Capitulo 28

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-Estoy tan contenta que ella se me apareció cuando yo estaba muriendo, entonces tú sabes que ella todavía está observándote-. Marty suspiró. -Oh Harry, lo siento tanto-.

Ella pasó una mano sobre la fuerte línea de su quijada, luego de que él, terminara de contarle acerca del día que había perdido su madre en Tron. Ella cerró sus ojos brevemente y respiró hondo. -Tu coraje me sorprende. No creo que yo pueda ser tan fuerte-.

Harry la miró como si se hubiese vuelto loca. -Seguro bromeas, Mari-. -Nunca he conocido un humanoide más fuerte o elástico que tú-.

Él sonrió mientras la miraba, nunca se le había ocurrido que era posible estar así de contento.

Estaban solos en el apartamento que tenían en el Palacio de las Dunas, los dos en ignorancia del tumulto que estaba pasando abajo, su nee'ka se estaba acurrucando sobre él en su falda, mientras ella le daba el pecho a la pequeña Zy'an.

Marty sonrió. -Debo decir, Poderoso, que el cortejo de la pequeña está progresando a pasos agigantados. Vas a tener que agregar un apéndice a ese manual tuyo. Los piropos te llevarán a cualquier lado, tú sabes-.

Él gruñó. -Quizás deba agregar un capítulo que trate específicamente como domar heeka-beasts.

Es un arte que no se cultiva fácilmente-.

Ella sonrió entre dientes mientras suavemente soltó a Zy'an de sus pechos, y entregó su hija al cortejante de la pequeña para que eructara. -Dudo que los guerreros que lean el manual marchen a Koror en búsqueda de una novia-.

Harry alzó a Zy'an en su hombro y gentilmente acarició su espalda. -Debería-, dijo él suavemente mientras su mirada hallaba la de Marty. -Yo hubiera enfrentado cada predador en Tryston y el más allá para traerte de vuelta conmigo-.

Su corazón se derretía como siempre lo hacía cuando el Rey serio y brusco le dijo cosas tan dulces. En especial, porque ella sabía, que él lo decía de verdad. Ella podía sentir sus corazones latiendo rápido, sabía que él quería contenerla tan cerca como un hombre podía contener a una mujer, porque su necesidad de estar con ella era siempre tan arrolladora.

-Dime que me amas-, Harry murmuró.

Marty sonrió. Él necesitaba las palabras de amor. Ella podía decirlas miles de veces por día, y él le preguntaría con esa forma suya tan arrogante si podía repetirlas.

Ella se estiró y besó sus labios. -Te amo, Harry-. -Te amo con todo mi corazón-.

Él sonrió. -Y yo te amo con mis dos corazones-.

-Cerdo-, ella lo embromó.

-Heeka-beast-, él le devolvió la broma.

Ellos rieron entre dientes hasta que sus labios se unieron en un beso.

Esclavizado (H.S) 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora