Capitulo19

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Mientras tanto, en la luna verde de Ti Q ́won...

-Por favor papá... basta!-

Dari lloraba de dolor y humillación mientras la mano de su padre comenzaba a pegarle otra vez sobre su trasero desnudo. Le estaba dando palizas en la gran sala para que toda la familia mirara, incluso su pequeña hermana Hera. Inclinada sobre su rodilla, no podía hacer nada más que esperar que su castigo terminara.

Jana y Kara se miraron con recelo, ambas sintiéndose culpables.

-Dak por favor-, Geris dijo preocupada al acercarse, -creo que aprendió la lección-.

Oh, Dari pensó, sin lugar a dudas había aprendido la lección. Ella había aprendido a confiar en su padre tanto como confiaba en su prometido. Eran los dos iguales, estaban cortados por la misma tijera. A ninguno le importaba sus sentimientos, ambos lo único que querían era su obediencia y la alianza política que la futura unión forjaría.

- Pasó vergüenza y me la hizo pasar a mí!- Dak gritó, su mano haciendo ruido sobre el trasero de Dari otra vez. - Qué piensas que va a decir Gio cuando sepa de este episodio? Y no pienses ni por un instante, mujer, que Death no se sentirá en la obligación de informarle!-

Geris se estremeció cuando Dari se puso a llorar otra vez. –Death se sintió halagado-, ella gritó retorciendo sus manos. -Dak por favor detente. Nunca te he visto así!- Ella respiró como temblando. -Me estás asustando-

Dak apretó su mandíbula. -Quizás nunca me has visto así porque nunca me he sentido así-, él gritó. Le dio un manotazo otra vez en su parte trasera, resultando en más lágrimas y súplicas de Dari.

Los ojos de Kara se angostaron ante Dar ya que él, fue el maldito guerrero, que se había sentido en la obligación de confesar las acciones de Dari a su padre. El Gran Señor Death había sido desconcertado por la atención de la princesa, aún halagado, entonces ella realmente no entendía por qué tanto lío. No se había hecho ningún daño a nadie.

De acuerdo a Dar, él había evitado la mirada de Kara, sintiéndose algo incómodo. También era claro que él no esperaba que el padre se enojara tanto.

- Dak por favor!- Geris chilló, llorando un poquito ella también. - De verdad me estás asustando!-

Al parecer, al darse cuenta de que su esposa estaba seria, Dak inmediatamente dejó de dar palizas a su hija en público. Levantó el extremo de la kazi de Dari de su cintura de manera de volver a cubrir su trasero y la dejó levantarse de su rodilla.

Al momento de ser liberada, Dari voló de la gran sala con lágrimas, corriendo a toda velocidad hacia su cuarto tan rápido como la podían conducir sus pies.

Kara y Jana intercambiaron nuevamente una mirada de culpa. Dar giró nervioso su pie. Geris se mordió su labio inferior.

Fue la pequeña Hera quien dio voz a lo que todos estaban pensando. Sacando el pulgar de su boca, dijo a su padre antes de alejarse caminando, -Por las arenas, papá, hoy te has convertido en una bestia de barranco-.

- Cómo te sientes?- Kara preguntó gentilmente. Se sentó junto a Dari en su cama y comenzó a arreglar las micro-trenzas detrás de su oreja. - Estás bien?-

Jana se paró junto a la cama elevada mordisqueando su labio inferior. Se sentía siniestramente culpable. -Lo lamento hermana. Como hermana mayor nunca te debería...-

-No-, Dari dijo en una voz monótona, mirando sin pestañear al espacio. -Fue mi decisión y no me arrepiento-.

Los ojos de Kara se agrandaron. - No?-

-No-. Dari estuvo sin hablar por un prolongado silencio, haciendo que Jana y Kara se intercambiaran miradas de preocupación. Finalmente, luego de largos momentos, Dari habló, su voz carente de toda emoción. -Lo odio-, ella dijo bajito.

- A papá?- Jana preguntó con ansiedad.

-Yo también lo odio-, Dari dijo, deseando fuera verdad.

Kara respiró hondo. Sabía que el enojo de Dari hacia su padre pasaría, entonces lo dejó pasar. - Hablas de Gio?-

-Sí-. Dari se apoyó en sus codos y colocó su mentón en sus manos. -No hubiese sido necesario avergonzar a papá, ni planear escapar de mi propio hogar si él, no hubiese insistido en su deseo de reclamarme contra mi voluntad-.

Kara suspiró mientras acariciaba su espalda, sabiendo con precisión como se sentía su prima.

La mirada de Jana iba de su hermana a su prima. -Espero que ustedes dos se den cuenta de las consecuencias de su escapada, si es que es de verdad afortunada-. Kara y Dari giraron sus cabezas para mirarla.

Jana sonrió con tristeza. -No volveremos a ver a nuestras familias-, dijo ella suavemente. Pensó en su mani y papá, en sus hermanas, incluso el maldito Dar, y suprimió la necesidad de llorar. –No podemos volver... nunca-.

Las tres chicas se quedaron quietas por un momento mientras cada una pensaba en las familias que estarían dejando. Pero al final todas coincidieron en que era mejor dejarlos y extrañarlos que quedarse sólo para que sus padres las pudieran entregar a caudillos no elegidos por ellas. De todos modos serían quitadas de su hogar rápidamente.

-Está confirmado entonces-, Jana anunció, aunque algo triste. -Las tres volaremos juntas adonde elijamos como nuestros propios destinos-.

Kara y Dari asintieron. -Es una promesa-, ellas susurraron a la vez.

El silencio se apoderó otra vez de la cámara hasta que Dari lo rompió. - La búsqueda de hoy fue exitosa?- preguntó. - O mi castigo fue en vano?-

-No-, Kara le aseguró. -De seguro que fue un éxito-.

Dari la miró como buscando detalles. Fue Jana, sin embargo, la que los dio.

-Tuvimos mucho más éxito del que esperábamos-, dijo con los ojos agrandados. Jana corrió un largo mechón dorado hacia su hombro. -Ni Kara ni yo teníamos idea de que una qi'kas real pudiera valer tanta plata-.

Kara respiró hondo. -Diez mil créditos por cada una-, ella murmuró. -Todavía no puedo creerlo-.

Dari quedó boquiabierta. -Seguro bromeas-.

-No-. Jana sacudió la cabeza. -Tenemos la plata para irnos-.

Dari asintió. -Entonces todo lo que tenemos que hacer es pensar en cómo escapar-.

Kara le apretó la mano. -Sí,- murmuró.

Esclavizado (H.S) 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora