-Ya está casi afuera, Poderoso-.
Desde adentro de la cámara simple ubicada dentro del transporte de alta velocidad del Rey de Morak, Ora se sentó detrás de Marty y acomodó su cuerpo flácido e inconsciente. -Apenas puedo creerlo-, ella suspiró con un tono triste, -pero está funcionando de verdad-.
Harry no podía responder, ya que cada célula de su ser estaba fijada en el vientre de su Compañera Sagrada. No sabía que era posible tampoco, pero nunca había conocido un guerrero en toda su vida que haya necesitado hipnotizar su hijo del vientre de su madre.
Fue doloroso, muy doloroso. Su cuerpo entero estaba mojado de transpiración, su rostro húmedo de lágrimas. Pero él estaba decidido. Su hijo iba a sobrevivir y Jek iba a navegar el transporte a Ciudad Arena y Ari antes de que la muerte cayera sobre su amada nee'ka.
Harry podía sentir el terror de la pequeña criatura, como si el niño nonato supiera que las cosas no estaban como deberían estar. El pequeño temía no sólo dejar el único hogar que había conocido hasta entonces, también su marca genética le decía que su madre no estaba pujando y por lo tanto todavía no era hora de entrar en su reino. Pero una fuerza mayor continuaba haciendo fuerza...
Harry apretó sus dientes mientras él continuaba intentando que el niño saliera de su nido.
Hipnotizar y pedir por telequinesia no era algo fácil y rápidamente le estaba quitando toda su fuerza. Pero ya estaba casi allí, sólo un poquito más...
- Está saliendo!- Ora exclamó.
Por favor Aparna, Harry oró en silencio. Por favor...
- Un poquito más!-
Harry apretó su mandíbula. Él puede hacer esto. Sí, él puede hacer esto.
-Casi,- Ora dijo excitada, lo que extrañamente le dio a Harry más fuerza. -Unos Nuba-segundos más-.
La mirada de Harry brilló y a la vez se achicó al concentrarse tan atentamente que sintió como si su cabeza se fuera a partir en dos del esfuerzo. Vamos, pequeña, él la convencía. Ven con papá...
- Está aquí!-
Exhausto, Harry halló fuerza suficiente para reír y llorar cuando la bolsa pani se deslizó en sus manos. Podía sentirla latiendo, sabía que la bolsa estaba viva y sin daño alguno. Su mirada se dirigió a Ora quien estaba sonriendo de oreja a oreja.
- Tú lo hiciste!- ella sonrió, y con sus manos aplaudiendo. -Mari estará totalmente orgullosa de ti cuando despierte y sepa que tú lo hiciste-.
La sonrisa de Harry flaqueó cuando miró a su Compañera Sagrada, su todavía muy rígida y pálida Compañera Sagrada. - Cómo está?- él dijo con voz áspera.
-Está resistiendo-, Ora le dijo algo inclinada sobre la cabeza de ella. -Es muy fuerte y está resistiendo-.
Harry asintió lentamente, agradecido a Ora por la ayuda física y moral que les estaba dando. Les había dado una gran ayuda estas últimas horas y por esa razón él vería de que a ella nunca le faltara nada. -Tú tienes mis gracias-, le dijo quietamente, su energía casi agotada.
Ora le hizo una seña como de no digas eso. -Mari es mi mejor amiga. No podía hacer otra cosa-.
Ella movió su cabeza y sonrió al mirar hacia la bolsa pani que él estaba sosteniendo. – Cómo llamarás al niño?-
Él sonrió, usando una mano para secar la transpiración de su frente. -No sé todavía-.
Pero una hora después el período de incubación había terminado y una diminuta, batalladora, pequeña guerrera emergió, Harry supo con exactitud como la nombraría -Zy'an- él murmuró, mientras acariciaba la mata de pelo negro sobre su cabeza. -Te nombro Zy'an-.
Ora pestañeó con lágrimas en sus ojos. Ella sabía tan bien como Harry lo que las palabras Zy'an significaban en la antigua lengua. Y cuando miró el semblante de la nueva niña engendrada mujer, tuvo la rarísima premonición de que ella había sido testigo del nacimiento de una mujer que sería una mujer muy importante para su gente.
Zy'an.
La que trae esperanza.
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Esclavizado (H.S) 3
FantasyEl siguiente material incluye contenido sexual gráfico para lectores adultos. Esta historia ha sido calificada como una obra de contenido E por un mínimo de tres críticos independientes. Las escenas de amor sensuales son explícitas y no dejan nada l...