Capitulo 3

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Pueblo de Wani, Sector Lejano del Planeta Tron

Marty se despertó lentamente, sus ojos parpadearon unas veces en rápida sucesión a medida que se ajustaban a la luz azulina del cuarto en el que estaba. Una atractiva mujer de cabello negro que parecía de no más de veinticinco estaba sobre ella, sonriéndole desde una cama vecina.

Marty pestañeó rápidamente unas veces más, los pestañeos se hacían menos y menos frecuentes a medida que sus ojos se adaptaban a la luz azul y le daba una buena primer mirada a la castaña. Sus ojos grises se ensancharon mientras quedaba boquiabierta y miraba sin pestañear a la mujer de siete pies de alto amenazándola, una mujer de siete pies con ojos rosa-neón.

Mierda!

Marty tragó bruscamente cuando sus ojos avistaron a la castaña. Si ella hubiese pensado que las plantas predadoras azules eran los especimenes más aterradores en existencia, ese comentario hubiese sido claro antes de que le echase un vistazo a la gruesa mujer que estaba delante.

La castaña no era sólo alta, también era extremadamente musculosa. Su cuerpo era firme y poderoso, sus músculos se combinaban en una perfección de acero. Pero sus curvas eran suaves y femeninas, prueba positiva que más allá de su bello rostro era en todo sentido una mujer.

La ropa de la castaña, si uno podía llamarla así, era rara, por decir algo. Consistía de sólo un corpiño como de cuero y como de tiras de caballo de cuero negro, ambos habían sido cortados estratégicamente en correas de cuero como para que las partes privadas de la mujer estuvieran completamente expuestas. Además de eso la mujer sólo llevaba un aro azul brillante en su pezón izquierdo, un diminuto aro azul en el ombligo que tintineaba muy suavemente cuando ella se movía y un par de botas de combate como de cuero negro que le llegaban hasta la mitad de los muslos.

Sus ojos se entrecerraron. De verdad habría inhalado mucha marihuana.

- Gjykka tipa frek?-

La mirada de Marty avistó con cautela por vez primera. Su lengua se movía rápido para mojar de repente los labios secos. No solo que las palabras de la extraña no eran en su idioma sino que también habían sido dichas con la voz más profunda y masculina que ella había oído en su vida.

Bueno, pensó denodadamente, la pesada castaña no era para nada una manifestante de los derechos de las mujeres estadounidenses. Si lo era, ella decidió en un repentino remordimiento de camaradería, los manifestantes hubieran ganado la Batalla de los Sexos sólo por usar aquí a Atila la Cazadora como su arma. Una mirada y la oposición se hubiese ido corriendo para las colinas. -

Mm...eh?-

La gigante mujer ladeó su cabeza para observar a Marty. Repitió la pregunta lo suficientemente y masculinamente fuerte como para despertar a los muertos. - Gjykka tipa frek?-

Marty se estremeció. Sin saber qué hacer o decir, lentamente encogió los hombros para dar lugar tanto como pudiera a la mirada de la castaña de los ojos rosa-neón.

Rosa-neón? Arrg!

-No sé lo que estás diciendo- dijo de forma lenta y entendible. Su mirada se dirigió hacia abajo y notó por vez primera que su cabello rubio miel había en efecto crecido hasta la cola. Nunca había ni soñado con eso después de todo.

Cansada, Marty llevó una mano a su frente y suspiró. Fuera lo que fuera que estuviera sucediendo era un misterio encarnado. Su cabello rubio miel había crecido hasta la cola, había envejecido diez años en un minuto, había sido atacada por plantas asesinas azul neón, sólo para despertar y encontrar que había sido rescatada por una mujer casi desnuda de siete pies con ojos rosa-neón que podría comer de una sola vez a cualquier hombre de carne sangrienta que Marty haya visto.

Esclavizado (H.S) 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora