Historias - Agusery (Mery y Agus)

133 1 0
                                    

- Estoy embarazada - dijo Mery, y a Agus se le vino el mundo abajo.

Si bien un hijo siempre es una bendición, en este caso eran las dos peores palabras que podía escuchar Agustín. Peor aún que esas palabras salieran de la boca de Mery.

- ¿No vas a decir nada? - lo apuró ella, viendo el pálido semblante y la expresión vacía de su amado

- No sé qué decir... Vos sabés cómo son las cosas -

- O sea que no te importa... -

- ¡No! ¡Sí que me importa! Pero mi mujer... -

- ¿No te la vas a jugar por nosotros? - se acarició el vientre

- Perdoná Mery... Necesito pensar un poco... Solo... -

Mery comprendió y le abrió la puerta para que se fuera. Ninguno de los dos emitió palabra. Mery se encerró y comenzó a llorar.

"A un cadete acostumbrado a las corridas
La vergüenza ya le pisa los talones
Lamentando el precio de sus confesiones
Va esquivando ejecutivos por Florida"

Agus comenzó a caminar por calle Florida, sin rumbo, y sin prestar demasiada atención al resto de los transeúntes, exitosos empresarios, ni al tráfico en general. Comenzó a pensar que había actuado como un cobarde huyendo de esa forma, y le dio vergüenza.

El problema radicaba en que Mery era sólo su amante. Y para peor, él estaba casado con la hija del dueño de una importante marca de indumentaria. Podía darse una vida de lujos gracias a ellos, pero si le iba con la noticia de que iba a dejarla porque tenía una amante y encima estaba embarazada, todo se le iba a terminar, e iba a ir a parar a la calle.

Pero si pensaba en la pobre de Mery, se sentía un irresponsable, de seguro ella estaba sufriendo, obviamente necesitaba su apoyo, y él no se lo había demostrado. Se volvió sobre sus pasos, sin saber demasiado qué hacer aún, pero al menos para contenerla.

"Mientras cruza sin mirar las avenidas
Se martilla la cabeza sin piedad
Vuelve con los ojos llenos de perdón
Pero es demasiado tarde
Y ella le da un beso de esos
Que humillan a la soledad"

Mery escuchó tres golpes en su puerta y abrió.

- Ah, volviste - dijo con su orgullo herido

- Perdón Mery... Perdoname - la abrazó

Mery notó en sus ojos que realmente estaba arrepentido, y desbordado por la situación, pero ella ya había tomado una desición y no había vuelta atrás.

Mery tomó a Agus del rostro y lo besó.

- Te amo, Mery -

- Y yo a vos... Pero entiendo que ocupo el segundo lugar en tu vida... Y sé que ni mi hijo ni yo vamos a estar nunca en primer lugar... -

- Te voy a pasar plata, Mery - le dijo Agus con lágrimas en los ojos - Pero sabés que a ella no la puedo dejar, me voy a quedar en la calle, y el bebé necesita muchas cosas... -

One-Shots Casi ÁngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora