Capitulo 21

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-Te amo nee ́ka. Te amo con todo mi corazón-.

Dolor. Tanto dolor. Marty trataba de devolver la voz, pero dolía tanto. Amaba esa voz, necesitaba esa voz, pero el dolor de alcanzarla la hacía llorar.

-Vuelve a mí, pequeña-.

Ella quería volver. Le dolía volver. Trató otra vez pero... el dolor. El dolor era insoportable.

Marty se alejaba de la voz. Le pareció que cuanto más lejos se iba de la voz, menos dolor sentía.

Tan tranquila. Tan indolora y tranquila.

Marty se alejaba más y más hasta que el dolor finalmente se fue. Cuando se alejó lo suficiente ella pudo ver otra vez. Oro brillante. Mucho oro. Una entrada.

Q'i Liko Aki Jiq. La que nace de la Diosa.

Marty pasó la entrada y flotó adentro.

Sacerdotisas desnudas. Cánticos. Querían mantenerla, mantenerla fuera de la paz, mantenerla fuera del Rah.

No.

Marty continuó flotando hacia ellos. Sólo tenía que derribar la pared de su energía y la bella paz sería de ella. Tan cerca. Sólo un poco más....

Pero ellos la sintieron, maldición. Había tratado de mantenerse quieta, pero de todos modos sintieron su presencia.

Las sacerdotisas se asustaron aún más y la llamaron, lo más fuerte posible dentro de su clase. Y luego ella estaba allí. La mortal más fuerte en vida. Desnuda y cantando. Trataban de que Marty no pasara su energía para derribar al Rah.

La poderosa estaba transpirando. Estaba dolorida. Ella cerró sus ojos y Marty supo que ella la tenía. Ella era fuerte, sí, pero la necesidad de Marty de no sentir dolor era más fuerte.

Marty flotó hacia la energía del poderoso y comenzó a atacarla. La Jefa Sacerdotisa lloró pero se mantuvo fuerte. Ella no sería fácil pero Marty sabía que su voluntad era más fuerte.

Marty retrocedió y luego atacó la fuerza completa del campo místico. El poderoso gritó de pánico, tambaleando un poco. En ese momento Marty supo que la energía de la Jefa Sacerdotisa se estaba acabando.

Reunió toda la fuerza a la vez, todo su mito y se preparó para derribar la energía del poderoso de una vez para siempre con una última táctica de maniobra. Pero...

-Por favor Nee'ka. Te amo. Zy'an te ama. Te necesitamos-.

La voz. La voz estaba dolorida. La voz miraba su cuerpo anterior y sabía que ella estaba yendo con el Rah.

Quería que la voz la detuviera. Sí! Sí! Necesitaba la voz. Necesitaba la voz más que nada. Comenzó a alejarse hacia...

Dolor agudo. Dolor astillante. Agonía.

Marty se alejó de la voz, se alejó del dolor y se propuso derribar al Rah. Se enfrentó con el poderoso una vez más, dispuesta a pasar las barricadas.

La voz le había dado al poderoso un tiempo para reagruparse, pero su energía todavía estaba agotada. Marty se aprestó a caer sobre su presa, dispuesta a derriba al Rah de una vez y para siempre. Comenzó a alejarse del Rah a toda velocidad. Ella lo derrotaría. Ella...

El poderoso gritaba mientras ella usaba toda su energía para tirar una última barricada. Una ensoñación. Había levantado una ensoñación sin permitir a ninguno del reino de la diosa derribar al Rah y pasar a este lado.

Por primera vez, Marty sintió miedo. La ensoñación se abrió para revelar una mujer de cabello dorado y ojos celestes brillantes, una mujer cuya voluntad era más fuerte que la suya.

Jana. La madre de la voz.

La mujer dorada se paró delante de Rah, desafiando con insolencia a Marty a atreverse a cruzarla para derrocarlo. Marty aceptó el guante que ella le arrojó y lo hizo volar a toda velocidad.

El impacto de pegarle hizo que Marty se tambaleara hacia atrás, un agudo dolor astillándose en ella. Ella gritó, por primera vez sintiendo su propia voz.

La centinela era aún más poderosa que la que la había dejado pasar de este lado. Pero Marty trató otra vez, arrojándole todo lo que tenía, dispuesta a ganar y derrocar a Rah. El siguiente impacto la hizo gritar otra vez.

Dolor, aún peor que el dolor que le llevó para alcanzar la voz.

-Te amo, nee ́ka-

La voz la llamaba otra vez.

Marty voló de la centinela, de vuelta a la voz. La voz la protegería. La voz nunca la dejaría sentir dolor otra vez. Ella sólo tenía que derribar la barrera que la separaba de la voz y la voz haría que el dolor se fuera.

Marty gritó al volar a máxima velocidad hacia la barrera mortal, dispuesta a romperla de una vez y para siempre. Si sólo ella pudiera alcanzar la voz. Otro ataque más y ella derribaría...

Marty dio un grito ahogado, gritó cuando re entraba en su cuerpo.

Fue doloroso, tan doloroso, pero ella supo que lo había logrado.

Con orgullo, Jana giró y re ingresó en la ensoñación, desapareciendo mientras derribaba al Rah.

Esclavizado (H.S) 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora