Una vez más, me disculpo por la tardanza.
Tema musical del capítulo: "Intro Ariel" - The Little Mermaid: The Legacy Collection Soundtrack
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Nadó de un lado a otro inquieto, tratando de distraerse con otros pensamientos, pero de una u otra manera su mirada siempre terminaba en la superficie, donde se filtraban los rayos del sol. Cruzó las aletas para que la muchacha hubiese desistido de su nueva excursión, pero sabía que eso no pasaría: era terca y aventurera, motivos por los cuales pasaban más tiempo metidos en problemas que disfrutar de otras actividades, pero así era como la había conocido y así siempre la apreciaría, al igual que como ella lo apreciaba a él. Siempre sería su mejor amiga, aunque tuviese gustos excéntricos que, a su vez, también le intrigaban hasta cierto punto.
Las cortinas hechas de algas se abrieron, y una bella adolescente de cabello rojo se asomó por el balcón; al ver al pececillo que la estaba esperando, sonrió abiertamente.
—¡Flounder! ¿Listo para la aventura? — con gracia y agilidad la princesa se desplazó al exterior de su habitación, quedando cara a cara frente a su amigo.
—¡Sí, Ariel! — no sonaba muy convencido, pero mantuvo la promesa de acompañarla, como siempre solía hacerlo, —¿A dónde quieres ir?
—Más allá de los arrecifes, ¡Vamos! ¡No hay tiempo que perder! — guiñándole el ojo a su pequeño amigo, Ariel comenzó a nadar en dirección de las afueras de Atlántica, reino del océano Atlántico y de los Siete Mares, su vientre cosquilleando de la emoción por la aventura que le deparaba, preguntándose que cosas nuevas hallaría esta vez.
Estas excursiones se habían vuelto rutina para ella desde los nueve años, edad en la que encontró un barco hundido cerca de un cementerio de ballenas; su primer contacto con el mundo humano tras la muerte de su madre cuatro años antes de aquel evento. Lo recordaba tal y como hubiese sido ayer: el misterio que rodeaba aquella estructura despedazada, su olor a madera húmeda y el contenido que almacenaba por dentro despertaron tanto su temor como su curiosidad, después de todo, había crecido bajo las enseñanzas de su padre de que los humanos eran peligrosos, por culpa de ellos su madre había muerto y no había que acercárseles. Sin embargo, la pequeña princesa se armó de valor y decidió introducirse en la nave caída solo para encontrar cosas que jamás en su vida había visto: Monedas doradas, diamantes únicos, esas telas que usaban para cubrirse... ¿Vestidos se llamaban? ¿O eran "Vistidos"? No recordaba el nombre exacto, pero eran hermosos, de distintos colores. En un comienzo, la princesa no estaba segura si quería saber más de los humanos, después de todo, mamá había muerto por culpa de ellos, ¿No era así? Ella no estuvo ahí para presenciarlo, pero papá tampoco mentiría. Pero, por otro lado, ¿Por qué mamá siempre hablaba maravillas sobre el mundo de allá arriba? ¿Por qué usualmente volvía sana y salva de la superficie, antes del incidente que le arrebató la vida? Quizás eran memorias difusas, puesto que Ariel no tenía muchos recuerdos de su madre, pero permanecían impresos en su mente como si hubiesen sido ayer. Era contradicción tras contradicción, mas, eso solo gatilló su convicción de descubrir la verdad sobre los humanos por sí misma. Ariel estaba segura de que era el destino, y que la fascinación que alguna vez su madre tuvo por la superficie ahora renacía en ella.
«Si la antigua ley estuviese vigente, este año hubiese sido mi turno de ir a la superficie», reflexionó un poco frustrada. Tras la muerte de su madre a causa de unos piratas, su padre abolió la tradición que permitía a sirenas y tritones ascender a la superficie por primera vez a los dieciséis años como rito de pasaje, de modo que ninguna de sus hermanas subió a la costa; era comprensible que su padre pensase así, mas, sin embargo, desde el momento en que ella comenzó a hacerle preguntas y manifestarle su opinión de que no todos los humanos debían ser malos, él siempre terminaba explotando y terminando la conversación abruptamente, lo que hizo que Ariel decidiese ocultarle información y descubrir la verdad por sí misma - al punto que en una ocasión, temió volver a casa cuando un brazalete humano quedó atascado en su muñeca. Fue así que se asomó fuera del agua en incontables ocasiones desde niña, después de todo, si papá había anulado cualquier reglamento acerca de subir a la superficie, entonces ella tampoco debía esperar hasta sus dieciséis años para ir arriba. Gracias a eso que conoció a quién ahora era su profesor en materias humanas: Scuttle, una gaviota simpática y algo gritona de la cual no tardó en hacerse amiga, y quién la instruía en todas sus dudas sobre objetos y costumbres humanas.
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Entre el cielo y el mar [JimxAriel]
Adventure¿Qué pasaría si un muchacho del espacio y una muchacha del océano se conocieran? Producto de un pequeño error, la tripulación del RLS Legacy queda atrapada en una isla desierta ubicada en un planeta desconocido, por lo que deberán trabajar en equipo...