Capitulo 8

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La nariz de Harry se ensancho cuando él miró a la sirvienta fiel que había sido la favorecida de la noche en el harem por seis meses Yessat. - Qué quieres decir?- él gruñó. – Qué motivo te dio la nueva sirvienta para no comenzar su tareas ahora?-

Typpa tuvo la precaución de mantener su vista baja, un gesto sumiso arraigado en cada sirvienta fiel por las más antiguas apenas fueron capturadas y traídas a sus nuevos amos. -No lo sé, Amo Mío. Mari ha estado un poco difícil de congeniar desde que usted volvió con ella hace tres salidas de luna-.

Harry gruñó. Él podía apostar que ella había estado difícil. Era muy evidente que la puta había sido engendrada por una bestia de barranco. -Quiero que me la traigan sin más tardanza-, él ladró.

-He esperado ya tres salidas de luna para probar sus encantos-. Su mandíbula se puso tensa. –No voy a esperar una cuarta-.

Harry tomó distancia de su cámara de cristal y espejos negros mientras Typpa se despedía para ver realizada su voluntad. Por qué no podía contentarse a sí mismo con su favorecida? Se preguntó amargamente al mirar a Typpa cómo se excitaba, sus pechos desnudos subiendo y bajando con seducción. Por qué insistía en tener a Mari?

Él sabía que se estaba comportando como una criatura. Había ido tan lejos como para hacer puchero de mala cara cuando Mari, no había ido hacia él como se le había ordenado. Él, rey de la luna roja Morak... haciendo puchero.

Mierda!

Harry pasó una mano agitada por su cabello, protestando. Esto era insano.

En la primera salida de luna, él le había asegurado a Mari un respiro cuando ella se alejó, y se dio cuenta que era una cuestión de amabilidad, permitirle a ella una víspera para acomodarse a los nuevos cambios. Él había esperado que ella aceptara su nueva situación, ya que era considerado honorable en los mundos avanzados pagar las propias deudas.

Mari había peleado contra él con las Wani. Las Wani habían perdido. Harry la había capturado.

Era una simple deducción mental que la puta le debía el precio de la batalla que él buscaba. Y lo que él buscaba eran sus servicios en las pieles vesha.

Pero no, él pensó en tono grave, ella también había rechazado su convocatoria en la segunda salida de luna, diciendo que era hora que las mujeres del castillo -trastocaran el paradigma dominante- y formaran una solidaridad de clases. Esta solidaridad, luego él descubrió, incluía tratar de influir a sus otras sirvientas fieles para rechazar el uso de sus cuerpos por parte de él.

Se presentó un tic en su mandíbula. Había pensado que Mari fue engendrada por una bestia de barranco? No, él admitió mientras sus dientes hacían ruido, cuanto más pensaba en el tema más aparente se hacía que la pequeña guerrera era descendiente directa de una bestia heeka. 

Podría haber vuelto a su nido en Koror con cada salida de luna, ya que el resto del palacio ya dormía.

La mano de Harry se convirtió en un puño, y las venas en su brazo se abultaron al recordar lo que Mari le había hecho en la tercera salida de luna, cuando otra vez lo había llamado para ver su bienestar.

No sólo que ella le había dicho que no, sino que le había mandado un raro mensaje con Typpa.

Typpa se había negado a ser la portadora de malas noticias, temió que el enojo del rey llegaría a ella, si es que ella transmitía el mensaje.

Le llevó varios minutos a Harry convencer a Typpa que le diera el mensaje de Mari, durante los cuales le tuvo que recordar que no era su costumbre hacerle daño a una puta. Typpa finalmente se apiadó y, con mucha reserva, le pasó el maldito mensaje de Mari.

Esclavizado (H.S) 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora