PRÓLOGO

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Tema musical del capítulo: "Main Titles" - The Little Mermaid Original Soundtrack.

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Traspasando las profundidades, el azul se hacía cada vez más oscuro y la densidad aumentaba, solo el blanco de la arena ponía tope a lo que parecía el abismo sin fondo que era el océano. Un pequeño pececillo siguió desplazándose por los corales y las algas que adornaban el ambiente con sus brillantes colores, pasando por entremedio de gigantescas rocas de entre las cuales se podía divisar una inmensa estructura dorada: se trataba del Palacio de los Corales, centro del poder del reino de Atlántica y hogar del Rey Tritón y su familia.

Habiendo desposado a la princesa de otro reino acuático, la hermosa Athena a quién amaba con todo su corazón, el Rey, fuerte y robusto, tenía siete pequeñas hijas, cada una con un año de diferencia. Desde la mayor a la menor, tenían un encanto único que las diferenciaba y al mismo tiempo las unía, siendo el mayor tesoro de sus padres; las niñas eran cuidadas por su abuela, la antigua reina Atlanta, mientras sus padres atendían materias de gobierno, y esta siempre las llenaba de juegos y relatos tradicionales del mar, como la historia del origen de Atlántica y su antepasado el dios Poseidón. Las princesitas disfrutaban cada una de aquellas historias, pero no era hasta una vez caída la noche y llegaba el turno de la reina Athena, que las niñas quedaban quietas como estatuas para escuchar atentamente a la narración de su madre, quién les hablaba de su vida en el otro reino, de las cosas que había más allá del mar que conocían, y del mundo de la superficie.

Esta última parte no intrigaba tanto a las princesas como a la menor, la única que había heredado el cabello rojo de su padre y la curiosidad de su madre. Apoyando su rostro regordete en sus manitas, escuchaba y pedía más historias sobre los humanos y el mundo que habitaban, entusiasmada y deseosa por verlo ella misma y conocer más allá de su hogar bajo el mar. Siempre le preguntaba a la reina sobre los paisajes, las aldeas, las personas, los animales y plantas que existían en la superficie, imaginando como debían ser el aroma de las flores terrestres y las aves, extraños animales que flotaban en el aire.

—¡Quiero ir a la superficie contigo mamá! — se pronunció una noche cuando la reina acabó su relato, —¡Quiero ver los barcos y conocer a tus amigos humanos! ¡Y ver las gaviotas también!

 —Ya podrás ir, algún día, — sonrió Athena mientras acariciaba la cabecita de su hija más pequeña,  —Cuando cumplas dieciséis años subirás a la superficie como dicta nuestra tradición, y podrás ver todo lo que deseas, ¡E incluso más!

—Pero falta mucho para eso, — la pequeña hizo un puchero y sacudió su cola de pez,  — ¡Yo quiero ir ahora!

—Vamos Ariel, no seas impaciente, — una de sus hermanas, de cabello rubio platino atado en una cola alta, la regañó, —¡Ya dijo mamá que podrás cuando tengas dieciséis!

—Tendrás que esperar doce años, apenas tienes cuatro, — la mayor de todas, de cabello castaño como el de su madre, respaldó al argumento de su otra hermana.

 —No es justo, — Ariel se cruzó de brazos y mantuvo el puchero en su rostro, —¡Tú serás la primera en ir, Aquata!

 —Vamos niñas, no peleen, — Athena detuvo la discusión entre sus hijas, —Todas podrán ir cuando llegue su turno, ¡Y cuando lo hagan, tendremos más historias que contar!

La respuesta no apaciguó por completo a la hija más pequeña, pero la dulce voz de su madre y una suave caricia en su mejilla logró hacerla sonreír e ir a la cama con el resto de sus hermanas. Tras darles las buenas noches, la reina dejó la habitación de sus hijas para dormir junto a su esposo; mas, poco sabía ella, que una media hora más tarde, y sin que nadie la viese, Ariel se asomaría por el balcón de su cuarto, mirando hacia arriba donde se podía divisar la luna en lo alto del cielo, filtrando parte de su luz al océano oscurecido. A diferencia de otras ocasiones, no pasó ningún barco, dejando que la princesita pudiese contemplar el astro nocturno desde las profundidades del mar.

Algún día vería la luna y las estrellas en toda su plenitud.

 —Ya quiero que sea mi turno...

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N/A: Dos cositas. Una, en la película original, Aquata era la mayor de todas las hermanas, no Attina como puso Los comienzos de Ariel. Segundo, sí, cambié el color de cabello de la madre de Ariel de pelirroja a castaña porque si no, no comprendería porque Ariel es la única con pelo rojo de sus hermanas xD, además, en un bosquejo original, leí que la reina iba a tener pelo castaño, así que me fui por esa versión.

Entre el cielo y el mar [JimxAriel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora