La Reina Momo - Gasery (Mery y Gas)

131 3 0
                                    

Mery tenía 18 años, y cada noche vendía su cuerpo para poder sobrevivir. No le gustaba hacerlo, pero no tenía otra alternativa. Se había ido de su casa un año antes, totalmente peleada con su madre, no tenía dónde ir y ni siquiera había terminado el secundario.

En el prostíbulo al menos ganaba algunos cuántos pesos, con los que le alcanzaba para alquilarse una piecita y hacer una comida al día. No eran grandes lujos, y era sacrificado, pero Mery pensaba que, en su situación, podía estar mucho peor.

A Mery siempre la presentaban a sus potenciales clientes como "la reina momo", y le habían inventado una historia, como que era extranjera, a veces rusa, a veces polaca, y que no sabía decir ninguna palabra en español. A Mery le resultaba ridícula toda esa fantasía, pero era rentable, y además así evitaba hablar con seres desagradables.

“Ella empezó sonriendo en un bar sin luz
Dicen que lo hizo hasta con el Diablo
Linda desde la cabeza hasta los pies
Y con su carcajada ronca me tentó”

Una noche, a ese bar camuflado, entró Gastón. Le vendieron la misma historia de siempre, y compró. En pocos minutos, estuvieron frente a frente, los dos solos, en una habitación que sólo tenía una cama.

Sos tan linda, lástima que no me entiendas ni una palabra - le dijo Gas y le acarició el rostro

- No te creas la historia, es todo un invento - contestó Mery en un perfecto español

¿Y tan rápido rompés con la fantasía? - dijo Gas, desilusionado

Sólo con vos, porque no parecés igual al resto –

¿En qué sentido? –

Parecés piola, no como esos viejos cogotudos –

Vos también parecés piola –

Perdoná por romperte la fantasía, me gustaría hablarte en ruso o algo de eso, pero no tengo ni idea... 

No importa, sos tan linda que no necesito un incentivo extra –

Mery sonrió provocativamente, y en pocos minutos ya estaban los dos desnudos entregándose el uno al otro sobre la cama. A Gas le hubiera gustado ser bruto, descortés y descargar allí toda su energía, como cada vez que iba a uno de esos lugares, pero con Mery no pudo. Con ella sólo le salió ser suave, era una muñequita frágil y delicada, y Gas pensaba para sus adentros que seguramente ni siquiera era mayor de edad; él, con veintisiete años, no se animaba a ser violento con ese angelito. Pero Mery de angelito tenía poco, y pronto Gas se dio cuenta de la vasta experiencia de ella. Era linda, dulce y lo hacía como los Dioses. O como mil demonios. Gas llegó muy rápido al orgasmo.

¿Y, cumplí con tus expectativas? - dijo Mery mientras se colocaba nuevamente el portaligas

Ufff... Sos brava nena - dijo Gas, aún agitado y acostado sobre la cama - Ya estoy viejo yo... 

Bueno, cuando quieras repetimos - le guiñó el ojo

Voy a volver, ni lo dudes, porque voy a volver - sentenció Gas antes de irse.

One-Shots Casi ÁngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora