchos días antes de convencerse a si misma de descender a la superficie, porque tenían una sola oportunidad de lograrlo si sus trajes fallaban o no soportaban las condiciones del planeta. Era la curiosidad la que ganó por sobre su propio instinto de supervivencia, y sobrepasó el miedo inicial. Pensó que debía superar de una vez esos recuerdos traumáticos y convertirse en una profesional, porque había pasado mucho tiempo teniendo miedo y más que nada sintió que Bill no merecía una compañera tan cobarde.
La noche anterior al descenso intentó dormir, pero las pesadillas volvieron debido a la ansiedad. Vio cada vez que cerraba los ojos, la horrible capsula oscura y seca, y experimentaba similares sensaciones que no la dejaban en paz.
Los días dentro de la nave eran simulados y se regían por el horario de la tierra, con una duración de veinticuatro horas. Allá abajo, en Xenis-6 los días transcurrían en intervalos de 36 horas y las temperaturas variaban dependiendo del día y la noche, a pesar de lo débiles de sus soles. Influían mucho los gases que se encontraban y la cantidad de tormentas que se producían. Se habían preparado muy bien para este día y las condiciones atmosférica serían optimas durante dos días aproximadamente.
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Renacer
Science FictionLuego de aterrizar en un inexplorado planeta, en donde nunca debió haber vida, Bill y Lori enfrentan una misteriosa desaparición que los llevará a encontrarse con un ser olvidado. Acostumbrados a encontrar inteligencia inferior, ahora sentirán en c...