La casada - Meryter (Mery y Peter)

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Cuando Peter conoció a Mery, ella estaba casada, pero claro, él no podía saberlo. Estaban en un boliche, donde cada uno puede saber poco de las personas que lo rodean. Él estaba sentado en la barra, ese era su lugar, no le gustaba el baile en sí, iba para acompañar a sus amigos, pero para él su única diversión era tomar, y quizás, si tenía suerte, terminar la noche pernoctando con alguna mujer que cayera ante sus chamuyos baratos.

“Ella ganaba bien como telefonista
Yo laburaba mal y ganaba peor
Yo tenía el primer papel, ella era protagonista
De la historia más triste de todas las de amor”

Cuando la vio a Mery bailando y moviendo sus caderas al compás de la música, supo que esa noche quería terminarla con ella, pero también se dio cuenta que sus tácticas de siempre no iban a funcionar con ella; tenía que ser más suspicaz.

“La fiché desde lejos, moviendo su cintura
Y al ritmo de su cuerpo mi mirada bailó
Se rompían los espejos reflejando su hermosura
Se rompían los esquemas de mi pobre corazón”

Se acercó a ella y le lanzó un piropo más fino y rebuscado de los que solía decir. Mery se dio vuelta a ver quién se había atrevido a hablarle, y se perdió en esos ojos brillosos que la miraban.

Gracias - sólo atinó a responderle, sonrojada - Sos distinto a todos los que vienen acá –

Entonces me merezco algo que los demás no... –

En lugar de ser él quien diera el primer paso, fue ella que se lanzó a sus brazos a darle aquel primer beso con el que comenzó su triste historia de amor. Mery lo besó sin sentido de culpa, ni siquiera se acordó de que en su casa la esperaba su marido. Se perdió en esos besos, en esos ojos, en esos brazos, se dejó llevar por él.

“Dichoso, si es que existe, el dueño de esta perla
De esta obra de arte, de esta boca de miel
Le dije y ahí nomás (a pesar que existía)
Ni papel, ni biromes: Derechito al hotel”

Él, obviamente, ya sabía adónde quería llevársela. Pero distinto a otras veces, no la quería sólo para eso. Quería hacerle el amor esa noche y mil más.

Camino al hotel casi no hablaron, sólo se dijeron los nombres, las edades... Pero no mucho más. Llegaron y consumaron su amor, Peter la cuidó, no fue brusco como hubiera sido con cualquiera, quería que a pesar de esa situación se sintiera amada.

Al terminar, Mery se mostró presurosa por volver. Peter no entendía el porqué de su apuro, pero le ofreció alcanzarla hasta donde ella quisiera. En el auto iban hablando. Mery empezó a contar la verdad.

Mirá Pitt... La verdad es que no sé si va a haber próxima vez... –

¿Por qué? ¿No te gustó? ¿No te sentiste cómoda? –

No es eso... Es que... Yo estoy casada - dijo, con los ojos cerrados

Peter sintió que su corazón se rompía, ¿Por qué se había fijado en ella? ¿Por qué no era capaz de usarla como a todas las demás?

Igual no estamos bien, nos peleamos mucho, no creo que esté mucho tiempo más con él... Por eso empecé a salir, a hacer mi vida... Ya no estoy conforme con la relación, creo que no debí haberme apurado a casarme con él –

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